Vigo Transforma (sábado)
Abrirían Polock y Elodio y los Seres Queridos, pero la pereza y el calor nos pudieron, así que aterrizamos directamente en el concierto de Neil Hannon recién empezado. Hannon es un tipo encantador, de pies a cabeza, simpático y todo un gentleman británico (pese a ser irlandés). Con traje y corbata negros y sentado al piano, Hannon interpretó temas de su último disco, «Bang Goes the Knighthood», como «At the Indie Disco» o «I Like», e incluso se atrevió a sorprendernos con una versión de la popular «Time to Pretend» de MGMT. Ambiente distendido, bromas, la copa de vino entre canción y canción… no se podía tener más clase. Cambió el piano por la guitarra en algunas canciones y recordó clásicos de The Divine Comedy como «Lady of A Certain Age» o «Everybody Knows (Except You)». Incluso hubo tiempo para una canción de The Duckworth Lewis Method, el disco sobre cricket que grabó junto a Thomas Walsh, y una broma sobre un premio al que estuvo nominado el disco y que finalmente recayó sobre Paolo Nutini.
Cuando hubo acabado el recital, se enfundó su bombín y agarrando un maletín y la botella de vino se despidió del público. No fue como escuchar a la banda al completo, pero estuvo muy bien.
Unos jovencísimos The Morning Benders se encargaron de animar al respetable mientras atardecía en el muelle vigués. Presentaron sobre todo temas de «Big Echo», su último disco, pero su propuesta no llegó a levantar pasiones. Ni la estética Pete Doherty de su cantante ni la versión que hicieron de «Ceremony» de Joy Division consiguieron que su directo pasase de entretenido. Aún así, no fue un mal concierto.
Delafé y las Flores Azules, todavía con Facto, eran el mejor recuerdo que tenía del Cultura Quente del año pasado. Pero fue escuchar su último disco, «Delafé y las Flores Azules vs. Las Trompetas de la Muerte», y caérseme los ánimos por los suelos. Mientras hacía mi parada técnica para reponer fuerzas y alimento, Delafé y las Flores Azules salieron a escena cantando «Río por No Llorar», de su último disco, con problemas en el micro de Oscar. Mucho buen rollo, como siempre, y una Elena siempre feliz y con sonrisa de oreja a oreja, pero que con canciones como «1984» o «Éramos» no conseguían el mismo efecto que con otros temas de su pasado con Facto. «Mar el Poder del Mar», «El Indio» y especialmente, «Enero en la Playa», en la que subrayaron especialmente ese premonitorio … nos da igual/ hoy ganaremos el mundial… siguen teniendo ese punto sobre el escenario, pero cuando suenan los temas del nuevo disco no hay por donde cogerlos.
Pero si había unos cabezas de cartel claros el sábado, esos eran claramente Orbital. Los hermanos Hartnoll salieron con ganas de hacer bailar a todo el mundo y lo consiguieron. Todos los presentes bailamos al ritmo de su música electrónica, cada uno en su estilo libre y particular, pero nadie se quedó quieto. Con sus ya clásicas gafas con pequeñas linternas incorporadas, los británicos hicieron las delicias del público con «Satan» o «Halcyon» (que mezclaron con el «It’s a Fine Day» de Opus III, en el que se basa la canción). Incluso hubo tiempo para un guiño a Bon Jovi y el inicio del «Livin’ On a Prayer». Después de hora y media de hacernos bailar y convertir el muelle vigués en una enorme pista de baile, Orbital se despedían con «The Box», cerrando uno de los mejores conciertos del festival.
¡Dame una T, dame una I, dame una M, dame una O!¡Tiiiiiimooooooo!!! Sólo esa palabra puede calificar lo de Fischerspooner «Fun Machine». Cuando todos esperábamos que saliesen a escena toda una banda con Casey Spooner al frente, dispuestos a hacer todo tipo de coreografías y vestir los atuendos más peculiares, nos encontramos con una mesa de dj y una serie de proyecciones. Una chica pinchaba mientras Spooner hizo como que cantaba el principio de «Infidels of the World Unite». A partir de ahí todo un set de dj bastante malillo de discoteca chunga a las 6 de la mañana mientras Spooner se chuzaba con todo el alcohol que había sobre la mesa. Incluso se permitió la licencia de duchar al público de las primeras filas con champán. Fue muy lamentable y bochornoso, no sólo por el morro que le echó Spooner, sino por el morro que le echó la organización, que jamás especificó en que consistía ese subtítulo de «Fun Machine», y que debería haber sido aclarado como dj, ya que muchos ibamos el sábado por ver a Fischerspooner, pero en directo.
Caino (Arkestra) & Zinqin Visuals tenían buenas intenciones, pero el ambiente de decepción que flotaba en el ambiente era inexpugnable. Ni las proyecciones ni las referencias a Pixies, Nirvana o Massive Attack consiguieron retener al público en el muelle.
En resumen, un festival que podía haber sido más de lo que fue y tiene mucho que aprender si quiere volver a repetirse. Por lo pronto, tomar lecciones de honestidad y no engañar a nadie con el cartel.
Ya decía la organización que está difícil que se repita sin dinero de la xunta pero es de sinvergüenzas engañar así a la gente. Quería ver a The Divine Comedy y me tuve que "conformar" con Neil Hannon que lo hizo muy bien pero lo de fisherspooner por los que iba también apropósito un auténtico timo. A mí esos pseudoorganizadores incompetentes no me vuelven a ver el pelo
Pues yo no sé qué esperaba la organización. El sábado vale pero…¿El viernes no llenaron? Por favor, si meten a 10 personas más caemos al mar. Además, por lo poco que duró la comida en el chiringuito sus expectativas parecían menores.