Atlantic Fest 2022 (16 de julio): volver a empezar de nuevo aunque el viento sople de cara
Todavía con la sensación de haber vivido una primera gran noche del Atlantic Fest, nos acercamos de nuevo al recinto de la Praia da Concha, donde los conciertos arrancaban a las 12 de la mañana. No era un fin de semana fácil para atraer al público, con el Vive Nigrán y el Morriña Fest (por no mencionar los eventos gratuitos como el festival de Ortigueira o las Carrilanas de Esteiro) celebrándose en las mismas fechas. Sin embargo, el Atlantic Fest logró agotar sus abonos, consiguiendo el lleno absoluto el sábado. El abultado y variado cartel, con Izal, Andrés Calamaro, Los Planetas, Maria Arnal i Marcel Bagés o La Casa Azul, sumado a la confianza del público en la organización (4 ediciones en a Illa de Arousa + 1 en forma de ciclo de conciertos en Vilagarcía de Arousa en 2021), fueron la causa del éxito.
Aterrizamos directamente en el concierto de Rocío Saiz en el escenario Alma Atlántica. Aunque ya había gente en el recinto, no eran muchos los que se acercaron a la carpa en un principio. Poco a poco, Rocío fue ganándose al público con canciones como la pegadiza «Autocensura». Agradeció a todos los que asistíamos a esa hora complicada a su concierto y también a los fotógrafos presentes, por acercarnos a inmortalizar y contar posteriormente lo que allí pasaba (un gesto muy de agradecer y, por desgracia, poco o nada habitual). Lo que allí pasó no es fácil de explicar. Rocío Saiz fue poco a poco viniéndose arriba, y con ella el público. Junto a su banda, Rocío reunió temas propios como «Amor Amargo» junto a versiones de canciones populares («Como Yo Te Amo», «Freed from Desire» o un mashup de «Sobreviviré» y «Estoy Llorando por Ti»).
Se bajó del escenario, bailó con el público, repartió abrazos y acabó quitándose la camiseta y tirándose desde el escenario (en inglés lo llaman stage diving, pero en español creo que no tenemos un término para eso) . Lo dio absolutamente todo en su show y cuando quiso darse de cuenta, la carpa estaba llena. Todo un espectáculo que fue una fiesta y una celebración de la libertad, del colectivo LGTBIQ y de la tolerancia. Se lo ganó a pulso y se convirtió en uno de nuestros bolos favoritos de esta edición del Atlantic Fest.
A pleno sol y en sesión vermú, en el escenario Xacobeo 21-22, Quique González consiguió reunir a una impresionante multitud. «Vidas Cruzadas», «Caminando en Círculos» o «Salitre» fueron algunos de los temas que sonaron en el concierto de nuestro Bruce Springsteen castellano. Una formación sólida que en directo no falla jamás y una legión de fieles seguidores hicieron del show uno de los grandes bolos del día a pesar de las horas.
Tras un breve receso para comer, nos acercamos de nuevo al escenario Alma Atlántica, en el que Lorena Álvarez había reunido a un buen número de seguidores. En torno a una mesa y unas sillas, recreando la típica cocina española de nuestros abuelos, Lorena y sus Rondadores interpretaron sus piezas inspiradas en el folk tradicional entre las que no faltó «Soy un Olmo». Terminaron su concierto bajando a tocar entre el público, donde podíamos encontrarnos a Jota de Los Planetas.
Los Hermanos Cubero salieron al escenario Vibra Mahou ante un público curioso pero poco entusiasmado. Temas como «G.U.A.D.A.L.A.J.A.R.A.» o «Tenerte a Mi Lado» sonaron en un concierto que tuvo como invitadas a Begoña Riobó y a Paula Gómez al violín. Los Cubero demostraron simpatía y saber hacer, pero faltó una acogida un poco más cálida del público. Con todo, fue un buen concierto.
Kora era probablemente la artista más desconocida del cartel del sábado. Acaba de publicar su primer LP, «Fuera de Lugar», y canciones como «Paciencia» o «Marte» suenan muy bien, pero no conseguimos conectar con su directo.
Ya en el escenario grande, el Xacobeo 21-22, y bajo un sol de justicia, Maria Arnal i Marcel Bagés llegaban al Atlantic Fest para presentar «Clamor». No defraudaron. Pese al sol y el calor que tuvimos que soportar estoicamente, Arnal i Bagés no escatimaron en su repertorio y sonaron tanto las canciones de «Clamor» ( «Meteorit Ferit», «Milagro», «Tras de Ti», «Fiera de Mí» o «Ventura») como sus célebres «La Gent», «A la Vida», «45 Cerebros y 1 Corazón», «Canción Total» o la maravillosa «Tú Que Vienes a Rondarme». Han sabido adaptar su cancionero anterior aportándole un toque experimental cuando era necesario, dando coherencia al conjunto. Aunque el calor y el sol nos hicieron mella, fue uno de los grandes conciertos del festival.
El Último Vecino llegó al escenario Alma Atlántica para traernos su visión pop ochentera y oscura, muy emparentada con la música de otro de los artistas del festival, Nueve Desconocidos. Sobre las tablas, los gestos de Gerard Alegre Dòria nos recordaban por momentos a los de Manolo García, gesticulando con las manos de un lado a otro del escenario. Su propuesta con regusto retro no dejó a nadie indiferente. Pese a algún problema técnico, temas como «Un Sueño Terrible» y el carisma de Gerard ganaron nuevos adeptos en el Atlantic Fest.
No vamos a decir nada nuevo a estas alturas de Andrés Calamaro. Uno de los cabezas de cartel del sábado llegaba al festival para gozo de una gran multitud de seguidores. Un concierto que sonó muchísimo mejor que el que vimos en PortAmérica hace unos años y en el que el argentino entregó al público todos sus éxitos, desde «Flaca» o «Alta Suciedad» hasta «Sin Documentos», de Los Rodríguez, que interpretó en un inesperado bis. Puede que no hiciera nuevos seguidores, pero sus fans salieron encantados del concierto.
Y mientras Calamaro tocaba en el escenario Xacobeo 21-22, Kris K Dj amenizaba la zona de food trucks bajo la Arboleda. Un espacio con bancos y mesas, una bonita decoración y varias opciones para comer. Como suele ser ya habitual en los festivales, los precios no eran baratos, pero aún así se podían encontrar opciones alrededor de los 6€. Pese a que el sistema cashless, cada vez más extendido en los festivales, era el que se aplicaba para la compra de bebida, no se aplicaba en el caso de la comida, donde solo se admitía efectivo o tarjeta.
Los Planetas son ya un clásico del Atlantic Fest. Sienten ya el festival como su casa, y prueba de ello son todos los conciertos en los que pudimos ver a Jota entre el público como un espectador más. Pocos inicios pueden ser mejores y más contundentes que «Segundo Premio», con el que arrancaron su concierto para deleite de todos los allí presentes. Los granadinos hicieron repaso por toda su trayectoria, y no faltaron «Devuélveme la Pasta», «Reunión en la Cumbre», «Santos que Yo Te Pinté», «Alegrías del Incendio», «De Viaje», «Corrientes Circulares en el Tiempo» o ese clásico reciente que es «Islamabad». Por supuesto, no podía faltar «Un Buen Día», que el público se sabía al dedillo, o temas nuevos como «El Negacionista».
Fueron de los pocos que se permitieron hacer bises (creo que fueron los únicos junto a Calamaro, si no recuerdo mal), y volvieron para interpretar «Pesadilla en el Parque de Atracciones», otro de sus himnos. Una vez más, Jota y los suyos volvieron a confirmar su estatus como una de las grandes bandas del indie nacional.
Llegaba el turno de Izal. Para muchos eran la banda estrella del cartel, aunque otros no compartiésemos esa opinión. No pudimos sacar fotos, suponemos que en parte por el inesperado despliegue de realización (fueron los únicos que contaron con realización de entre todos los conciertos). No cabe duda de que le tienen bien tomado el pulso a su público. El concierto comenzaba ya desde el backstage, filmando la salida del grupo al escenario. Desde el principio sus seguidores más fieles se entregaron coreando canciones como «Copacabana», «Pánico Práctico», «La Mujer de Verde», «Hogar» o «El Pozo». También se hicieron lo que en la música española podríamos ya llamar un «Depedro» bajando a tocar entre el público «Qué Bien», con la inestimable y precisa ayuda de la realización, que no dejó escapar detalle del espectáculo.
La gira de despedida de Izal recaló en el Atlantic Fest como última parada en Galicia y no fueron pocos los que acudieron a la llamada. Una legión de seguidores que quizás no sea habitual de los festivales, pero que se acercó al Atlantic Fest para ver una vez más a Izal. En directo tienen un gran sentido del espectáculo y consiguen la absoluta entrega de sus seguidores, aunque personalmente, en la parte musical, no me acaban de entrar.
El fin de fiesta llegaba con La Casa Azul. La Casa Azul ha logrado construir un espectáculo de luces, proyecciones y sonido que es coherente con su música y en ningún caso le hace sombra. Hicieron todo un repaso a su carrera, desde «Chicle Cosmos» hasta «Los Chicos Hoy Saltarán a la Pista», pasando por «No Más Myolastan» o «Superguay». Por supuesto, no faltaron las brillantes composiciones de «La Gran Esfera» (2019), como «A T A R A X I A», «Podría Ser Peor», «El Momento» o «El Final del Amor Eterno». Momentos especialmente mágicos fueron los de «Esta Noche Sólo Cantan para Mí», con homenaje a Raffaella Carrá en las proyecciones o «La Revolución Sexual», todo un esperadísimo himno en el que el público no dejó de saltar, cantar y bailar. Sin embargo, tuvieron la acertada decisión de acabar con «Nunca Nadie Pudo Volar», una canción tan gigante que acaba emocionando, entre la euforia y la tristeza.
Si alguien me pregunta, diría que la felicidad es un concierto de Guille Milkyway y los suyos. Lo que consiguen en sus conciertos es una rendición total a la música, una sensación de libertad y euforia que tan solo responde a las canciones. Un brillante cierre para una nueva edición del Atlantic Fest.
Resulta innegable que esta edición del Atlantic Fest ha tenido algo de mágica. Quizás por la vuelta a la normalidad, quizás por el cartel, por la playa, o simplemente por reencontrarse con viejos amigos para disfrutar de la música. Ha sido como una vuelta a casa, al «Hogar», que hubiesen dicho Izal. Las cosas se han hecho bien, el nuevo recinto funciona y los organizadores tampoco han abusado en cuanto al aforo del recinto, que probablemente se amplíe de cara al año que viene. Además, han tenido el acierto de incorporar una serie de actividades y charlas en torno a la música que enriquecen la propuesta (la exposición interactiva de carteles de Error! Design – Xavi Forné – todavía puede verse hasta el 31 de julio en la sala Rivas Briones de Vilagarcía de Arousa). ¿Nuestro festival favorito de este año? Posiblemente.