Balthazar, As Matinés do Principal, Pontevedra, 30-10-21
No resulta fácil acostumbrarse a los conciertos matinales (sesión vermú, como les decimos coloquialmente y porque, reconozcámoslo, suena más «guay»), pero la ocasión merecía el esfuerzo. As Matinés do Principal volvían a Pontevedra con algunos cambios (para empezar, no se celebran en el Teatro Principal, sino en el Pazo da Cultura, suponemos que más por un tema de aforo que por otra cosa), y el primer concierto de este ciclo nos traía a los belgas Balthazar.
Pese a contar con cinco álbumes publicados (el más reciente, «Sand», que ha salido a la luz este 2021) y estar en activo desde 2004, Balthazar no son aún demasiado conocidos en España. En Bélgica sí son uno de los grupos nacionales más populares, como demuestran sus ventas, siendo número 1 en su país con sus dos últimos discos. Aquí muchos gallegos les conocimos en la vecina Portugal, gracias al Festival Vodafone Paredes de Coura, que les trajo en 2019, donde nos sorprendieron con su estupendo directo.
No estaba anunciado ningún grupo como telonero, por lo que nos sorprendió la presencia de Sylvie Kreusch. La artista belga, que acaba de publicar un nuevo disco, «Montbray», llegó acompañada de un guitarrista y unas bases pregrabadas. Con temas como «Seedy Tricks» o «Haunting Melody», Sylvie trataba de crear un ambiente sensual y oscuro, llevándonos a su propio mundo. Sin embargo, ni la hora ni la puesta en escena, casi a oscuras, ayudaban en absoluto. Pese a los esfuerzos de la belga por llamar la atención con sus bailes y su presencia en el escenario, la cosa no acababa de funcionar. Su música probablemente hubiese encajado mejor si el concierto fuese de noche.
Balthazar no defraudaron. Desde el primer momento, su directo sonó impecable, con canciones estupendas e incontestables como «Hourglass», con la que iniciaron el concierto. El setlist recorrió toda su discografía haciendo especial hincapié en su último trabajo, «Sand», un gran disco del que sonaron temazos como «On a Roll», «Losers», «Moment» o «Linger On», en los que demostraron su precisión casi matemática como músicos y su sintonía como banda. Tanto es así que se podría decir que Balthazar son uno de esos grupos que suenan mejor en directo que en disco, ya que su música adquiere una nueva dimensión sobre el escenario, sobre el que despliegan toda su elegancia y su saber hacer. Si buscamos hacer comparaciones, es inevitable relacionarlos con sus paisanos dEUS, aunque Balthazar estén más orientados al pop que al rock.
Hubo pocas concesiones a temas de corte más intimista, salvando «You Won’t Come Around», que Maarten Devoldere dedicó a Sylvie Kreusch, con la que ha llegado a compartir banda, Warhaus, un proyecto al margen de Balthazar. Tanto Maarten Devoldere como Jinte Deprez, que comparten el papel de vocalistas, se reparten sobre el escenario los roles, sin que ninguno brille por encima del otro y haciendo que la banda suene en todo momento como una maquinaria perfectamente engrasada.
Para el final quedó «Fever», en la que el grupo marcó el clímax del concierto con una versión épica y más extendida que en el álbum original al que daba título.
Quizás la música de Balthazar no sea para todos, ya que no buscan la inmediatez de un hit ni un estribillo coreable, pero quienes den el paso de adentrarse en sus canciones descubrirán una banda de lo más interesante con un directo que ya les gustaría tener a otras bandas más populares. Que los festivales vayan tomando nota.