Hurts y Crystal Castles, dos dúos de dos mundos


A otros a los que todavía les queda mucho que demostrar, pero que van por mejor camino son los Crystal Castles. Su concierto en La Riviera se puede resumir en que lo suyo fue llegar y arrasar con todo. Nada más salir Ethan Kath y empezar a tocar, la gente empezó a entrar en una verdadera esquizofrenia imparable. Yo temí por mi vida e incluso pensé en irme para atrás, pero con lo que me gusta el roce no pude resistirme, saqué todo mi valor y me sumé a los masivos empujones. Cuando llegó Alice Glass con su característica voz de cerda siendo degollada, la locura se desató aún más e hizo entrar a la gente en un sentimiento de furia y alegría tecno punkarra imposible de controlar, porque si algo tengo claro es que si existe una palabra que defina su estilo esa es el tecno-punk.
Empezaron con la primera pista de su segundo disco «Faiting Spells», acto seguido entró a sonar «Baptism», con la que llegaron los primeros desmayos, tres que pude ver en total, gente que se retiraba hacia atrás por el agobio, Alice Glass cayéndose de cabeza al suelo tras tirarse al público e intentar ponerse de pie encima de ellos. En las seis primeras canciones sacaron sus mejores temas rompepistas: «Courtship Dating», «Doe Deer» y «Crimewave», dando después paso a una segunda parte un poco más relajada, donde tocaron temas más centrados en su sonido característico de videoconsola y voces moduladas como «Air War» o «Celestica». El final del concierto me pareció llegar muy pronto, pero con él vino un bis como el que sólo ellos podían dar, haciendo saltar más a la gente con los temas «Intimate» y «Yes No», tema de cierre de sus conciertos, el cual no viene en ninguno de sus dos discos, una pena porque sin duda es un temón.
Si Crystal Castles y Hurts tienen algo en común es que ambas son dos bandas con mucho postureo, pero por mucho que Theo Hutchcraft tire rosas blancas entre canción y canción (quien le daría la estupida idea) el dúo canadiense con su actitud destroyer supo meterse al público en el bolsillo y ellos con su directo descafeinado se quedaron a medias.