Una de cine: «Killing Bono » (2011)
La historia nace del libro «Killing Bono: I Was Bono’s Doppelgänger», libro autobiográfico escrito por Neil McCormick. Neil era compañero de instituto de Bono y formó también un grupo musical, pero mientras su compañero no hacía más que ascender, la banda de Neil sólo conocía fracaso tras fracaso. Su hermano Ivan estuvo a punto de entrar en U2, pero no lo hizo finalmente. Según la película, Neil no le contó que Bono lo quería en su grupo, pero según una entrevista que les hicieron a ambos hermanos con motivo del estreno de la película, Ivan no entró porque entonces apenas tenía 13 años y Bono y compañía ya rondaban los 15 y 16.
Pese a que la película sólo cuenta el fracaso de los McCormick como grupo musical, a Neil no le ha ido tan mal en la vida. Es crítico musical, uno de los gordos, y escribe para The Telegraph.
La historia era más que atractiva, pero quizás el querer ser tan políticamente correctos es lo que falla. En primer lugar porque McCormick sigue siendo amigo de Bono, y no va a hacer nada que le suponga un problema en su relación, y segundo porque la distribuidora del film es Paramount, la misma que trabajó con «Rattle and Hum», de los U2. Esto explica, entre otras cosas, porque no se extrae la mínima mofa del líder del grupo irlandés e incluso se ha buscado a un actor, Martin McCann, que ni se parece de lejos a Paul David Hewdson (nombre real del cantante).
Así, todo el peso de la comedia recae en el protagonista, Neil, interpretado por Ben Barnes, y en su hermano, Ivan (Robert Sheehan, el hilarante Nathan Young de la serie «Misfits»). Quizás hubiese sido más acertada la elección de Sheehan como absoluto protagonista, pero es Barnes el que permanece como epicentro de la historia. Es precisamente esa corrección impuesta la que impide que los protagonistas sean más divertidos e impide que simpaticemos con los personajes, pero probablemente la culpa de ello la tenga o bien la novela original (no la he leído) o bien su adaptación a la gran pantalla.
Otra de sus equivocaciones es que Shook Up (el grupo original de los McCormick), en pantalla, no parecen tan malos. Es más, incluso llegas a creer que eran bastante buenos. Nada más lejos de la realidad. Shook Up fueron, realmente, un grupo profundamente hortera y poco o nada destacables (si echáis un vistazo a estos vídeos entenderéis el verdadero porqué de su fracaso en la música), de hecho el culpable de que estas canciones hayan visto la luz ha sido Ivan, Neil creía que deberían estar «más enterradas que los residuos de Chernobil».
La película se queda en entretenida, apta para un sábado o domingo por la tarde, pero poco más. Por destacar ciertos aspectos, podríamos destacar su banda sonora, claro, con canciones de U2, Duran Duran, los Shook Up originales o los Shook Up de la gran pantalla, formados por los actores originales y cuyas canciones son muchísimo mejores que las del grupo real. También algunos de sus personajes, como su peculiar mánager, Hammond (Peter Serafinowicz), o Pete Postlethwhite, en una de sus últimas apariciones en la gran pantalla, destacan por aportar un poco de humor en sus interpretaciones.
Así que no os esperéis a un Sheehan pletórico ni echaros unas risas a costa de una de las bandas más grandes del planeta. ¡Vuelve a «Misfits», Nathan!
A mí me encantó el personaje de Neil McCormick y encontré identificación, simpatía completa con los personajes, especialmente éste. Por otro lado creo ambos tienen un gran futuro: Robert Sheehan es un tremendo actor y esta comedia me parece mucho mejor que Misfits, un paso adelante en su carrera y, en dos años más con su buen criterio, Ben Barnes será El MEJOR sin dudas.