Listas: Mis 10 discos favoritos de 2001
Quién iba a decir que estos jovenzuelos nos cambiarían la vida. Probablemente ni siquiera ellos mismos sabían todo lo que iba a venir después de «Origin of Symmetry» (2001) y las legiones de fans que les seguirían por todo el mundo. Pero el 2001 dió para mucho más. Algunos grupos que ya han pasado por el repaso a estos 100 discos de la década publicaban sus debuts (Elbow y The Strokes), otros que reinvidicaban la psicodelia en pleno siglo XXI (Super Furry Animals), sentaban las bases de todo el hip hop de la década (Jay-Z) o se marcaban un musical rompedor sobre una operación de sexo que salió mal («Hedwig and the Angry Inch»). Esta es la penúltima entrega de «Los 100 discos de la década». Que la disfrutéis.
10. Super Furry Animals – Rings Around the World
Una sola canción me habría bastado para incluir a los Super Furry Animals. «Juxtapozed with U» jugaba con la música disco de los 70 introduciendo distorsiones robóticas en la voz de Gruff Rhys y con una letra impagable (…tienes que soportar/ a toda esa gente que odias/ no estoy enamorado de ti/ pero no lo usaré en tu contra…), una canción por la que no pasan los años y que te la puedes imaginar sonando en esos típicos bailes de fin de curso norteamericanos mientras gira la bola de espejos de discoteca. Temas contagiosos como «(Drawing) Rings Around the World», los uoh-oh’s en falsete de la deliciosa «It’s not the End of the World?» o el toque electro-country de «Run! Christian, Run!» completaban una jugada magistral.
9. Elbow – Asleep in the Back
No es tan rematadamente bueno como «Cast of Thousands» (2003), pero «Asleep in the Back» fue uno de los mejores debuts de su año. La carismática voz de su líder nos hipnotizaba desde la primera canción con «Any Day Now», dejando claro que lo de Elbow iba aparte. Canciones que alcanzaban una épica espiritual sin precedentes a lo largo de algo más de 7 minutos («Newborn»), intensas emociones que iban «in crescendo» («Red») o preciosas y atípicas canciones de amor (…tropiezo con la multitud/ ellos intentan ignorarnos/ no pasa nada/ estoy orgulloso de ser a quien te agarras… reza la letra de «Powder Blue»). Elbow eran, junto con Doves, lo mejor que había surgido en el Reino Unido después del brit pop.
8. Garbage – Beautiful Garbage
En su momento, como mi banda favorita que era, este disco supuso una pequeña decepción en lo que Garbage suponía para mí. Sin embargo, con el paso del tiempo ha ganado muchísimo. «Beautiful Garbage» suponía el cambio total de una banda que había empezado haciendo rock alternativo y que ahora abrazaba el pop más perfeccionista. Porque si ya eran buenos haciendo rock o acercándose a la eléctronica («Version 2.0»), podían entregarnos canciones de pop perfectas como «Parade», «Can’t Cry These Tears», «Cherry Lips (Go Baby Go!)» o «Breaking Up the Girl». Por otro lado, la actitud rockera de Shirley Manson y compañía seguía presente en temas como «Silence Is Golden» o «Shut Your Mouth», toda una declaración de intenciones que abría este tercer disco de Garbage.
7. Jay-Z – The Blueprint
Grabado en New York, «The Blueprint» salía a la venta exactamente el 11 de septiembre de 2001, coincidiendo con los ataques terroristas a las torres gemelas. Entre los productores de sus canciones ya aparecía un por entonces desconocido Kanye West. Precisamente quizás los mejores temas del álbum son los que produjo West, como «Izzo (H.O.V.A.)» (sampleando a los Jackson 5), el enorme «Heart of the City (Ain’t No Love)» o la grandísima «Never Change». Tampoco el resto del disco desmerece, con temazos como «U Don’t Know» o «Song Cry». Más de una hora de hip hop que rendía tributo al soul y al R&B más clásico y que sentó las bases de todo el hip hop actual. «Empire State of Mind» no llegaría hasta años después, pero «The Blueprint» era ya una carta de amor a New York.
6. Björk – Vespertine
Después de su incursión en el cine con «Bailar en la Oscuridad» (2000), el agridulce y atípico musical de Lars von Trier, y su respectiva banda sonora, «Selmasongs», la cantante islandesa se alejaba cada vez más de sus orígenes musicales en «Debut» (1992) o «Post» (1995), para adentrarse en un nuevo mundo de sonoridades desconocidas. En «Vespertine», Björk creaba paisajes bellísimos y oscuros al mismo tiempo, como lo demostraban «Hidden Place» o «Pagan Poetry», aunque sin olvidarse de aportar puntualmente algún estribillo pop («It’s not Up to You») o acercarse a sonidos que parecían sacados del «Kid A» (2000) de Radiohead («Cocoon»). La propia Björk describió «Vespertine» como «pequeños insectos renaciendo de las cenizas». Una definición singular, sin duda, cómo su propia música.
5. The Divine Comedy – Regeneration
No puedo imaginarme a un tipo con más clase y elegancia en el mundo musical que Neil Hannon. «Regeneration» era un paso adelante para The Divine Comedy, y Hannon quería hacerlo con clase. Qué mejor productor que el eterno colaborador y «sexto miembro» de Radiohead, Nigel Godrich. Aquí las composiciones pop se volvían más dramáticas y oscuras, al tiempo que Hannon se desnudaba completamente en sus letras. Sus dudas de fe en una iglesia («Eye of the Needle»), un canto de desesperación por la fugacidad del tiempo (…no hay horas suficientes en el día/ para decir todo lo que quiero decir… dice «Timestretched») o su encanto británico plasmado en una canción con aires de musical («Perfect Lovesong») eran sólo algunas de las geniales composiciones que nos hacían enamorarnos de Neil Hannon y su banda.
4. The Strokes – Is This It
Los medios musicales esperaban ansiosos una nueva estrella capaz de marcar tendencia, ocupar portadas y sacar declaraciones polémicas de cuando en cuando y, en esas, apareció Julian Casablancas. The Strokes publicaron entonces su debut, «Is This It», una colección de canciones rock que los llevaría a ser la banda más «cool» del planeta en 2001. Hay que reconocer que sus temas eran buenos. No hay más que escuchar «Hard to Explain», «Last Nite», «New York City Cops» o «Someday» para percatarse de que tenían carisma, encanto y el toque que les daba la dejadez de Casablancas cantando como si pasase de todo cuanto sucedía a su alrededor. No iban a ser la mejor banda del mundo y podían hacerlo mejor («Room of Fire» fue prueba de ello), pero está claro que «Is This It» marcó una época. Una pena que The Strokes estén ya muy, muy lejos de lo que hacían entonces.
3. Hedwig and the Angry Inch (BSO)
Quién iba a decir que un musical sobre la operación de cambio de sexo fallida de un transexual con una banda de rock sería una de las mejores películas musicales del siglo XXI. John Cameron Mitchell dirigía, escribía y cantaba las canciones de la banda sonora. Stephen Trask cantaba las partes de Tommy Gnosis (adolescente glam interpretado por un jovencísimo Michael Pitt), y Miriam Shor y Bob Mould (Husker Dü), entre otros, completaban la formación que interpretaba todos los temas de la película. Momentazos como el de «Origin of Love», «Tear Me Down», «Wicked Little Town» o «Midnight Radio», demostraban que el musical aún podía reinventarse a sí mismo manteniendo la fuerza del rock y la emoción sobre el escenario. No os confundáis de disco, hay otros que son las canciones adaptadas a las representaciones en teatro que se hicieron del musical.
2. Ryan Adams – Gold
Cuatro días antes del 11-S, Ryan Adams grababa el videoclip de «New York, New York» con las torres gemelas de fondo. Esta declaración de amor a la ciudad que nunca duerme fue recibida por el público norteamericano como un himno tras los atentados. «Gold» era, sin embargo, muchísimo más que eso. Fue el disco por el que le compararon con Springsteen y lo nombraron su sucesor (el tiempo y el carácter poco amable del artista demostrarían que no era así). Pero todo se le perdona cuando uno escucha joyas como «Harder Now That It’s Over», «When the Stars Go Blue», el rock genuinamente norteamericano de «Gonna Make You Love Me», los toques a lo Led Zeppelin de «Enemy Fire» o esa melancólica despedida de «Goodnite Hollywood Blvd». «Gold» era la primera joya de rock clásico norteamericano que nos dejaba el nuevo siglo, y menuda joya.
1. Muse – Origin of Symmetry
Cuando el trío de Devon publicó «Origin of Symmetry», los tres eran insultantemente jóvenes (apenas contaban 23 primaveras cada uno). Sin embargo, llevaban ya tocando juntos desde 1994 y hacía menos de dos años que habían publicado su debut, «Showbiz» (1999). «Origin of Symmetry» era el estallido de una banda destinada a llenar estadios que recogía influencias del rock progresivo y demostraba un virtuosismo a los instrumentos que pocos podían igualar. Una guitarra, un bajo y una batería capaces de todo tanto en el estudio como sobre el escenario. La magia y contundencia que demostraban canciones como «New Born», «Bliss» o «Plug In Baby», o su célebre versión del «Feeling Good» de Nina Simone eran sólo algunas de sus grandes joyas, por no mencionar «Citizen Erased» o ese final por todo lo alto de «Megalomania». Dejaron el listón muy alto, y sólo ellos mismo pudieron superarlo.