Sónar Barcelona (18-06-11)
Después de un viernes noche intenso, tocaba la última jornada del festival. La noche del sábado me olía a más densa de lo que había sido el viernes, y mi pronóstico no falló. Directo al SonarClub fui con muchísima curiosidad al concierto de Chris Cunningham, un directo donde lo visual fue el máximo protagonista (eso era de esperar) y donde la música pasó a ser un absoluto segundo plano. Entre imágenes incómodas, sexuales y desgarradoras, el SonarClub se convirtió en una auténtica sala de cine futurista, donde la imagen en movimiento te hipnotizaba con todo el potencial y personalidad que caracteriza al artista inglés.
Antes de terminar el directo me fui para el SonarLab para ver el directo de Yelle, que a mi pesar coincidía con el de Janelle Monáe. Los franceses no me convencieron. Su sonido era muy bueno, pero musicalmente me parecieron demasiado insustanciales: que las seis primeras canciones fuesen todo temas insípidos de sus dos únicos discos me provocó una huida sin retorno. Realmente no tenía muy buenas expectativas hacia ellos, pero sí pensé que al menos me iban a servir como pre-calentamiento al baile, y ni eso.
Recién aterrizado en el SonarPub fue un alivio descubrir que todavía no había empezado el directo de la estadounidense Janelle Monáe. Con una quincena de músicos y dos bailarinas en el escenario, lo suyo sí que fue un espectáculo con mayúsculas, una pena que a veces sonase un poco excesivo, porque a falta de eso el concierto fue casi de matrícula de honor. Arrolladora y con un público con muchas ansias, llegó camuflada entre sus bailarinas y hasta bien entrado el concierto no se destapó de la capa que le tapaba el rostro. Elegante como un pincel, hizo un directo, para mi gusto, demasiado parecido al disco, siguió incluso el orden de todas las canciones, no dando paso a mucha sorpresa por su parte. Fue sin dudarlo la triunfadora del sábado noche y temas como «Cold War» y «Tightrope» fueron las canciones que más caldearon el ambiente.
Finalizado el concierto de la Monáe me volví al SonarClub, donde empezaban a sonar Underworld. Menudo coñazo el directo de los británicos. Esta gente estaba muy bien en los noventa, pero ahora suenan demasiado desfasados y nada frescos, me sentí como en el concierto de Orbital hace dos años, no lo entendí. Si estos son las grandes estrellas del cartel del Sónar apaga. Viendo que allí apenas bailaba la gente y que yo me estaba muriendo de hambre, me fui tranquilamente entre bostezos a por patatas fritas. Cargado bien de carbohidratos, me fui a la sesión que estaban ejecutando Shackleton en el SonarLab, aún era más tostonazo, por lo que me fui al SonarPub para ver que hacían los alabados Africa Hitech y pufff… más de lo mismo, por último me pasé por el SonarCar y no me preguntéis quien estaba allí, porque al ver que por cuarta vez volvía el mismo sonido machaca a mis oídos renuncié y me volví a ver a Underworld. Justo a mi llegada estaba sonando «Always Loved a Film», una de mis canciones favoritas de su nuevo disco, pero como ya estaba un poco desganado decidí sentarme en el suelo a escucharles tranquilamente mientras me comía mis patatas.
Cuando observé que en breves instantes iba a dar comienzo el directo de Buraka Som Sistema levanté el culo y me fui directo al SonarPub. Cuando llegué estaban terminando los Africa Hitech, a los cuales no presté mucha atención. Terminado el concierto de éstos, comenzó el directo de los angoleños, a los cuales había visto por última vez en el mismo festival y en el mismo escenario hacía dos años. No me defraudaron como la primera vez que los vi, su ritmo contagioso y sus energías incansables contagiaron a todos los presentes, por supuesto cuando sonó «Kalemba (Wegue Wegue)» la gente entró directa a lo locura que siempre un hit de esta categoría genera.
Finalizado el directo de Buraka, me fui directo con una buena rodaja de sandía a ver a Magnetic Man, los últimos que tenía pensado ver en esta edición del Sónar. Como sabía que con dubstep lo último que me pide el cuerpo es bailar, me puse tranquilamente a comer mientras veía una de las actuaciones que más ganas tenía. Pero con Magnetic Man llegó la desilusión, y todo por culpa de un imbécil que llevaban de mc, que no paraba de gritar y de hacer el gilipollas mientras Magnetic Man iban desfilando canciones, y mis preguntas eran dos: a) ¿Por qué Magnetic han decidido llevar su música a un directo tan bochornoso? y b) ¿por qué no se cae al suelo el puto payaso mc de mierda y le retiran del escenario para que el trío británico ejecute su música sin la necesidad de ningún bufón? Fue una actuación DECEPCIONANTE. Si bien el sonido era excelente y la música genial, la cagaron con ese capullo.
Aunque el cartel era excelente a mi parecer, el Sónar descuidó un poco la noche del sábado. Definitivamente faltaba la actuación de un artista tipo Calvin Harris y la de una banda como Bag Raiders o Foster The People, para conseguir una noche un poco más variada y con un abanico de selección mayor.