Homenaje a John Hughes: Dieciséis Velas (1984)
«Sixteen Candles» fue escrita en tan sólo un fin de semana y diseñada a la medida de Molly. El argumento era bien sencillo. El día que cumple 16 años, Samantha Baker (Molly Ringwald) comprueba como toda su familia, pendiente de la boda de su hermana al día siguiente, se olvida de su aniversario. Enamorada de un chico mayor, Jake Ryan (Michael Schoeffling), más popular y con novia, Samantha conoce a Ted (Anthony Michael Hall), más conocido como «The Geek» que, tras intentar conquistarla, le ayudará a atraer la atención de Jake.
Además del nacimiento de una estrella de los 80 como lo fue Molly Ringwald, en «Sixteen Candles» también se colaron nombres como los de John Cusack (y sí, ya por entonces también colaba a su hermana en sus películas) o Anthony Michael Hall, que también se convertiría en un actor fetiche de Hughes. Lo cierto es que el personaje de «The Geek» es de lo mejor de la película. El mítico «pagafantas», que aquí es también un amante de las tecnologías (en sus apuestas ya se jugaban «disquetes» de ordenador), pero que en chulería no tiene nada que envidiar a nadie. Es uno de los grandes aciertos (sino el mayor) del casting, junto con el alocado estudiante de intercambio asiático Long Duke Dong (Gedde Watanabe), que después se ha convertido en uno de los arquetipos habituales de las comedias juveniles.
En el caso del personaje de Jake, la decisión estaba entre Michael Schoeffling y, atención, un recién llegado de Dinamarca que respondía al nombre de Viggo Mortensen. Según confesó Mortensen años después, cree que la diferencia estuvo entre que Schoeffling no besó a Ringwald en su audición, mientras que él si lo hizo, y sigue pensando que aquello le costó el papel.
Pero además del casting y la historia, sencilla pero totalmente efectiva, estaba la música. Aunque sólo se editó un EP que incluía 5 canciones de la banda sonora de la película (entre ellas, una de Patti Smith o el tema «16 Candles», de Stray Cats), suenan más de 30 canciones a lo largo de sus 93 minutos de duración. Entre ellos encontramos «Happy Birthday», de Altered Images, «True», de Spandau Ballet, «Rebel Yell», de Billy Idol, o «Young Americans», de David Bowie. Una selección musical de lo mejorcito de la época, y que demostraba el exquisito gusto musical de Hughes.
«Sixteen Candles» tuvo éxito en taquilla, casi llegando a ingresar cuatro veces lo que costó rodarla. John Hughes disfrutó tanto haciéndola que «no pude hablar cuando terminamos el rodaje. Volví a la casa abandonada y estaban destrozando la habitación de Samantha Baker. Estaba horrorizado, porque quería quedarme allí para siempre».
John Hughes estaba definiendo una nueva forma de hacer comedia para el público juvenil, hablando sobre temas como el amor o la amistad, pero profundizando más allá de las tonterías de instituto que ofrecían algunos de sus contemporáneos («Porky’s», 1982, triunfaba en taquilla por entonces). Historias como la de Samantha Baker se han repetido infinidad de veces, siendo una de las más notables «Easy A» (2010), aquí titulada «Rumores y Mentiras», y que era toda una declaración de amor confesa a las comedias de Hughes y el cine juvenil de los 80 (entre los homenajes, referencias a «Todo en un Día», 1986), con una inspirada Emma Stone como brillante protagonista.
«Sixteen Candles» se ha convertido en todo un referente de la comedia juvenil. Es un clásico, aunque no sea valorado como tal por los entendidos en el cine (cuesta mucho que valoren de la misma manera una comedia que un drama), y una de las grandes películas de John Hughes. Quizás en España no sea de las más conocidas (se han repuesto en televisión otras películas de Hughes, pero esta no está entre ellas), pero vale la pena verla. Ya no se hacen comedias como las de Hughes…