O Son do Camiño (sábado 30): My name is Lenny Kravitz and I love you
El sábado ponía el cierre a la primera edición del festival O Son do Camiño con unos cuantos conciertos interesantes, entre ellos Lenny Kravitz, Mando Diao, León Benavente o Martin Garrix. No en vano, el sábado fue el día para el que antes se agotaron las entradas.
Amenazaba lluvia y llovió durante las primeras horas del festival. Novedades Carminha salieron a tocar con el público bajo la lluvia recordándonos aquello de «se chove que chova!». Los gallegos jugaban en casa y con una audiencia totalmente entregada, que no dejó de bailar canciones como «Fiesta Tropical», «Juventud Infinita», «De Vuelta de Todo» o «Capricho de Santiago», tema ineludible dada la localización del festival. Al igual que Triángulo de Amor Bizarro, volvieron a demostrar que a las bandas gallegas no les quedaba grande el escenario que también pisaron The Killers o Lenny Kravitz.
Habelas hailas. Es lo que se solemos decir sobre las meigas (o brujas) en Galicia. Y a juzgar por lo que pasó en el concierto de Morgan, Carolina de Juan debe ser una de las buenas. Porque mientras Morgan tocaban acabó por salir el sol entre las nubes, en un día en el que cayeron sobre Galicia 6000 rayos y se inundaron ciudades como A Coruña. Pura magia. Desde el minuto uno, hubo química con el público, una circunstancia que al principio les dejó muy sorprendidos. La gente se sabía las canciones, las cantaba, las vivía. No cabe duda de que «Air» (2018), el segundo álbum de la banda, les ha llevado un paso más allá y les ha dado conocer a un mayor público. No tenían tanto tiempo como otras bandas, pero vaya si lo aprovecharon. Temas como «Planet Earth», «Another Road (Gettin’ Ready)», «Home» o esa joya que es «Sargento de Hierro», que llegó a emocionarnos en directo, demuestran porque la popularidad de la banda va en aumento.
El público estaba entusiasmado y, por supuesto, la banda también. Nina (como se hace llamar Carolina de Juan) puso el cierre con una sentida interpretación de «Marry You». Pocas veces surge una química así entre un artista y su público. No se puede planear, y en ello reside su magia. El concierto de Morgan en O Son do Camiño quedará para la memoria de los presentes como uno de los más especiales del festival, demostrando que el soul y la música de raíces norteamericanas también tiene cabida y una gran acogida en los festivales.
Los suecos Mando Diao se subieron al Escenario Estrella Galicia con la seguridad que les daba haber llenado la Sala Capitol en la misma ciudad apenas unos meses atrás. Björn Dixgard, con una cinta en el pelo, no dejó de dirigirse al multitudinario público en todo momento, animándolos a cantar y a saltar. Desplegaron una breve colección de éxitos en la que no faltaron «Down in the Past», «Gloria» o «Shake», tras la que se fueron del escenario para volver poco después para el «bis». Algo un pelín absurdo en un festival en el que todos los conciertos tienen el tiempo pactado y sólo los cabezas de cartel pueden permitirse el lujo de hacer bises. Ese «bis», por tanto, era una forma de escenificar un tramo final con «Long Before Rock ‘n’ Roll» y la archiconocida «Dance with Somebody», con la que se dieron el gustazo de hacer saltar a las miles de personas presentes en el concierto.
León Benavente se han vuelto a consagrar con su segundo álbum, «2» (2016), y no hay duda de que el público los adora. La fuerza de la música y las letras de la banda cobra una nueva dimensión sobre el escenario, donde cada concierto suyo se convierte en una explosión de rock sin concesiones. Abraham Boba estaba pletórico, saltando y bailando y sin dejar de moverse prácticamente todo el rato. 10 canciones como 10 soles en las que no faltó un solo hit, desde «Tipo D» a «Ánimo, Valiente», pasando por «California», «La Vida Errando», «Habitación 615» o ese himno que ya es «Gloria», acertada reflexión sobre la sociedad española. El suyo fue otro de los conciertos memorables de esta primera edición del festival, un directo que acabó con Abraham Boba dándose, literalmente, un baño de masas, ya que acabó haciendo crowdsurfing entre las primeras filas. León Benavente tienen uno de los mejores directos de este país y lo volvieron a demostrar. Nada que envidiar a cualquier estrella internacional.
La gran estrella del sábado, Lenny Kravitz, apareció subido a una plataforma mientras tocaba los primeros acuerdos de «Fly Away» ante la ovación del público. Lenny Kravitz y su excelente banda demostraron que la veteranía es un grado y que con más de 30 años de carrera, Kravitz es ya historia de la música. «Dig In» o «American Woman» (versión de una canción original de The Guess Who) fueron metiendo a los presentes en el concierto, con un Kravitz buscando la simpatía del público constantemente. Una puesta en escena sin artificios que con pocos elementos lograba mucho, con gestos como el de Kravitz abandonando el escenario mientras tocaba y volviendo a él seguido de la sección de viento de su banda.
Puro rock y vitalidad de una gira, «Raise Vibration», que ha arrancado meses antes de la propia publicación del disco, que verá la luz en septiembre y del que pudimos escuchar «Low».
Desde «It Ain’t Over ‘Til It’s Over», Kravitz y sus músicos hicieron un repaso a su trayectoria que incluyó «Always On the Run», «I Belong to You», «Believe», «Where Are We Runnin'» o «Again». Un espectáculo brillante y toda una demostración de poderío que alcanzaría su momento cubre en los bises con una versión extendida de «Let Love Rule». Kravitz se bajó del escenario y comenzó a dar la mano a las primeras filas del público, para después animarlos a mover las manos hacia uno y otro lado con el ritmo de la canción. «My name is Lenny Kravitz and I love you», dijo el artista poco antes de encarar una brutal interpretación de «Are You Gonna Go My Way».
El de Lenny Kravitz en O Son do Camiño fue, a todas luces, un concierto histórico. De los que se le quedan grabados a uno, de esos que son casi irrepetibles. Fue el broche de oro a la primera edición del festival. Poco importaba quién tocase después. Un espectáculo así era insuperable.
C Tangana causó división de opiniones. Algunos se sorprendieron de todas las voces pregrabadas que lleva en directo, y otros criticaron que su puesta en escena incluyese a dos mujeres haciendo pole dance, pero el caso es que había un público adolescente que iba a verle principalmente a él y a Martin Garrix. Efectos pirotécnicos (comunes a ambos artistas) y música interpretada «en directo» sin instrumentos (otra característica en común) fueron algunas de las circunstancias que caracterizaron el concierto, en el que sonaron desde «Persiguiéndonos» a su gran éxito «Mala Mujer». Polémico siempre, por su música o por sus declaraciones, C Tangana no dejó indiferente a nadie.
Después llegaría Martin Garrix, rodeado de pirotecnia, proyecciones y confeti, del que no podemos decir mucho más ya que no vimos su concierto.
Terminaba así la primera edición de un festival que ya ha hecho historia por sus datos de asistencia y su récord de venta de entradas. Lo más importante, un evento que vuelve a poner Santiago en el mapa para los grandes artistas internacionales y recupera el Auditorio Monte do Gozo para conciertos multitudinarios, el próximo el de Ricky Martin en agosto. Hay cosas por mejorar, como el transporte al festival o poner más contenedores en el recinto, entre otras cosas, pero nada que no pueda corregirse en un futuro próximo que ojalá nos traiga una nueva edición del festival en 2019. Ya la esperamos con ganas.