No habrá paz para los Goya
«Blackthorn (Sin Destino)», de Mateo Gil, tuvo que conformarse con 4 galardones técnicos (entre ellos los de Mejor Fotografía y Mejor Dirección Artística), mientras que «La Piel Que Habito», de Almodóvar, se llevó otros 4, dos para sus actores (Mejor Actriz para Elena Anaya y Mejor Actor Revelación para Jan Cornet) y otros dos para su equipo (Mejor Maquillaje y Peluquería y Mejor Música Original para Alberto Iglesias, también nominado a los Oscars por la banda sonora de «El Topo»). «La Voz Dormida», de Benito Zambrano, se tuvo que conformar con el ya cantado Goya a Mejor Actriz Revelación para María León, el de Mejor Actriz de Reparto para Ana Wagener y el de Mejor Canción para Carmen Agredano.
Pero sin duda la grata sorpresa fueron los 3 premios que se llevó «Eva», del debutante Kike Maíllo, que se llevó los Goya a Mejor Actor de Reparto para Lluís Homar, Mejor Dirección Novel para Maíllo y Mejores Efectos Especiales. «¡Ahora hacemos películas de robots y ganamos mundiales!», dijo en su discurso Kike Maíllo.
También «Arrugas», de Ignacio Ferreras, rompió con la tradición al llevarse no sólo el Goya a Mejor Película de Animación sino también el de Mejor Guión Adaptado.
Todos los galardones fueron bastante repartidos y merecidos, aunque probablemente Claudia Vega hubiese estado nominada a Mejor Actriz Revelación si no fuese por la nueva estúpida norma de la Academia que impide a los menores de 16 años poder llevarse un Goya (que parece más impuesta por pura envidia que por razón de peso alguna). Es indiscutible que se han hecho buenas películas (se echaron en falta más nominaciones para «Mientras Duermes» o «Primos»), pero algo malo pasa en el audiovisual de este país si el presupuesto de un solo episodio de «Cuéntame» supera el de una película ganadora de 6 Premios Goya (y lo digo con todos mis respetos hacia la serie). Porque está más que demostrado que sobra talento y mucho trabajo y, sobre todo, variedad: western, ciencia-ficción, acción, comedia, drama…
En cuanto a la gala, no hay quejas. Bueno, en realidad, sí las hay. ¿Cómo es posible que se colase un espontáneo a recoger el Goya junto a Isabel Coixet cuando a uno lo detienen por robar una lata de anchoas en el supermercado? No me lo explico, pero bueno. Eva Hache estuvo acertada en los montajes con las principales películas nominadas, que aunque Billy Crystal lleve años haciéndolo, tuvieron su gracia. El resto, un poco lo de siempre. Los números musicales no son nuestro fuerte (por mucho que se empeñen) y algunos chistes quedan un poco forzados (lo de Guti y el Twitter no venía muy a cuento). Suerte que tenemos a Santiago Segura para aclararnos como se votan de verdad los Goya (que por gracia que nos hiciese, estoy seguro de que los académicos votan así).
Poco más. Ganas de ver «Eva» y «Arrugas», sobre todo, y también alguna otra cosilla, como el ganador del Goya a Mejor Cortometraje de Ficción, «El Barco Pirata», de Fernando Trullols. Y ganas de seguir viendo más cine, por favor.