Lo sé, lo sé. Cada vez publico esta lista más tarde. Falta de tiempo en esta ocasión, me temo. Eso y que siempre espero al último momento para poder escuchar más música y más discos. Seguro que no todos veréis reflejados vuestros gustos en esta lista, pero lo que os puedo asegurar es que es una lista honesta. Ni os vais a encontrar aquí un disco de trap o reguetón por puro postureo (ojo, que Rockdelux ha destacado «Despacito» y «Felices los Cuatro» entre las mejores canciones del año, ahí lo dejo, INDIES), ni lo último de ese tío que toca el serrucho con un arco en Finlandia y lo hace sonar como la música de Björk. Probablemente de aquí a un año, unos meses incluso, haría algún cambio, pero a día de hoy, es lo mejor y lo más sincero que os puedo ofrecer. Disfrutadla (y criticadla).
Tras la publicación de un EP y un single en cuatro años, la banda norteamericana liderada por Greg Gonzalez debutaba con este álbum homónimo. Las expectativas eran grandes, pero se cumplieron. La voz aterciopelada de Gonzalez y la delicadeza musical de sus canciones deslumbran por su belleza en temas como «Opera House», «Apocalypse» o la divertida letra de «John Wayne» (…baby, he’s got to be crazy/ living like he’s John Wayne/ always facing the world and chasing the girl…). Llamadlo slowcore, shoegaze o como queráis. Lo que perdura son las buenas canciones y no las etiquetas, y aquí hay muchas de las primeras.
No cabe duda de que The White Stripes cambiaron las reglas del juego en lo que al rock se refiere. Demostrando que batería y guitarra bastaban para hacer rock sobre el escenario, su influencia nos ha dejado bandas como Blood Red Shoes, Death from Above 1979 o Japandroids. Este dúo canadiense ha entregado un enorme tercer trabajo que nos deja himnos como el que da título al álbum (…so I left my home and all I’ve had/ I used to be good but now I’m bad…), «True Love and a Free Life of Free Will», «No Known Drink or Drug» o la romántica (a su manera) «I’m Sorry (for not Finding You Sooner)». El rock sigue muy vivo, y sacar ese espíritu adolescente que todos llevamos dentro tiene su mérito. Ya le gustaría a muchas bandas de rock sonar tan contundentes como Japandroids.
Empezaron como una banda de punk gótico y han ido depurando su sonido hasta llegar a «V». Aquí encontramos desde claros homenajes a la música de Gary Numan («Hologram»), a temazos como «Machine», «World Below» o «Point of No Reply». El resultado es tan variado que cada canción podría estar hecha por una banda distinta. Con todo, el conjunto mantiene una extraña coherencia que dota de sentido al álbum. The Horrors reivindican su lugar entre los grandes y lo rematan con el que probablemente sea el mejor tema de su carrera, el estupendo «Something to Remember Me By». Poco más se le puede pedir a un disco.
Después de años currándoselo y haciendo kilómetros y kilómetros, el merecido éxito les ha llegado a Rufus T. Firefly. El mérito es que lo han conseguido siendo fieles a sí mismos. Si «Magnolia» ha triunfado es porque, aún con las influencias de bandas como Led Zeppelin, Deep Purple, Radiohead o Tame Impala, nadie había sonado antes como Rufus T. Firefly. Parte de la culpa de la asombrosa producción vuelve a ser de Manuel Cabezalí (Havalina), y de canciones tan enormes como «Tsukamori», «Última Noche en la Tierra», «Pulp Fiction» o esa enorme carta de amor lisérgica que es «Nebulosa Jade». Con su energía y su talento, pronto llenarán estadios.
Tras el aclamado doble álbum que les puso en el mapa, «…And Star Power» (2014), Foxygen se han desmarcado con un gran homenaje al glam rock, a las óperas rock o al pop barroco. Hay mucho de Bowie o The Beatles en temas como «Avalon», «Trauma» o «Follow the Leader». «Hang» es, prácticamente, un musical. «America», «Mrs. Adams» o ese final apoteósico que es «Rise Up», demuestran que «Hang» es la mejor versión de sí mismos de Foxygen. Hedonismo, diversión y un talento enorme se unen para crear un disco tan complejo desde el punto de vista compositivo y de producción como sencillo y placentero de escuchar. En directo este disco es todo un espectáculo, no os lo perdáis si tenéis ocasión de verlo.
En su tercera entrega, The xx han vuelto a las melodías que nos hicieron enamorarnos de su música en su debut. Temazos como «On Hold», «Dangerous» (que podría recordar a la etapa más electrónica de Everything But the Girl), «Say Something Loving», «Replica», «I Dare You» o la sensual «Lips» conforman un álbum en el que no faltan arriesgadas baladas («Test Me») ni jugadas sorprendentes («A Violent Noise»). The xx se confirman como una de las voces más características de su generación y una de las bandas que mejor ha capturado el espíritu del momento en sus canciones.
Cuando ya creíamos que en canciones de desamor estaba todo escrito, llegó una chica que con 22 primaveras ha sabido plasmar en «Appointments» lo que sentimos cuando nos rompen el corazón. Lejos de ser chica de un solo éxito, Julien Baker entrega un disco enorme con canciones desgarradoras como «Televangelist», «Turn Out the Lights», «Happy to Be Here» (…I miss you the way that I miss nicotine/ if it makes me feel better, how bad it could be?) o «Claws in Your Back». Sólo el tiempo lo dirá, pero escuchar «Turn Out the Lights» es como quedarse mirando fuegos artificiales y esperar a que estallen. Así de épicas y luminosas (desde su tristeza) suenan las canciones de Julien Baker.
Tras entregar un espléndido debut, «If You Wait» (2013), London Grammar se habían puesto el listón enormemente alto a sí mismos. El 1 de enero de 2017 soltaban el primer adelanto en un videoclip grabado en directo con orquesta incluida, «Rooting for You». Un baladón espectacular que confirmaría seis meses después que «Truth Is a Beautiful Thing» no era sólo tan bueno como su predecesor, sino que incluso lo superaba en algunos aspectos. En el Reino Unido alcanzaron el número 1, logrando discos de oro en Francia y Reino Unido. «Non Believer», «Everyone Else», «Oh Woman Oh Man» o la emocionante «Hell to the Liars» muestran las excelentes cualidades de una banda cuyo talento parece no tener techo. Imprescindibles.
Dicen que Bowie dijo de ella que era «el futuro de la música». Una vez más, el duque blanco acertó. «Melodrama» es una joya del pop en la era millennial. «Green Light» es un tema que no deja de crecer hasta convertirse en himno, mientras que «Perfect Places» nos recuerda a esa parte de la juventud en la que cada noche se vive como la última (…I’m nineteen and I’m on fire/ but when we’re dancing I’m alright…). «The Louvre», «Hard Feelings/Loveless», «Homemade Dynamite», «Sober» o «Liability» son temazos, uno tras otro, que muestran el increíble genio de la neozelandesa. Por si todo esto no fuese suficiente, la enorme «Supercut» está ahí para disipar cualquier duda. Con solo 21 años (publicó «Pure Heroine» con solo 17), Lorde probablemente sea la mejor artista pop del mundo.
Cuando en 1996 Enrique Morente y Lagartija Nick publicaron «Omega», algo cambió en el flamenco. Fue criticado por los flamencos más puristas, pero demostró que, con respeto, trabajo y talento, el flamenco podía mutar junto a nuevos sonidos sin perder su esencia. Más de 20 años después, Rosalía ha vuelto a dividir a los seguidores del flamenco más puro. Sin embargo, crítica y público han coincidido en alabar su disco. Junto a la magistral guitarra y producción de Raül Refree (no hay un acorde ni una nota de más o de menos en todo el álbum), Rosalía ha recuperado piezas clásicas del cante flamenco y las ha tejido bajo su voz para hacer algo nuevo. Canciones como «De Plata», «Si Tú Supieras Compañero», «Catalina», «La Hija de Juan Simón» o «Por Mi Puerta No Lo Pasen» no existirían sin las influencias de La Niña de los Peines, Manolo Caracol, Juanito Valderrama o el mismo Enrique Morente. Su cante es tan de verdad, tan real, que resulta casi imposible no empatizar con sus letras. De una fuerza arrolladora, Rosalía ha conseguido que toda una generación 2.0 se interese por el flamenco, pese a no haberlo escuchado nunca antes. Y eso sí que la hace grande. Muy grande.