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Festival Xacobeo 10, Monte do Gozo, 27-08-10

Y llegó el gran día. Mucho se habló y rajó del Xacobeo 10 en las semanas previas, sobre todo a raíz de la incorporación de última hora de los Pet Shop Boys, cuando las entradas ya habían volado. Así que tanto los «resentidos» por no haber conseguido su entrada como los que esperaban algún fallo de la organización para echárseles encima afilaban sus dientes esperando poder rajar lo indecible al día siguiente tanto en foros como en blogs. Pero no hubo nada de eso, más bien al contrario.

Siguiendo las acertadas indicaciones que figuraban en los paneles de la carretera hacia el Monte do Gozo en Santiago de Compostela, llegamos al recinto una hora después de que se hubiesen abierto las puertas. Las gradas ya estaban copadas hasta la mitad más o menos, así que optamos por ser valientes y bajar hasta el foso (el último concierto al que fui en el Monte do Gozo había sido la última vez que estuvieron Muse y The Cure, así que no tenía el recuerdo agobiante de Springsteen), donde quedaba aún algún hueco. Sobre la hora prevista, a las 19:45 comenzaban a tocar The Right Ons. Hicieron exactamente lo mismo que en el LolaPop semanas antes, rock tan bien ejecutado como monótono. Claro que nadie quería dejar su posición de cara al concierto de Muse y ellos aprovecharon para gustarse a sí mismos, baño de masas incluido que pocas veces podrán repetir (si es que llegan a volver a tocar ante semejante multitud).
Aunque no quiero echarle la culpa a nadie, el cielo comenzó a nublarse y cayeron las primeras gotas. Afortunadamente despejó rápidamente y pudimos disfrutar de Jónsi sin problemas metereológicos.

No parece que la mayoría de los presentes fueran conscientes del privilegio que suponía poder ver a Jónsi en directo. En España tan sólo los asistentes al Sónar Barcelona pudieron disfrutar de su espectacular directo y su brillante puesta en escena. Aunque en esta ocasión (no sé si por decisión propia o debido al montaje de Muse) Jónsi prescindió de cualquier elemento visual de apoyo, tanto él como los músicos que le acompañan (incluido su pareja, Álex) iban engalanados con ropas customizadas. Jónsi llevaba esa especie de casaca de Peter Pan islandés que suele lucir en sus directos.

El líder de Sigur Rós optó por empezar con los temas más lentos de su disco, «Go», para luego ir «in crescendo». Comenzó con una canción nueva que yo desconocía por completo y siguió con «Kolnidur», «Sinking Friendships» o «Tornado». Su voz emocionaba y llenaba por completo el Monte do Gozo de sueños y sensaciones indescriptibles. Pero hay que reconocer que fue «Go Do», el primer single del disco, el tema que nos hizo a todos empezar a vibrar y soñar despiertos. Una energía alucinante era la que aportaban los músicos que le acompañaban, en especial ese batería coronado rey, como el protagonista de «Where the Wild Things Are», que mantenía el pulso de las canciones en lo más alto e incluso animaba al público a acompañar con palmas. Estaba atardeciendo y que mejor manera de despedir al solano que con «Around Us», «Boy Lilikoi» o «Animal Arithmetic», que hicieron las delicias de todos los que nos encontrábamos allí y animaron a bailar incluso a los que desconocían su música.
Engalanado ya con su plumaje multicolor, Jónsi se despedía con «Grow Till Tall» para volver al País de Nunca Jamás.

Pero las estrellas del cartel eran Muse y eso se notaba. Tanto es así que tras el concierto de Jónsi el foso se vio invadido con incorporaciones de última hora, algunas de ellas esas incómodas torretas de 2 metros de alto perjudicadas por el alcohol. No cabía ya ni una aguja en el Monte do Gozo.
Vaya por delante que Muse es mi grupo favorito (desde hace unos 10 años) y ésta ha sido la quinta vez que les veo, así que no podré ser objetivo (opino que si uno es un sujeto, su opinión siempre va a ser subjetiva por otro lado). De Muse pueden decirse muchas cosas, pero que su directo es de los más espectaculares que se puedan ver sobre un escenario no es nada nuevo. En cada gira vuelven a reinventarse y ofrecer un espectáculo aún mayor, más grande y poderoso que nuestra imaginación. Pero en esta ocasión había que adaptarse a las necesidades festivaleras y optaron por las pantallas hexagonales que también se vieron en el festival de Glastonbury.

Matthew Bellamy y los suyos se tenían al público ganado de antemano, pero es que además optaron por un setlist que recogía todas las canciones más populares de su carrera. Arrancaron con «New Born», de su segundo disco, y toda la masa empezó a botar con los riffs de la guitarra de Bellamy. Siguieron con «Map of the Problematique», uno de sus temas más «heavies», pero pronto llegarían las canciones de su último trabajo, «The Resistance». Sonó «Uprising», que es el tema con el que suelen abrir los conciertos de esta gira, y «Resistance», ambas canciones altamente influidas en las letras por la visión futurista de «1984», de George Orwell.
Aunque lo más grande de Muse es que su música no conoce límites, y pueden pasar de convertirse en un Prince metalero («Supermassive Black Hole») a cantar un emocionante himno apocalíptico («Time Is Running Out»). Supongo que tiene que ser una gozada volver al mismo escenario 6 años después convertido en protagonista absoluto del cartel y viendo que puedes dejar el estribillo en manos del público sin errar una sola letra.

El piano de cola hacía acto de presencia para recordarnos a Queen con «United States of Eurasia» y el grupo volvía a hacernos botar endiabladamente con la cañera «Stockholm Syndrom». Y como Muse son capaces de pasar de un estilo a otro sin pestañear, Bellamy se colgaba el sintetizador a lo Jean-Michel Jarre al tiempo que Dominic Howard hacía lo propio pasándose a la batería electrónica para tocar «Undisclosed Desires», que ya le hubiese gustado escribirla a Justin Timberlake. Poco tiempo quedaba ya, pero todavía teníamos que dar palmas y dejarnos la garganta en el estribillo de «Starlight». Para acabar, antes del bis le tocó el turno a «Plug In Baby», uno de sus primeros éxitos y una de las canciones preferidas de sus fans.

El trío británico dejaba el escenario para volver poco después con «Hysteria», una de las canciones más coreadas por los presentes. Quien haya asistido a algún concierto de Muse en los últimos años ya sabía como acabaría la cosa. Chris Wolstenholme agarraba la harmónica para ir metiéndonos en situación de «spaguetti-western» mientras presenciábamos atónitos como pasaban el equipo técnico de los Pet Shop Boys a través del abarrotado foso. «Knights of Cydonia», esa suerte de western marciano con influencias de la música de Sergio Leone ponía punto final a un concierto inolvidable, con todo el público coreando No One’s Gonna Take Me Alive…
Se notó que casi todos habíamos venido a ver a Muse, sobre todo, así que la gente se fue dispersando y retirando hacía las gradas o a satisfacer necesidades básicas. Claro que esto también fue motivado por la actuación de Caradeniño dj. Tanto es así que en Facebook ya existe el grupo «Yo también creo que Caradeniño dj y su amigo dieron pena en el Xacobeo 10». Y es que mientras se procedía a desmontar la parafernalia de Muse para dar paso a la de los Pet Shop Boys, Caradeniño dj y su colega garrulo sin camiseta creían estar marcándose la sesión de su vida haciendo guiños indies a Nirvana o Rage Against the Machine o, lo que es más grave todavía, recurriendo a una canción de Muse que había sonado hace poco en su directo. Muy triste. Y claro, si a ello le sumamos que la actuación de los Pet Shop Boys sufrió un retraso de media hora porque parecía que estaban jugando al Tetris con los putos cubos de la escenografía, el ritmo del festival se rompió por completo. Fueron muchos los que huyeron, otros buscamos una grada donde sentarnos y donde poco a poco nos fue calando el frío.

Sobre la 1 y media de la mañana salían a escena los Pet Shop Boys. Ataviados con cajas en la cabeza, y sobre un fondo que mostraba un electrocardiograma, comenzaba a sonar la mitiquísima «Heart», uno de sus primeros éxitos en los 80. La puesta en escena era muy imaginativa y colorista, pero para mí la verdad es que canciones como «Did You See Me Coming» o » Love etc» palidecen al lado de «It’s a Sin» o «Always On My Mind», que fue de las más coreadas entre el público.

Su espectáculo era visualmente muy atractivo, y pronto las cajas fueron cambiando de posiciones y los bailarines de vestuario. «Go West» o «What Have I Done to Deserve This» fueron también de las que más animaron al público. Aún así, Neil Tennant notaba que la cosa estaba más bien fría y tiró de versión de «Viva la Vida», de Coldplay, para tratar de levantar los ánimos, aunque no había mucho que hacer. Ni «Se a Vida é» ni «Domino Dancing» pudieron hacer mucho más por entonar al público más allá de las primeras filas del foso.
Dieron un buen concierto, pero las circunstancias fueron más bien adversas (que te hagan salir después de Muse es casi un suicidio, más aún hora y media después). «West End Girls» servía para poner punto final al espectáculo con una lluvia de confetti plateado sobre el foso.

Conclusión, un conciertazo de Muse digan lo que digan por ahí (los que no han ido en su vida a un concierto suyo se quejaban de que se mostró frío con el público, a lo mejor esperaban besos y abrazos), un maravilloso directo de Jónsi y un elegante concierto de los Pet Shop Boys. Y ni hubo problemas de organización ni de sonido (al menos yo no los tuve, y estuve tanto en el foso como en las gradas). Lo único malo del festival Xacobeo 10 es que es un evento que no se repetirá, pero ya está claro a estas alturas que volver a igualar toda la programación de este año Xacobeo será a todas luces imposible. Al menos nosotros podremos echar la vista atrás dentro de unos años y decir «Yo estuve allí».

2 comentarios en «Festival Xacobeo 10, Monte do Gozo, 27-08-10»

  • Sí hubo problemas de organización, pero no trascendieron. De hecho, yo estuve a punto de poner una denuncia en la policía local. Por otro lado, siendo mi tercer concierto de Muse, puedo decir no que ESTUVIERON fríos, sino que estos tíos SON muy fríos y que, teniendo el caché y prestigio que ya tienen, es una pena que sus directos hayan ido a menos en lugar de a más. Y eso que suenan siempre de la hostia, pero se les nota muy subiditos, hasta un punto casi un poco desagradable. Jónsi fue, sin duda, lo mejor de la noche. Muy triste que la garrulada general del público impidiese a muchos comprender el privilegio que estaban teniendo al presenciar a un genio de la música…

    De todo esto y mucho más hablaré, cuando tenga un ratito, en mi blog (no lo digo para hacer spam, jejeje, sino por si quieres aclarar dudas y leer una opinión diferente aunque parecida…)

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  • Lo de los garrulos viendo a Jonsi lei algo por ahí en otras crónicas, pero en el concierto no me enteré de nada. No sé, a mí tampoco me parece que haya ido a menos el directo. Yo creo que simplemente Muse ya es una banda tan masiva que se han impuesto una marcha a piñón fijo, cada 3 años disco y gira, pero aún así siguen montándose algo distinto para cada tour.
    Me leeré tu crónica para aclarar dudas, lo de los problemas de organización no lo he visto comentado por ahí.

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