Atlantic Fest 2019 (sábado 27 de julio): Un buen día
El Atlantic Fest arrancaba su cuarta edición con un cartel que reunía algunos de los nombres más granados del indie nacional: Los Planetas, Love of Lesbian, Dorian, La Bien Querida, The New Raemon… Lo hacía también colgando el cartel de «no hay entradas», un nuevo éxito que demuestra que los festivales gallegos están viviendo su mejor momento.
El viernes comenzaban los conciertos con nombres quizás más dirigidos a un público «millennial», con Cupido, La Zowi o Cariño, entre otras bandas. Pero sin duda el grueso del cartel tendría lugar el sábado durante todo el día.
El clima perdonó, y tras una mañana con lluvias, las nubes dejaron paso al sol en el Atlantic Fest. Pese a ir a primera hora de la tarde, no fue tarea fácil aparcar. El parking del festival ya estaba completo a esas horas y cada uno hacía lo que podía para aparcar en las cercanías.
Llegamos apenas a las últimas canciones de Nacho Vegas, pero fueron suficientes para arrepentirnos de no haber llegado antes (el concierto empezaba a las 15:15 de la tarde). Nacho Vegas dio un concierto en el Atlantic Fest acompañado de los músicos de León Benavente y del «coro antifascista» que, a juzgar por la carpa repleta y lo que pudimos escuchar («La Gran Broma Final» y «Cómo Hacer Crac»), estuvo entre lo más destacado del festival.
La carpa transparente del Escenario Mahou recibía a los granaínos Soleá Morente y Napoleón Solo bajo un sol de justicia. Con todo, merecía la pena hacer un esfuerzo para escuchar en directo el feliz encuentro de Morente con Alonso Díaz Carmona en «Ole Lorelei» (2018). «Ya No Sólo Te Veo a Ti», «Olelorelei» o «Chiribamba» demostraron que la fusión presente en el disco funciona a la perfección en directo, pasando de las influencias de Las Grecas o Los Chunguitos al flamenco más tradicional sin renunciar a la rumba o al pop. Uno de los momentazos del festival llegaba con ese «Baila Conmigo» (no sabemos por qué aún no es un hit) con todo el público presente saltando, bailando y coreando la canción. Aún no sabemos cómo, pero Soleá Morente y Napoleón Solo se las arreglaron para hacer doblete y volver a triunfar horas después, de madrugada, en el festival La Mar de Músicas en Cartagena esa misma noche. Menudo poderío.
He visto unos cuantos conciertos de La Bien Querida en Galicia y, la verdad, no me esperaba lo que pasó en el Atlantic Fest. La artista conectó desde el minuto uno con una audiencia que coreaba cada letra y lo daba todo a las 5 de la tarde. Cayó dueto con Jota de Los Planetas para cantar «Recompensarte», en la que dejaron patente su complicidad sobre las tablas. Fue un recorrido por toda su trayectoria, desde «9.6» o «De Momento Abril» a «Dinamita» pasando por «A Veces Ni Eso», «7 Días Juntos» o «Poderes Extraños». La Bien Querida podía incluso permitirse el lujo de ofrecer el micrófono al público de vez en cuando sabiendo que responderían. Y, por supuesto, no faltó «Muero de Amor», una de las canciones más maravillosas de su repertorio y uno de los grandes momentos de este Atlantic Fest.
Dar uno de los grandes conciertos del festival a esa hora de una calurosa tarde, al lado de la playa y, aún así, llenar la carpa, es muy de jefa. Parece que sí, ahora sí, La Bien Querida recoge los frutos del trabajo de toda una década (debutó en 2009 con «Cancionero»), y el público responde. Un éxito muy merecido y uno de los grandes aciertos del cartel de este 2019.
Las barcelonesas Mourn llegaban directas de tocar en Low Festival de Benidorm después de muchas horas en furgoneta. El cansancio se notó, aunque sobre el escenario Mourn sonaron estupendamente. «Otitis», «Marshall» o «Your Brain Is Made of Candy» convivieron con temas de su reciente «Sorpresa Familia» (2018). Fue un buen concierto, aunque dejaba la sensación de que no vimos la mejor versión posible de las Mourn en directo. Esperamos que vuelvan pronto.
Los organizadores del Atlantic Fest siempre han tenido buen olfato para traer nuevos talentos o artistas no tan conocidos por aquí al festival. Ya en 2017 fueron los primeros en traer a Rosalía a Galicia, y la sorpresa mayúscula la han dado este año con Marlon Williams. El neozelandés (único artista no nacional del cartel este 2019) llegó acompañado de banda y luciendo sonrisa amable. En cuanto comenzó a cantar, nos dejó sin habla. Esa voz, que parece venida del pasado, y esa manera de entender la música, nos trasladaron en el espacio y el tiempo. Podríamos haber estado en Memphis en los años 50, y no nos hubiese extrañado en absoluto. «Party Boy», «Dark Child», «When I Was A Young Girl» o «Make Way for Love» dejaban claro que Marlon Williams estaba a otro nivel, ese en el que brillan solo los más grandes. Con «Nobody Gets What They Want Anymore» se paró el tiempo y vivimos uno de los momentos más emocionantes de esta edición del festival. Incluso sus versiones fueron de una belleza excepcional, llevando a su terreno «I Started a Joke» de Bee Gees o «Portrait of a Man», de Screamin’ Jay Hawkins.
Para mí, el mejor concierto de todo el festival. Una maravilla que no todos supieron valorar (a menudo se oía el ruido de buena parte del público hablando dentro de la carpa), pero sin duda la joya de la corona de esta edición. Vozarrón, actitud sobre el escenario y espléndidas canciones que hacen de Marlon Williams un enorme artista al que debemos seguirle la pista desde ya.
Lo de Maria Rodés en el Escenario Alma Atlántica fue una oportunidad perdida. No solo porque el «escenario» fuese en realidad la terraza de un stand sino porque, además, en lugar de público lo que se amontonaba a sus pies eran colas de gente para las bebidas que se vendían en el puesto. Maria Rodés hizo lo que pudo, tocando con gafas de sol y aguantándose a menudo el sombrero por el viento. Interpretó sus versiones de copla como «El Día que Nací Yo» o «Tres Puñales» y temas de su último álbum, «Eclíptica» (2018), como «Fui a Buscar el Sol» o «Luna No Hay». Pero el ruido de la gente era mucho y no se oía si no estabas muy cerca. Ojalá volvamos a verla en el festival en mejores circunstancias.
The New Raemon aprovechó la ocasión que brindaba el festival para actuar con banda (en Galicia lo hemos visto más a menudo solo en acústico con su guitarra), que sumaba además a Javi Vega de Maga al bajo y a Alsina Mandarina de The Crab Apples a la guitarra eléctrica. Así pues, además de temas de «Una Canción de Cuna Entre Tempestades» (2018) como «En el Centro del Baile» o «Cíclope», cayeron algunos menos habituales que con banda suenan de miedo, como «Lo Bello y Lo Bestia», «Quimera» o «El Yeti». Todo ello sin dejar de lado «Reina del Amazonas», «Oh, Rompehielos», «La Cafetera» o «Sucedáneos». Fue un gran concierto, pero es cierto que la acogida no fue lo entusiasta que debería haber sido y faltó un pelín de química entre el público. Con todo, siempre es un placer reencontrarse con el maravilloso directo de The New Raemon.
No cabe duda de que Dorian ya son una banda de indie para masas. Lo demostraron llenando la madrileña sala La Riviera el pasado noviembre durante tres noches consecutivas, dos de ellas colgando el cartel de sold out. «Verte Amanecer», «Hasta que Caiga el Sol» o «Justicia Universal» son algunas de las canciones que sonaron, con un importante despliegue audiovisual sobre el escenario. Los allí presentes se entregaron a esa mezcla de indie pop y electrónica que tuvo momentos destacados con «Los Amigos que Perdí», «La Tormenta de Arena» o «Cualquier Otra Parte», y que terminó con globos gigantes rodando sobre el público. Para algunos, uno de los grandes conciertos del festival.
Daba la impresión de que casi todos intentamos ir a cenar a la misma hora, así que la cosa estaba imposible. Colas enormes en todos los puestos de una zona de comida que se quedó pequeña para el elevado número de asistentes de esta edición. Había que desistir si queríamos ver a Los Planetas.
El grupo más venerado y veterano del indie español volvía al Atlantic Fest sabiéndose protagonista. Los Planetas ofrecieron un buen concierto, quizás demasiado similar a su paso por el festival hace dos años. Abrieron con «Islamabad» y «Ya No Me Asomo a la Reja», y hubo colaboración de vuelta con La Bien Querida en «Espíritu Olímpico». No faltaron por supuesto «Santos Que Yo Te Pinté», «Corrientes Circulares en el Tiempo», «David y Claudia», «Un Buen Día», «Segundo Premio», «Pesadilla en el Parque de Atracciones», «Alegrías del Incendio» o «De Viaje», en un recorrido por toda su trayectoria. Un concierto que hizo las delicias de sus fans, aunque personalmente no me parezca de los mejores que he visto del grupo (y ya van unos cuantos).
«¿Quéreis ‘bakalao’?», preguntaba Joe Crepúsculo. No disponía de mucho tiempo, así que fue a por todas directamente con «Rosas en el Mar», «Pisciburguer» o «Música para Adultos», entre otras. Los que tenían ganas de fiesta lo dieron todo bailando, y Crepus les correspondió volviéndose loco sobre el escenario, sacando los teclados de su soporte y haciendo cabriolas sobre las tablas.
Y si Los Planetas eran protagonistas, Love of Lesbian no lo eran menos. El grupo arrastra masas a sus conciertos desde hace años y Galicia no es una excepción. A su formación habitual sumaban en esta ocasión sección de viento y percusión adicionales, además de una puesta en escena teatral. «Bajo el Volcán», «Cuando No Me Ves», «La Noche Eterna», «I.M.T. (Incapacidad Moral Transitoria)» o «Segundo Asalto» hicieron vibrar a un público entregado. Santi Balmes buscó la complicidad de sus seguidores con «Los Toros en la Wii – Fantástico», «Incendios de Nieve», «Club de Fans de John Boy» o «Algunas Plantas», que pusieron a todo el mundo a saltar y corear las letras. Para el final quedaba una sorpresa. Iván Ferreiro salía a escena para cantar con Love of Lesbian «Planeador».
Love of Lesbian se coronaron como uno de los grandes conciertos del festival. Tienen un tirón indiscutible entre el público y están ganando adeptos entre las nuevas generaciones. Eso sí, reconozco que personalmente echo de menos las canciones de «Cuentos Chinos para Niños del Japón» y «Maniobras de Escapismo», que hace tiempo que ya no están en su repertorio.
El Atlantic Fest se ha consolidado en su cuarta edición agotando todos sus abonos. La ubicación es inmejorable y el cartel, casi exclusivamente nacional, atrajo a miles de personas. Sí es cierto que muchos servicios se quedaron cortos para el público, tanto con los pocos puestos de comida que había y lo pequeña que se quedó esa zona, como con los baños, con colas casi permanentes. También el servicio de buses (aunque personalmente no lo he usado) dicen que se quedó escaso, especialmente a la salida del festival. Pero todo esto no es nada que no se pueda mejorar de cara a futuras ediciones y estamos seguros de que la organización ha tomado nota.
La ubicación importa, y el encanto de a Illa de Arousa sumado al cartel del Atlantic Fest ha funcionado. Si buscas playa y buena música en un festival, el Atlantic es tu lugar.