Crystal Fighters, Santiago de Compostela, 26-07-14
Han pasado ya tres semanas desde que los Crystal Fighters pasaran por la Praza da Quintana durante las fiestas del Apóstol. Un día después de Los Planetas y dos días antes de Belle and Sebastian, como si de una especie de festival indie se tratase, los Crystal Fighters llenaban la Praza da Quintana. Un hecho que ya no sorprende, tras haber llenado el pasado año en sus conciertos de Vigo y Santiago. Sí he de confesar que los que pasábamos de treinta nos sentimos un poco fuera de lugar con tanto adolescente (aquello parecía una fiesta de fin de curso), pero parece que a medida que aumenta el éxito del grupo baja la edad de sus adeptos.
Con todo, lo que más me sorprendió (y frustró) antes de empezar el concierto fue ver como más de uno se colaba desde algún acceso a la Quintana, a menudo con el beneplácito de la seguridad del concierto, con la excusa de ir al bar que da a la plaza o simplemente atravesar el lugar para llegar a otra parte. Concretamente, una pareja de guiris ya entrados en años pasaron antes del concierto y acabaron en primera fila dándolo todo al final del concierto. Que ya que pagas 20 euros por tu entrada, deberían controlar un poquito más el tema, ¿no?
Desde el primer momento quedó claro que la capacidad de su cantante, Sebastian Pringle, de seguir sorprendiéndonos con vestuarios cada vez más imposibles sigue intacta. Por si el puñado de collares y el tocado de plumas de pavo real no fuese suficiente, el look se completaba con una cuerda atada sobre su cuerpo como si fuese una red para pescar.
Pero al margen de su look, también dejaron claro desde el primer momento que sus hits siguen funcionando como una máquina bien engrasada y puesta a punto. De «Solar System» a «Follow» pasando por un temazo tan incontestable y veraniego como «L.A. Calling», resultaba imposible resistirse a corear y bailar las canciones de los británicos.
La energía del grupo y los constantes gestos hacia el público (brazos arriba, palmas y demás) lograron el ambiente propicio para convertir la Quintana en toda una fiesta. «Plage», «You & I», «Love Natural»… toda una colección de éxitos que no dejaron a nadie impasible. La clave del éxito del grupo demostró estar en su directo y en la química que tienen con el público, además de que sus canciones son contagiosas y siempre hay algún uoh-oh o un yeah-yeah que todos puedan corear, sea cual fuere su nivel de inglés.
No se olvidaron tampoco de algún tema que no podía faltar en un concierto de verano, «In the Summer», o de otros clásicos de su repertorio como «Champion Sound» o «Are We One», buscando la complicidad del público más si cabe.
Con el bis llegó el protagonismo de la txalaparta al comienzo de la mítica y muy rave «I Love London», recibida con entusiasmo por todo el público. El broche final lo ponía uno de sus temas más populares, especialmente desde que aparece en un spot televisivo, «At Home», en la que las dos coristas del grupo toman todo el protagonismo. Todos coreamos los míticos no no no no no no no no… yeah yeah!… yeah yeah!, dando lugar a uno de los momentos más especiales de la velada.
Es su momento y lo aprovechan al máximo. Crystal Fighters lo saben y siguen sacando el máximo partido de esa química que tienen con el público y un sonido tan ecléctico que va de lo acústico a lo electrónico sin admitir etiquetas como indie o mainstream. La clave probablemente está en que siguen pasándoselo bien y dándolo todo cada vez que se suben al escenario, y el público responde a su llamada. London Calling, como decían The Clash.