Marés Vivas TMN 2012 (18 de julio): Madre loba no hay más que una
Tan sólo 3 días después de que acabase el Optimus Alive en Lisboa, tenía lugar en el norte de Portugal otra gran cita festivalera. El Marés Vivas TMN cumplía 10 años celebrándose en la localidad de Vila Nova de Gaia, muy cerca de Porto. Las diferencias respecto al Optimus Alive eran de cantidad y no de calidad: 3 ó 4 grupos cada día (además de grupos portugueses que tocaban antes en otro escenario), un atractivo precio de 50 euros el abono (no está mal por cuatro días) y una afluencia de público de entre 20 y 30000 personas cada día (comparado con el doble que reúne el Optimus, lo convierte en un festival mucho más cómodo y transitable). Otra de las grandes diferencias es que el Marés Vivas está organizado a medio camino entre la feria y las fiestas locales. Me explico: al igual que en el Optimus, hay muchísimas marcas que ponen su publicidad en el festival a cambio de un puesto en el que luego realizan concursos y sorteos para publicitar su marca y premiar a los asistentes con dvd’s, sombreros, etc, sólo que aquí se convierte en una actividad que le hace competencia directa a los conciertos, provocando colas que a menudo colapsaban el paso de la gente.
Los primeros en subirse al escenario fueron los suecos The Sounds. Les había visto ya hace unos años en el Paredes de Coura (en el 2008, si mal no recuerdo) y recuerdo que me lo pasé bien, aunque lo cierto es que sus dos últimos discos, especialmente «Something to Die For» (2011) poco o nada han aportado a su carrera. Su directo sigue dependiendo de la actitud y energía sobre el escenario de Maja Ivarsson, su cantante, que tantos aspavientos hizo sobre el escenario que acabó tropezando y cayéndose delante del batería.
Accidente aparte, los suecos siguen repitiendo la fórmula que funciona con «Queen of Apology», «Song with a Mission» o «Living in America», pero que flaquea cuando afrontan temas nuevos como «The No No Song» o «Something to Die For». Quizás la fórmula se les esté agotando.
A los australianos Wolfmother les conocía desde poco antes de acudir al festival, con lo cual la sorpresa fue mayúscula. Si en disco ya suenan bien, en directo se superan. Andrew Stockdale, su carismático líder, consigue que su banda suene como un hijo imposible de Led Zeppelin y Black Sabbath, pero sin sonar en absoluto a rancio. Su concierto fue una master-class de rock ‘n’ roll en toda regla que haría morirse de envidia a la mayoría de los rockeros de nuestro tiempo (incluso a los viejos rockeros, también).
Empezaron interpretando canciones de «Cosmic Egg» (2009), su último disco hasta la fecha, pero poco a poco llegaron los temas de su homónimo disco de debut. «Woman» o «Love Train» fueron algunos de los momentos verdaderamente álgidos del show, junto con «White Unicorn», que incluyó un guiño al «Another Brick in the Wall» de Pink Floyd. Eso sin olvidarnos de temazos como «Dimension» o «Colossal», que bien parecen clásicos del rock de los 70.
Stockdale lo tiene todo de su parte. Canta como Robert Plant y toca la guitarra como Jimmy Page, además de mostrar una simpatía y ese gesto de «soy-feliz-haciendo-lo-que-me-gusta» que acaba por ganarse al público sin distinciones.
Siendo justos, bien se merecían la medalla de oro de la primera jornada del festival.
Franz Ferdinand eran los cabezas de cartel de aquella noche. No deja de ser extraño que no hayamos tenido noticias del grupo en los últimos tiempos. Su nuevo disco estaba previsto para este año, pero de momento no hay ningún dato que lo confirme. Eso sí, el grupo ha aprovechado para hacer una nueva gira por un montón de festivales internacionales y de paso refrescarle la memoria al público antes de publicar nuevo material.
Recuerdo su concierto en Vigo en el 2006 como casi legendario. Hubo química con el público, un Alex Kapranos encantador, un batería que sustituía a Paul Thomson temporalmente debido a su paternidad y un miembro extra de la banda que ayudaba a que la maquinaria funcionase. Aquí en el Marés Vivas la formación del grupo fue la habitual: Nicholas McCarthy a la guitarra y teclados, Robert Hardy al bajo, Paul Thomson a la batería y Kapranos tocando la guitarra y cantando. Su directo fue un repaso a los mayores hits de su carrera. Kapranos lucía nueva imagen (que no favorecedora) con corte de pelo a la taza y bigotillo. Abrieron fuego con «Do You Want To», poniendo a saltar a todos los presentes, y prosiguieron con «No You Girls». Cayeron hasta tres temas nuevos, a saber: «Right Thoughts! Right Words! Right Action!», «Scarlet Blue» y «Universe Expanded», que si bien no rompieron la pana, al menos parecen seguir con el sonido carismático de la banda.
Pero sin duda, sus canciones más conocidas fueron las que levantaron al público, como «Walk Away», «Jacqueline» o «The Dark of the Matinée». Incluso se permitieron homenajear el mítico «I Feel Love», de la recientemente fallecida Donna Summer durante el clímax de «Can’t Stop Feeling», para después provocar una apoteosis adolescente con su celebérrima «Take Me Out».
En la traca final llegaron otros clásicos de su debut como «Michael», «40′ » o «This Fire», que también fueron recibidos con júbilo entre los presentes. Para el final quedaba «Outsiders», en el que repitieron el mismo final que vimos en 2006, con todos los miembros del grupo rodeando la batería y tocando la percusión a un tiempo.
Lo cierto es que el festival empezaba bien. Aunque yo ya me alejaba del recinto con un único pensamiento en mi cabeza de cara al día siguiente: Garbage.
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