Bodas de Plata: Madonna – Like a Prayer (1989)
Las críticas no se hicieron esperar, y los católicos más fervientes cargaron contra la artista por mostrar símbolos de la religión como los estigmas, las cruces ardiendo o la idea de hacer el amor a un santo (cosa que no sucede en absoluto en el videoclip). La polémica alcanzó tal magnitud que Pepsi retiró un anuncio en el que sonaba la canción y el Vaticano condenó el videoclip.
Madonna dijo que la canción se basaba en su infancia católica, contando la historia de una chica que consideraba a Dios como su figura paterna. El sonido espiritual de la canción, el coro gospel mezclado con el pop, suponen una gran evolución en la música de la artista, que buscaba a un público más adulto.
El videoclip fue dirigido por Mary Lambert, que ya había trabajado con Madonna en videoclips como «Like a Virgin» o «Material Girl», y con otros artistas como Chris Isaak, Janet Jackson o Sting. Curiosamente, Lambert emprendería posteriormente su carrera como directora de películas de terror no demasiado buenas, cuya última entrega ha sido «Mega Python vs. Gatoroid» (2011).
Dejando a un lado el tema «Like a Prayer», el disco contiene otras diez canciones más de las que podríamos (y deberíamos) destacar también «Express Yourself». Fue el segundo single extraído del disco y pronto se convirtió en un himno. La canción, en la que Madonna pide a la mujer que reclame su poder en las relaciones de pareja, tuvo un espectacular videoclip que dirigió el ahora afamado director de cine David Fincher. El vídeo, inspirado en el clásico de Fritz Lang, «Metrópolis» (1927), nos presenta a Madonna (ya de nuevo con su mítica imagen con el pelo rubio) ejerciendo el poder en una fábrica llena de obreros. Finalmente, escoge a uno de ellos para que suba a su dormitorio.
Con un presupuesto de 5 millones de dólares, el videoclip se convirtió en uno de los más caros de la historia, el más caro en su día. Pero aún más importante fue su influencia. La estética del vídeo influyó claramente en la explotación de la sexualidad que se hizo en la publicidad durante los años 90, y su legado es indiscutible. Lady Gaga se inspiró en el tema para componer «Born This Way», y muchos incluso la llegaron a acusar de plagio.
Sin embargo, puede extrañar a muchos que la versión del tema que suena en el disco no es la misma que suena en el vídeo. Para el videoclip Madonna escogió la remezcla de la canción a cargo de Shep Pettibone, mucho más bailable y poderosa, y que es la que todos tenemos en mente cuando recordamos la canción. No en vano, se convirtió en la versión que interpretó en todos sus conciertos.
Durante el proceso de grabación Madonna se divorció de Sean Penn, y uno de los temas del disco, «Till Death Do Us Apart», está dedicado a él. Our luck is running out of time/ you’re not in love with me anymore… la letra de la canción resumía perfectamente la tormentosa relación que tuvo con Penn, marcada por la difícil y violenta relación del actor con la prensa. No fue la única concesión sentimental del álbum. En la balada «Promise to Try», la artista hablaba de la muerte de su madre, que murió cuando ella sólo tenía 5 años, mientras que «Oh Father» iba dedicada a su padre. También hablaba de mantener a la familia unida en la muy funky «Keep It Together».
Pero las canciones de «Like a Prayer» no trataban sólo de exorcizar los demonios de la propia artista. En «Dear Jessie», una especie de nana-pop, describe un mundo de fantasía con tintes infantiles, mientras que en «Cherish» y «Love Song» (un dueto con Prince) habla de relaciones sentimentales.
Mención aparte merece «Spanish Eyes», una canción con claras influencias del folclore español (castañuelas incluidas) o la oración con la que acaba el disco, «Act of Contrition», en la que suenan los coros de «Like a Prayer» al revés.
«Like a Prayer» es historia de la música. Es cierto que algunos de sus temas pueden sonar demasiado ochenteros hoy en día, pero es innegable su condición de clásico, uno de los discos clave de Madonna. No podríamos explicar la historia del videoclip sin «Like a Prayer» o «Express Yourself», pero tampoco la de la música. Imprescindible.