Listas: mis 10 discos favoritos de 2014
Siempre se queda algún disco fuera (a bote pronto, podría haber incluido el LP de debut de ††† (Crosses), pero dado que parte de ese disco, su primer EP, ya estaba entre mis favoritos de 2011, he decidido dejar paso a otros álbumes interesantes) y hay que tener en cuenta que nadie (especialmente los que me presuman de ello) puede escuchar todo lo publicado en un año. Esta lista se basa, pues, en cerca de una treintena de discos que he escuchado este 2014. Vamos allá.
10. Mourn – Mourn
Si os digo que el único disco nacional de esta lista lo firma un cuarteto cuyos componentes tienen de 15 a 18 años, ¿qué me decís? Lo de Mourn ha sido toda una sorpresa. Imaginaos a Elastica con una PJ Harvey adolescente cantando y así os haréis una idea del sonido de este cuarteto barcelonés. Píldoras de punk-rock sin concesiones como «Your Brain Is Made of Candy», «Otitis» o «Silver Gold» componen este debut breve, pero intenso. Como suele pasar en este país, ya se habla más de Mourn en medios internacionales como Pitchfork que en la propia tierra, y ya tienen cerrados conciertos en festivales de Holanda o Francia este año. Como curiosidad, añadir que una de las vocalistas es hija del grandísimo The New Raemon. De casta le viene al galgo.
9. Electric Youth – Innerworld
Tras varios años publicando singles como aquel «A Real Hero» que acompañaba a Ryan Gosling en la película «Drive», el dúo canadiense Electric Youth al fin ha publicado su primer LP. Vince Clark (Depeche Mode, Erasure) ha colaborado en esta producción totalmente ochentera con gran protagonismo de los sintetizadores, que nos remite a la parte más soñadora del pop, recordando en ocasiones a M83. «The Best Thing», «Runaway», «Without You» o «WeAreTheYouth» son temazos que podrían haber sonado en cualquier película de Molly Ringwald, y al mismo tiempo suenan enormemente actuales. La portada es bastante hortera, sí, pero es que las canciones son tan bonitas…
Aunque me olvidé por completo de incluir ninguna de sus canciones entre mis 50 favoritas, no puedo pasar por alto el que ha sido mi guilty pleasure este 2014. Esta joven británica ha logrado un disco de debut que poco o nada tiene que envidiar a las producciones de estrellas del pop como Katy Perry, sino más bien al contrario. Temazos como «Youth», «Let Go for Tonight» o «Holding On to Heaven», para hacernos bailar, conviven con baladas como «Night Glo» o «Clarity» (incluida en las bonus tracks). Más de uno ha comparado a Foxes con una Florence Welch rendida ante la música de baile. En cualquier caso, un disco pop con más chicha que la mayoría y que ya les gustaría firmar a Perry o a Gaga.
«Trata sobre mí y la culpa y la vergüenza y el dolor y el orgullo y la confusión de ser mujer». Así definía la artista sueca Lykke Li su tercer álbum, un conjunto de poderosas baladas que hablan sobre el dolor, la pérdida y la tristeza infinita. De títulos como «Love Me Like I’m not Made of Stone», «Never Gonna Love Again» o «I Never Learn» se desprende ese dolor y esa pena tras «la mayor ruptura de su vida», según sus palabras. Pese a ello, sus temas pueden vestirse del pop más contagioso («Gunshot») o de coros gospel y castañuelas («Heart of Steel»). Nueve canciones directas a la vena que demuestran como canalizar un corazón roto y convertirlo en grandes canciones. ¿Acaso no es eso de lo que se nutre el pop desde los Beatles?
Apenas un año después de su última entrega, «Wish Bone» (2013), la danesa Oh Land publica «Earth Sick», grabado en su propio apartamento y financiado mediante crowdfunding. Todo ello en el mismo año en el que ha debutado como actriz (en el western «The Salvation», junto a Mads Mikkelsen y Eva Green) y formado parte del jurado de La Voz Junior en su versión danesa. Este cuarto trabajo demuestra como se mueve como pez en el agua, pasando de rompedoras composiciones pop como «Head Up High» o «No Particular Order» al estilo björkiano de «Earth Sick» o a la balada pop más clásica en «Nothing Is Over». Pero la puntilla la ponen temazos que te alegran cualquier día como «Daylight» (los arreglos de cuerda y los coros son una auténtica pasada) o «Little Things». Si no la habéis escuchado, ya estáis tardando.
Podría haberse convertido en un hype más, pero lo cierto es que el debut de Banks va creciendo con las escuchas. Rodeada de un gran equipo de productores, esta chica de Los Angeles se mueve entre el R&B más oscuro y el trip-hop en temas tan interesantes como «Brain», la obsesiva «Waiting Game», «Beggin for Thread» «Goddess» o «Drowning». Incluso cuando se despoja de buena parte de esas producciones, como en «Stick», «You Should Know Where I’m Coming From» o «Warm Water», sale victoriosa. Es precisamente ese lado más oscuro del pop por el que transitan sus canciones el que hace tan sumamente interesante este álbum.
4. Elbow – The Take Off and Landing of Everything
I’m running out of miracles… canta Guy Garvey en la maravillosa «My Sad Captains». El sexto trabajo de Elbow recoge todo lo que le estaba sucediendo a los miembros de la banda durante la grabación del disco, de ahí el título. Separaciones, nuevas relaciones sentimentales, el hecho de convertirse en padres… Un reflejo que se plasma en grandes canciones como «Real Life (Angel)», «New York Morning», «This Blue World» o la canción que da título al álbum. Un disco sobre el hecho inevitable de envejecer, madurar y asumir el paso del tiempo, con todo lo que ello conlleva, a cargo de una de las mejores bandas de pop británico que ha dado este nuevo siglo.
3. Hamilton Leithauser – Black Hours
Con su banda, The Walkmen, aparcada por un tiempo, Hamilton Leithauser se ha lanzado a debutar en solitario. Lo ha hecho bien acompañado, con colaboraciones de Rostam Batmanglij (Vampire Weekend), Richard Swift (The Shins), Morgan Henderson (Fleet Foxes) o Paul Maroon (compañero en The Walkmen). Con un aire de crooner e inspirado por el rock ‘n’ roll más genuino, Leithauser triunfa con temas que suenan a clásico como «I Retired», «Self Pity», «11 O’Clock Friday Night» o la contagiosa «Alexandra». Nadie canta como él a los corazones rotos como en «5 AM» (Do you ever wonder why I sing these love songs/ when I have no love at all?) o esa joya sólo incluida en la edición limitada que es «I’ll Never Love Again». «Black Hours» suena a clásico por los cuatro costados y es uno de esos discos que uno sabe que podrá seguir escuchando dentro de 20 años. No es algo que se pueda decir de la mayoría.
Si uno echa un vistazo a todos los músicos con los que ha colaborado este artista canadiense, la lista es impresionante. Todos los arreglos orquestales y de cuerda de los discos de Arcade Fire son obra suya, por no mencionar su mano en el álbum de The Last Shadow Puppets o su participación en obras de Beirut o Caribou. En esta ocasión, en su cuarto álbum en solitario es Owen Pallett quien recibe el apoyo de músicos como Brian Eno o la impresionante Czech FILMharmonic Orchestra. El resultado es abrumador. Uno puede perderse entre las capas de sonido de joyas como «Song for Five & Six», la emocionante «The Secret Seven», la alucinante «The Riverbed» (uno ya no puede distinguir si eso son violines, una guitarra eléctrica o quizás ambas cosas), la frenética «Infernal Fantasy» o la un poco radioheadiana «The Sky Behind the Flag» (con un nivel emocional que Yorke difícilmente puede alcanzar ya). «In Conflict» es obra de un artista, un genio de la música que no se deja amoldar por etiquetas y que imagina melodías con las que la mayoría de los mortales ni siquiera soñamos.
Con su debut la compararon con Adele o Sade, pero Jessie Ware ha hecho su propio camino. El de «Tough Love», su segundo álbum, la ha llevado a acercarse más al pop y al soul, pero del modo en que lo entendían en los ochenta gente como Prince, Bryan Ferry o David Bowie. Joyas pop como «Want Your Feeling», «Pieces», «Say You Love Me» (que firma junto a ella Ed Sheeran) o el romanticismo optimista de «You & I (Forever)» (que co-escribe el artista norteamericano Miguel) conviven con piezas más contemporáneas como «Sweetest Song» o «Tough Love». Sólo por escuchar la delicada «Share It All» o la enorme «Midnight Caller», merece la pena hacerse con la edición deluxe de este discazo. El sonido de «Tough Love» no es nada nuevo, pero Ware lo hace con una clase y una elegancia que pocos son capaces de lograr en un segundo disco. Chapeau.