NOS Primavera Sound (viernes 10 de junio)
La jornada del viernes prometía ser el gran día del NOS Primavera Sound. También sería el día en que tendríamos que tomar decisiones ya que, por poner un ejemplo, Savages y Empress Of tocaban a la misma hora en distintos y bastante separados escenarios, y justo entre dos de los más grandes nombres del día y de todo el cartel, Brian Wilson y PJ Harvey.
Pero ya habría tiempo de preocuparse de eso. Para empezar tocaba ver a Cass McCombs en el Palco NOS. El prolífico artista norteamericano, con 9 discos publicados en poco más de una década, llegó al festival con la intención de cumplir… y poco más. Las canciones sonaban bien y cayeron clásicos de su carrera como «Dreams-Come-True-Girl» o «County Line», pero los innecesarios solos de guitarra de McCombs que alargaban las canciones y las pocas ganas que parecía mostrar sobre las tablas no ayudaron al ya de por sí complicado horario (las 6 de la tarde).
Con Destroyer la cosa mejoró (y mucho). No diré que Dan Bejar es un «showman», pero su música tampoco lo necesita. Arropado por una banda que sonaba impecable, Bejar hizo un recorrido por sus últimos trabajos en el que no faltaron «Savage Night at the Opera», «Chinatown», «A Song for America» o «Dream Lover», entre otras. No se quitó en ningún momento sus gafas de sol, pero su voz y sus canciones fueron más que suficientes para dar un estupendo concierto.
La oportunidad de ver a Brian Wilson y su banda interpretando el clásico de The Beach Boys «Pet Sounds» 50 años después de su publicación, sabíamos que iba a ser única. En lugar de limitarse a tocar el mítico álbum, Wilson y los suyos decidieron dar un repaso por todos los clásicos de The Beach Boys. Desde el primer momento y mientras atardecía en Porto, el público bailaba y coreaba «California Girls», «I Get Around» o «Don’t Worry Baby». Sabemos que la voz de Wilson ya no está en las mejores condiciones (de hecho las notas más altas y algunas canciones al completo las cantaba otro chico), pero poco importa con la superbanda que le acompaña en directo. Un grupo de músicos veteranos que se siguen ilusionando cada vez que suben a las tablas para hacer lo que mejor saben: tocar música.
«Wouldn’t It Be Nice» enloqueció al público, que luego coreó «Sloop John B» y se emocionó con la preciosa «God Only Knows». Después de interpretar el maravilloso «Pet Sounds» de principio a fin, aún tuvieron tiempo para regalarnos más clásicos como «Good Vibrations», «Barbara Ann» o «Surfin’ U.S.A.».
Pocos, muy pocos, pueden presumir de poder tocar en directo su disco 50 años después. Para todos los allí presentes, el concierto de Wilson y su banda fue un regalo. Una maravilla que podría resumir por sí sola por qué vamos a conciertos, por qué compramos discos, por qué amamos la música. Toda una lección de veteranía, de humildad sobre un escenario, de vida al fin y al cabo. La felicidad era esto. En pocos conciertos he visto tantas sonrisas como en este de Wilson.
Savages tocaban en el escenario contiguo, y Empress Of ya había comenzado su concierto algo más lejos, en el Palco Pitchfork. No se puede tener todo. Si queríamos tratar de coger un sitio decente para ver a PJ Harvey y además peregrinar al baño un poco antes, no podíamos ver aquellos conciertos. Desde los baños podía oírse cómo sonaba Empress Of en un concierto que tenía que ser forzosamente corto (su único álbum dura poco más de 30 minutos) y algo pudimos ver en las pantallas de cómo las Savages la liaban en su concierto.
Y llegó el gran momento. Se apagaron las luces y PJ Harvey y su increíble banda (entre sus miembros encontramos al productor y ex-miembro de Nick Cave and the Bad Seeds, Mick Harvey, o al que ha sido un gran colaborador en la carrera de PJ, John Parish) entraron en procesión en el escenario. Una escenografía sencilla pero muy cuidada, con una preciosa iluminación, servía para la puesta de largo de «The Hope Six Demolition Project», el álbum más reciente de Harvey. Sus canciones fueron las grandes protagonistas, desde «The Community of Hope» a «The Wheel», pasando por «Dollar, Dollar», «The Ministry of Defence», «River Anacostia» o «Chain of Keys».
Aquí no había ninguna estrella, sólo una magnífica banda tocando grandes canciones y llevando el álbum al directo con la mayor fidelidad posible.
Pocas concesiones hizo a sus anteriores trabajos, exceptuando «Let England Shake» o «The Words that Maketh Murder», de su anterior y aclamado álbum, o los clásicos «Down By the Water», «50ft Queenie» o «To Bring You My Love». No hubo bis y algunos echamos en falta «Rid of Me», pero qué demonios, PJ Harvey es una grande y sigue sacando discazos en lugar de vivir de rentas (que podría hacerlo). Sin duda uno de los mejores conciertos del festival y con una banda de músicos que ya quisieran otros para sí.
Beach House no son el grupo más apropiado para un festival. Menos aún para un escenario tan grande y teniendo en cuenta que la oscurísima iluminación apenas va a permitir verles (mucho menos verles de lejos en una pantalla). Respecto a cómo sonaron, ninguna pega. «Wishes», «Space Song», «Other People» o «Sparks» sonaban maravillosamente. Pero esa cercanía y magia que logran crear en una sala (aún recuerdo el conciertazo de hace unos años en el Hard Club) no son capaces de reproducirla en un gran espacio abierto. Ni siquiera una maravilla como «Myth» llegó a emocionarnos tanto como debería. Probablemente deberían repensar la manera de afrontar su show en un escenario grande. Una mejor iluminación, quizás juegos de luces… Podrían tomar nota del espectáculo que dieron Sigur Rós la noche anterior.
El «día grande» del NOS Primavera Sound no defraudó. PJ Harvey y Brian Wilson dieron sendos conciertos inolvidables, Destroyer dio un gran concierto y la lástima fue perderse a Empress Of y a Savages, aunque esperemos poder verlas en un futuro no muy lejano.