Listas: mis 10 discos favoritos de 2016
Cuando Fuel Fandango aparecieron en el panorama de la música nacional en 2012, su propuesta de flamenco-pop-rock-indie, para el que no se ha inventado todavía una etiqueta adecuada, parecía difícil de cuajar. Con su magnífico directo convencieron a todo el mundo y ahora logran un tercer disco en el que demuestran haberse ganado el respeto de sus compañeros (Niño de Elche y Estrella Morente colaboran en sendas canciones). Aún no sabemos muy bien cómo, pero han logrado combinar letras en inglés y español sin que resulte raro. «Salvaje» es todo un canto a la libertad: Vivo en esta tierra/que me desespera/ vivo en esta tierra/ a veces ya desierta/ y ahora sé que estoy/ en un mundo de cristal/ ya no tengo miedo a nada/ y ahora la gente ya/ no puede respirar/ ni caminar en libertad… «El Viento», «Mi Secreto» o «La Primavera» confirman que ha sido todo un acierto dar más protagonismo al castellano y al flamenco en su canciones, sin renunciar a sus señas de identidad («Corazón», «Toda La Vida»). Además de hacernos cantar y bailar, vuelven a demostrarnos su capacidad para emocionar («Medina», «Today»).
6. AURORA – All My Demons Greeting Me As a Friend
5. Daughter – Not to Disappear
Tras la separación de Standstill en 2015, muchos nos sentimos, en cierto modo, huérfanos. El primer disco en solitario de Enric Montefusco mantiene una total coherencia con su pasado en Standstill al mismo tiempo que traza un nuevo y luminoso camino propio. Mirando de nuevo hacia lo más profundo de su interior (algo que ya hiciera de una manera muy marcada en «Adelante Bonaparte»), Montefusco entrega una colección de canciones a las que sólo podemos odiar o amar sin condiciones. «Todo Para Todos», «Uno de Nosotros», «Flauta Man» o «Meridiana» (¿quién más podría hacernos cantar a pleno pulmón «mira las casitas de colores» sin sonrojarnos?) están entre lo mejor que se ha escrito en la música nacional en los últimos años. Montefusco demuestra que puede emocionarnos y hacernos llorar mientras nos hace bailar («Adiós»), y se hace patente que, con o sin Standstill, es un artista imprescindible (y necesario) dentro del panorama de la música española.
El 7 de enero de 2016 Bowie publicaba su último disco, «Blackstar». Siete canciones, algunas de ellas que ya conocíamos, que demostraban que, aún sin llegar al nivel de su flamante regreso en 2013 con «The Next Day», Bowie seguía publicando nueva música y experimentando. Tres días después, al conocer la noticia de su muerte, el álbum adquiría un nuevo sentido. Letras como …algo ocurrió el día en que murió/ el espíritu se elevó un metro y se apartó/ alguien ocupó su lugar y lloró con valentía: soy una negra estrella, soy una negra estrella… de la experimental y épica «Blackstar», que daba título al álbum, demostraban que Bowie era muy consciente de que este álbum probablemente sería el último. En «Lazarus» nos habla directamente desde el cielo: Mira aquí arriba, estoy en el cielo/ tengo cicatrices que no se pueden ver/ tengo drama, no me lo pueden robar/ todo el mundo me conoce ahora… «Girl Loves Me», «Sue (or in a Season of Crime)» o «Dollar Days» demuestran que el Duque Blanco conservaba intacto su genio creativo. Como despedida, «I Can’t Give Everything Away»: Sé que algo va muy mal/ el pulso vuelve a los hijos pródigos/ el corazón de los apagones con noticias floreadas/ con diseños de calaveras sobre mis zapatos/ no puedo regalarlo todo… La despedida por todo lo alto de uno de los grandes sigue doliendo con cada nueva escucha.
2. PJ Harvey – The Hope Six Demolition Project
Ha sido la gira del año. PJ Harvey se ha subido a los escenarios con más fuerza que nunca, arropada por una superbanda que incluía a John Parish y Mick Harvey, sus colaboradores de siempre, en sus filas. Parte de la culpa la tiene también «The Hope Six Demolition Project», su noveno álbum. Parte de las letras (y el título, claro) están inspiradas en el proyecto HOPE VI, que hizo demoler casas humildes en barrios con altas tasas de criminalidad, para luego construir nuevas viviendas que los anteriores propietarios ya no podían permitirse. Canciones como «The Wheel» (inspirada en los conflictos de Kosovo y Afganistán) muestran a una Harvey en plena forma: …Hey, pequeños niños, no desaparezcáis (oí que fueron 28.000)/ perdidos tras una rueda giratoria (oí que fueron 28.000)/ todo lo que queda después de un año (oí que fueron 28.000)… «The Community of Hope» o «The Ministry of Defence» muestran a la Harvey más rockera, mientras que «River Anacostia» o «Chain of Keys» son solemnes y oscuros cantos espirituales. «A Line in the Sand» nos recuerda el cruel mundo en el que vivimos: …suficiente es suficiente/ una línea en la arena/ siete u ocho mil personas/ asesinadas a mano/ se salieron del límite/ no retrocedieron/ si no hemos aprendido/ a estas alturas/ es que somos una farsa… Un álbum que ha sabido captar todo el sinsentido de las guerras y nos recuerda que todos somos, en parte, un poco culpables.
1. Arthur Beatrice – Keeping the Peace
Es probable que ni siquiera os suene su nombre (incluso la información que aparece sobre el grupo en la wikipedia es bastante escasa), pero esta banda británica ha publicado un segundo álbum sublime. Parte de la culpa la tiene la voz de Ella Girardot, que emociona con cada nota. Las canciones de «Keeping the Peace» hablan de la vida, de formar una familia y ser madre («Real Life»), de reencuentros con ex-parejas que ya no reconocemos («Every Cell»), de dolorosas separaciones (…que te dejé/ y entonces me dejaste/ y aunque nunca lo supiste/ la luz del día nunca se ha sentido más cruel… canta en «I Left You») o del amor/desamor desde la infancia («Since We Were Kids»). Lo más maravilloso de todo no es sólo la voz de Girardot, capaz de llegarte al alma, sino que su música se parece a todo y a nada al mismo tiempo. Escuchad sólo «Who Returned», con Girardot cantando …nunca podrás sentirte completo/ si nunca te has roto… y decidme qué grupo sería capaz de hacer una canción así, que puede recordar a London Grammar o a Radiohead a un mismo tiempo. «Brother», «All I Ask», «I Don’t Get That Chill»… son canciones que se meten en la piel y en el alma. «Keeping the Peace» ha sido injustamente olvidado por gran parte de crítica y público, pero merece muchísimo la pena. ¿El disco más bonito del año? Para mí, sin duda.