NOS Primavera Sound 2018 (viernes 8): el zarpazo del oso pardo
Si bien el jueves y el sábado estaba bien claro quienes eran las estrellas del cartel (Lorde y Nick Cave & The Bad Seeds, respectivamente), el viernes había todo tipo de opiniones. Si nos regimos por lo que al Palco NOS (escenario principal) se refiere, era la noche del hip-hop en el NOS Primavera Sound, con A$AP Rocky y Vince Staples, aunque para otros era el día con mayor protagonismo para las artistas femeninas, con Fever Ray, Ibeyi, The Breeders o Mavi Phoenix.
Llegamos a tiempo de ver a Mattiel en el Palco Seat. La artista norteamericana y su banda presentaban su debut homónimo. Pese a contar con algunas grandes canciones («Count Your Blessings», por ejemplo, me parece un temazo), la sensación era de que la cosa no acababa de despegar. Viendo que faltaba poco para que The Breeders tomasen el Palco NOS, dejamos el concierto a medias.
Diez años después de su último disco, y tras abandonar definitivamente los Pixies, Kim Deal ha vuelto a publicar disco con The Breeders, formación que lidera junto a su hermana gemela Kelley. «All Nerve» (2018), con buena acogida entre la crítica y el público, ha vuelto a llevarles de gira por todo el mundo. En apenas una hora de concierto, las hermanas Deal y compañía nos devolvieron a los noventa con temas como «Divine Hammer» o la mítica «Canonball», uno de los grandes momentos del concierto. Por supuesto, cayeron temas más recientes como «Wait in the Car» o «Spacewoman», que no desmerecen al resto en absoluto. El gran final llegaría con «Gigantic», la mítica canción de los Pixies que cantaba Kim Deal en el clásico «Surfer Rosa» (1988).
El de Grizzly Bear era, al menos para mí, uno de los conciertos más esperados. Con «Veckatimest» (2009) nos sorprendieron a todos, y ya había tenido oportunidad de verles en esa misma ciudad hace unos cuantos años. La banda de Brooklyn reunió un repertorio que destacó lo mejor de sus tres últimos álbumes de estudio, es decir, desde el mencionado «Veckatimest» hasta su última entrega, «Painted Ruins» (2017). Mientras atardecía en Porto fueron sonando «Yet Again», «Ready, Able» o «Mourning Sound», en las que el cuarteto demostró estar en posesión de una delicadeza y una perfección pop al alcance de muy pocos. Las voces de Ed Droste y Daniel Rossen iban alternándose mientras Chris Taylor manejaba el bajo, el saxofón o la flauta travesera.
Llegó «Two Weeks» y, con ella, los coros multitudinarios. Una canción prácticamente perfecta a la que siguió «While You Wait for the Others», otro de sus temas más populares. Se tomaron su concierto igual que si fuésemos a verlos a un teatro y esa delicadeza, esa manera de interpretar sus piezas de orfebrería pop hizo de su directo uno de los mejores conciertos del festival (y, con diferencia, lo mejor del viernes) para el que firma esta crónica.
No fue la mejor decisión pasar olímpicamente de artistas como Vince Staples o Superorganism (me llegaron buenas críticas de ambos), pero ya habrá mejores ocasiones en el futuro. Sí que intentamos acercarnos al Palco Pitchfork a ver a Thundercat. Y digo intentamos porque era casi imposible llegar a verle. El escenario era de difícil acceso y aún más complicada visibilidad (carecía, además, de pantallas) y, probablemente, por su situación, un aforo inferior al de otros escenarios. Nos quedamos un par de temas, pero era difícil disfrutar dadas las condiciones.
Karin Dreijer, la mitad del dúo sueco The Knife, se subía con sus Fever Ray al Palco Seat. Si bien es cierto que la crítica ha acogido «Plunge» como uno de los mejores álbumes de 2017 por el contenido político y de temática sexual de sus letras, a mí, particularmente, me sobraba un poco la esperpéntica puesta en escena, por mucho que sea parte de su discurso. En cuanto a la música, nada que objetar. Temas como «To The Moon and Back» dejan fuera de toda duda la calidad de su propuesta electrónica. Para muchas y muchos fue el gran concierto del viernes.
Por escenario y hora, todo parecía indicar que A$AP Rocky era la estrella del día. A$AP es un rapero norteamericano de manual: sudadera, pantalones XXL y dientes de oro que deslumbran. Con la compañía de una cabeza gigante de dummie en el escenario en alusión, supongo, al título de su último álbum, «Testing» (2018), A$AP Rocky se dio un baño de masas paseándose por la pasarela que se montó para acercarse al público. Entre bases pregrabadas (y voces, también), algunos efectos pirotécnicos y acabando cada canción con el sonido de una explosión (también aparecía de manera recurrente el ruido de un arma cargándose), A$AP se hizo dueño del escenario ya fuese sampleando a Moby («A$AP Forever») o rematando el concierto con un tema redondo como «F**kin’ Problems».
Quizás sorprendiese la elección de un rapero de ventas millonarias en un festival de música indie, aunque lo cierto es que A$AP también cuenta con el favor de la crítica. Hay que reconocer que el concierto fue entretenido y divertido si te dejabas llevar, aunque si lo comparamos con los cabezas de cartel de jueves y sábado, evidentemente, sale perdiendo.
El clima acompañó, de día hacía incluso calor, por lo que nada hacía prever lo que vendría al día siguiente.