Listas: mis 10 discos favoritos de 2018
Un año más, hacemos una selección de los 10 discos que más nos han gustado en 2018. Hemos podido escuchar discos estupendos que, aunque finalmente no hayan pasado el corte final, creo que merece la pena al menos mencionar. Grandes discos internacionales como «Hunter» de Anna Calvi o «Eat the Elephant» de A Perfect Circle, o nacionales como el EP «UNO» de Delaporte o el debut homónimo de Mastodonte, la banda del actor Asier Etxeandia. Sin más preámbulos, aquí tenéis la lista de mis 10 discos de 2018.
10. Rhye – Blood
Tras el nombre de Rhye se esconde el canadiense Mike Milosh. En su segundo trabajo, «Blood», Rhye reduce más si cabe el R&B intimista que le caracteriza hasta lo más minimalista y sutil. La sensualidad es el hilo en común de canciones tan adictivas y aterciopeladas como «Taste» (…¿Me querrás de esta manera?/ porque estoy bailando con mis ojos cerrados/ está bien, soy yo, cariño…), «Stay Safe», «Feel Your Weight», «Count to Five» o «Sinful», que cierra el disco añadiendo un toque folkie . Milosh ha sabido rodearse de un gran puñado de músicos que ha transformado como nadie sus canciones en una sugerente banda sonora. Si Cigarettes After Sex nos enamoraron el año pasado, en 2018 Rhye ha tomado el relevo con nota.
9. Thirty Seconds to Mars – America
Cuando hablamos de rock de estadios o épica, solemos hablar de grupos como Muse o Imagine Dragons, pero Thirty Seconds to Mars también han estado en esa pelea, especialmente cuando publicaron «This Is War» (2009), su gran asalto al público masivo. Años después retoman el pulso con «America», un disco en el que abrazan definitivamente la electrónica, y las guitarras pasan a un segundo plano. Aquí encontramos desde composiciones hip-hop («One Track Mind», con la colaboración de A$AP Rocky) a canciones que nos pueden recordar a Kanye West («Hail to the Victor»). La épica sigue presente, aunque con una producción más electrónica: «Walk On Water», todo un himno anti-Trump: … ¿Puede ver por qué estás luchando?/ Sed de sangre y una guerra santa/ escucha, oye a los patriotas gritar/ «Los tiempos están cambiando»/ Al final, la elección estuvo clara/ dispara en la cara del miedo/ el puño levantado en la luz ardiente/ Los tiempos están cambiando…, «Live like a Dream» o «Dangerous Night», son canciones escritas para corear a viva voz. Jared Leto busca y mezcla estilos contemporáneos urbanos, del que es buen ejemplo su dueto con Halsey en «Love Is Madness» o la inmensa y atormentada «Rescue Me». Como anécdota queda ese «Remedy», compuesta y cantada por su hermano Shannon Leto. Canciones para llenar estadios.
Si 2018 ha sido el año del empoderamiento femenino, boygenius son el supergrupo femenino del año. Tres jóvenes promesas de la música (Phoebe Bridgers, Julien Baker – que en 2017 publicaba el maravilloso «Turn Out The Lights»– y Lucy Dacus) se reúnen para componer seis canciones que beben de Fleetwood Mac o las Bangles y producen momentos tan gloriosos como «Me & My Dog» (…Nunca dije que estaría bien/ solo pensé que podría mantenerme entera/ pero no podía respirar, salí afuera/ no sé por qué pensé que estaría algo mejor/ Estoy bien ahora, no importa…) o «Stay Down» (…así que me enseñarías que soy la mala/no lo soy, no soy yo?/constantemente arrepentida por una mente difícil/ empújame al agua como una pecadora/ sostenme abajo y nunca volveré a subir…) que podrían poner banda sonora a todos nuestros pasados y futuros desamores. Un cataclismo emocional en apenas 20 minutos. Brillantes.
Son pocas las bandas que, tras una larga carrera, siguen manteniendo el tipo y entregando buenos discos. Suede son una de ellas. Su octavo álbum se abre con «As One», la visión del mundo actual desde el punto de vista de un niño, y que deja claro el tono oscuro del disco, con orquesta (la Filarmónica de Praga suena en bastantes temas del disco) y coros que podrían recordar a la mítica «Carmina Burana». Más contundentes que nunca suenan en «Tides» (…las mareas me empujan/ me empujan de vuelta a ti/ cogiendo mi mano/ arrastrándome debajo/ es maravilloso/ es maravilloso…) o en «Wastelands», sin perder la esencia de su sonido. Aún así, dejan lugar a la esperanza con canciones como la preciosa «Life Is Golden» o «Don’t Be Afraid If Nobody Loves You». Brett Anderson dice que su hijo ha sido la inspiración para componer el disco, y presentarlo como la mirada de un niño al mundo actual, con miedo pero también con esperanza. Una maravilla.
Hace tres años nos sorprendió a todos con su debut, «Me» (2015). Ahora Lorely Rodríguez, norteamericana de padres latinos, confirma su talento con «Us». En él encontramos colaboraciones de productores como Pional, en «Timberlands» o la estupenda «I don’t Even Smoke Weed» (…Estoy en la palma de tu mano/ comiendo de la palma de tu mano/ no siempre sé qué decir/ pero tú siempre lo entiendes…). Rodríguez se atreve además a incluir con total naturalidad partes en español en letras como la de la contagiosa «When I’m with Him» (…querías más de lo que podría ser/ me alejo más y tú no lo puedes ver/ I feel possessed/ I can’t help but repress/ all of the signs/ telling me that I’m not fine…) o «Trust Me Baby», sobre la confianza y los celos en una pareja (…cálmate, ya te di mi corazón/ no te enojes sin razón; te hace más feo/ why am I always the one to cry?/ one to cry/ respétame (oh, oh, oh, oh)/ yo soy tu igual (oh, oh-oh-oh)/ no soy un animal (oh, oh-oh-oh)/ al que salvaste…). Por no mencionar «All for Nothing», «Just the Same» o «I’ve Got Love». Toda una demostración de fuerza, sensibilidad y girl power.
En su tercera entrega, el trío liderado por Lauren Mayberry decidió dejar entrar a un productor ajeno al grupo (sus dos álbumes anteriores fueron producidos por ellos mismos). Lo más curioso de todo el asunto es que el productor iba a ser inicialmente Dave Stewart (miembro de Eurythmics), y trabajaron con él, pero finalmente ninguna de esas canciones se incluyó en el álbum. Greg Kurstin, productor de Ellie Goulding, Sia o Foo Fighters, fue el elegido. Aunque «Love Is Dead» es probablemente su disco más pop, a medida que su sonido abraza el synth-pop más comercial, sus letras se recrudecen en temas como «Forever» (…y nunca verás mi reverso/ y siempre pensaré que tengo razón/ pero siempre me arrepentiré de la noche/ en que te dije que te odiaría para siempre…), «Graves» (…puede mirar lejos/ mientras bailan en nuestras tumbas/ pero yo no me pararé por nada…) o ese enfrentamiento de pareja a dúo con Matt Berninger de The National, que es «My Enemy». «Get Out», «Graffiti», «Heaven/Hell» o «Wonderland» también están ya entre sus mejores canciones. Ni siquiera ellos mismos pueden explicarse por qué aún no llenan estadios.
4. Vocalista y principal compositora de Daughter, Elena Tonra debutaba en solitario bajo el nombre de Ex:Re. Inspirado en una ruptura sentimental de la propia Tonra, en Ex:Re nos encontramos con un estilo muy semejante al de Daughter y que, lógicamente, gustará a sus seguidores. La obsesiva y electrónica «Romance», «Crushing», «I Can’t Keep You», «The Dazzler» o el desgarrador final con «My Heart» (…oh el artista debería sufrir/ porque está rascando su espalda/ hasta que hay sangre en sus uñas/ ¿enfermarás con las mentiras que cuentas?/ todavía, en tus manos, en tus manos, mi corazón…) nos llevan por todas las fases de una relación, desde el flechazo hasta el dolor y el luto tras la separación. Tonra vuelve a demostrar que compone como nadie y hay verdad en cada una de sus letras. Ex:Re es triste y doloroso, pero también terriblemente auténtico.
3. Florence + The Machine – High As Hope
Si ya con «How Big, How Blue, How Beautiful», Florence Welch dejaba a un lado parte de la épica de sus dos primeras entregas (sin perder las señas de identidad de su música), en «High As Hope» se reafirma en lo que ya sabíamos: ya es una de las grandes. Artistas icónicas como Kate Bush o Patti Smith, a la que dedica la maravillosa «Patricia» (..oh Patricia, siempre has sido mi Estrella del Norte/ y tengo algo que decirte/ todavía tengo miedo a la oscuridad/ pero si tomas mi mano en tu mano/ desde ti las flores crecen/ ¿entiendes que con cada semilla que plantas/ haces bello este frío mundo?/ Tú me dijiste que todas las puertas están abiertas a los que creen/ y yo la creo, la creo, la creo…). Un álbum lleno de dolor pero también de esperanza como la indescriptiblemente inmensa y conmovedora «The End of Love», inspirada por el suicidio de la propia abuela de Florence años atrás (…en un momento de diversión y furia me lancé/ desde el balcón como mi abuela tantos años antes que yo/ siempre he estado enamorada de ti/ ¿podías verlo desde el momento en que te conocí?…). Canciones brillantes como «June», «Grace», «Sky Full of Song» o «Hunger», que confirman que Florence es una entre un millón, una de las grandes genios de la música del siglo XXI.
2. The 1975 – A Brief Inquiry Into Online Relationships
El NME definía el último álbum de The 1975 como «la respuesta milenial al OK Computer de Radiohead». Quizás la afirmación sea exagerada o, al menos, demasiado rápido como para compararlo con una obra maestra como aquella. Lo que sí es cierto es que nadie se esperaba lo que nos trajeron The 1975 en «A Brief Inquiry Into Online Relationships» (Una breve investigación acerca de las relaciones online). Producido por Matthew Healy y George Daniel, vocalista y batería respectivamente, se trata de un álbum muy ecléctico que tanto apuesta por el auto-tune («TOOTIMETOOTIME» o «I Like America & America Likes Me», sobre el control de armas en EEUU) como por el pop más ochentero que el cine de John Hughes («It’s not Living (If It’s not with You)»), pasando por incorporar sonidos jazz incluso («Sincerity Is Scary», sobre las complicadas relaciones sentimentales modernas). Pero si por algo se han ganado a pulso las buenas críticas es por haber compuesto una de las mejores canciones del año, «Love It If We Made It», cuya letra es una absoluta maravilla: …y podemos encontrar la información/ acceder a todas las aplicaciones/ que están fortaleciendo sus posiciones basadas en la desinformación/ oh, que le jodan a tus sentimientos/ la verdad son sólo rumores/ estamos aquí sólo para pudrirnos/ la modernidad nos ha fallado/ y me encantaría que lo lográsemos…». «Love It If We Made It» captura como ninguna otra canción el mundo en el que vivimos en apenas 4 minutos. No es el único gran logro del disco, por supuesto. «The Man Who Married a Robot/ Love Theme» cuenta la historia de la relación entre un hombre y su ordenador, y el aislamiento que están produciendo en la sociedad moderna las nuevas tecnologías. El cierre con «I Always Wanna Die (Sometimes)», una preciosa canción que habla abiertamente sobre la idea del suicidio (… pero tu muerte no te sucederá a ti/ le sucede a tu familia y a tus amigos/ supongo/ y siempre me quiero morir, a veces…). «A Brief Inquiry Into Online Relationships» es un zasca en toda la boca a quienes creían que The 1975 sólo eran una banda más del revival ochentero. Son la voz de una nueva generación.
1. Sí, ya lo habías adivinado. «El Mal Querer» es el disco del año. Hace 12 meses elegíamos «Los Ángeles» como disco del 2017, y ahora, por primera vez en la historia de esta web, un artista repite como disco favorito por segundo año consecutivo. Nadie se esperaba un disco como éste. Rosalía se ha rodeado de colaboradores como El Guincho o C. Tangana para componer un disco rompedor, un híbrido experimental entre el flamenco y la música urbana inspirado en el manuscrito medieval de autor anónimo «El Roman de Flamenca», que cuenta la historia de Flamenca, una mujer ardiente con un matrimonio pactado con un conde que, loco de celos, la encierra en una torre de la que sólo podrá ser liberada gracias a un caballero. Una historia que sirve de inspiración para maravillas como «De Aquí No Sales», con esos ruidos de acelerador de moto de fondo, las palmas y las voces sincopadas o «Pienso en Tu Mirá» ( Me da miedo cuando sales sonriendo pa’ la calle/ porque todos pueden ver los hoyuelitos que te salen… pienso en tu mirá/ tu mirá clavá es una bala en el pecho…), otra de las grandes joyas del disco. Y qué decir ya de «Malamente», que ya es parte de la cultura popular, o «Bagdad», en la que reinterpreta (de forma autorizada) un extracto de «Cry Me a River» de Justin Timberlake. «Di Mi Nombre», «Que No Salga la Luna» (la más flamenca del conjunto) o «Maldición» (que recuerda tan claramente a «Life Round Here» de James Blake, con el que acaba de colaborar recientemente) son algunas de las perlas que esconde esta obra maestra, que cierra «A Ningún Hombre», toda una declaración de intenciones y reivindicación del poder femenino. «El Mal Querer», más allá de sus innovadores sonidos, analiza también todos los grandes males del concepto de amor como pueden ser los celos o la idea de «poseer» al otro. Es absurdo meterse a analizar si esto es flamenco, R&B o esa odiosa palabra que es «fusión». «El Mal Querer» es una joya para los oídos, una verdadera maravilla ante la que no puedo más que dar palmas. Trá-trá.