O Son do Camiño (jueves 28): Maravilloso Maravilloso
La primera edición de O Son do Camiño ya había hecho historia antes de que sonase la música en directo. En apenas un par de horas se vendieron todos los abonos, con precios que iban desde 39 hasta 79 euros, y poco después volvió a suceder lo mismo con las entradas diarias (las pocas que quedaban para el viernes se agotaron en taquilla ese mismo día). El motivo era un atractivo y ecléctico cartel, que abarcaba desde The Killers, Jamiroquai, Franz Ferdinand o Lenny Kravitz hasta la música electrónica de dj’s tan cotizados como Martin Garrix o Don Diablo. No era la primera vez que se organizaba un festival multitudinario en el Monte do Gozo (la última fue el Xacobeo 10 con Pet Shop Boys, Jónsi o Muse, pero ya en 2004 pasaron por el lugar Massive Attack, Iggy Pop, The Cure o The Chemical Brothers), pero sí era la primera vez que se planteaba un macrofestival con vocación de continuidad. Detrás del proyecto, dos promotoras bien reconocidas, esmerarte (PortAmérica, Cultura Quente) y Bring the Noise (Resurrection Fest).
No hubo forma de llegar a tiempo para ver a las BALA (tocaban a las 17:10), pero sí llegamos a la recta final del concierto de Talisco en el Escenario Estrella Galicia (el más grande del festival). El trío liderado por Jérôme Amandi logró animar a todo el público pese a que el horario jugaba en su contra. Amandi no dejó de saltar y hacer guiños a los presentes. No cabe duda de que el grupo no tiene nada que envidiar a otras bandas, y así lo demuestran con himnos bailables y coreables como «The Keys».
Agoraphobia se subieron al Escenario Galicia conscientes de la oportunidad que suponía tocar en un macrofestival que ya a las 18:30 reunía a un numeroso público (más si tenemos en cuenta que era un jueves). No defraudaron. Presentando su flamante primer LP, «Incoming Noise» (2017), la banda de Boiro ofreció una buena dosis de punk rock y vino a confirmar que Agoraphobia están en plena forma sobre el escenario.
¿Qué se puede añadir a estas alturas de Triángulo de Amor Bizarro? Los chicos de Abanqueiro (Boiro) ya no tienen nada que demostrar y tienen grandes canciones como para medirse con cualquier otra banda que pudiese pisar después el escenario grande del festival. «Barca Quemada» o «El Fantasma de la Transición» se han convertido ya en himnos y «O Isa» o la incendiaria «Les Llevaré Mi Cruz», de su nuevo EP «El Gatopardo» van camino de serlo. Galicia calidade.
Tras la marcha del guitarrista Nick McCarthy, una pieza clave en el cuarteto, los escoceses Franz Ferdinand han iniciado nueva etapa ahora convertidos en quinteto con la incorporación de Julian Corrie y Dino Bardot. Alex Kapranos no dejó de dirigirse al público y aludió en más de una ocasión al nombre del festival «O Son do Camino» (ya se sabe que la ñ es casi imposible para los no hispano-hablantes). Desde el comienzo incontestable con «Do You Want To», el grupo fue encadenando hit tras hit con alguna canción de su álbum más reciente. «Always Ascending», «Michael», «The Dark of the Matinée», «Jacqueline», «No You Girls», «Walk Away» o «Ulysses» sonaron en un setlist al que poco más se le podía pedir.
Para rematar la jugada, dos hits incontestables: «Take Me Out» y «This Fire», que pusieron a todos los presentes a saltar y a bailar.
Se echa algo de menos a McCarthy y la química que tenía con Kapranos sobre las tablas, pero es cierto que Corrie y Bardot saben seguirle el juego a Kapranos. El vocalista no paró de animar e incitar al público al baile, demostrando que los Franz Ferdinand siguen vigentes 14 años después de su deslumbrante debut.
Algunos ven en ellos a los próximos Vetusta Morla (por su exitosa progresión), pero Rufus T. Firefly tienen más en común con Tame Impala, la psicodelia y el cine fantástico de los 80. Con «Magnolia» (2017) deslumbraron y ahora con «Loto» (2018) completan el díptico autorretrato de una de las mejores bandas de rock del panorama nacional. En directo, su universo onírico cobra vida en canciones como «Loto», la imparable «Tsukamori», ese guiño a la serie Stranger Things que es «Demogorgon», «Pulp Fiction» o la maravillosa «Nebulosa Jade». No les benefició en absoluto tocar en otro escenario antes de The Killers, pero aún así dieron un buen concierto.
Comenzaba a sonar «The Man» y Brandon Flowers salía a escena entre una lluvia de confeti que caía sobre el auditorio. El arranque del concierto The Killers era de lo más prometedor. Acompañado de su inseparable Ronnie Vanucci Jr. a la batería (el único miembro de la banda original que sigue tocando en directo), Flowers ha sabido rodearse de buenos músicos y coristas, así como de una puesta en escena con símbolos masculinos y femeninos iluminados en neón.
Flowers se dirigió al público y chapurreó un poco de español. «Bienvenidos a nuestro Maravilloso Maravilloso Tour» (en alusión al título de su último álbum, «Wonderful Wonderful»), dijo el cantante, justo antes de lanzarse con la mítica «Somebody Told Me» y «Spaceman». El ritmo decayó un poco con «The Way It Was» o «Shot at the Night», pero el público estaba entusiasmado. No cabe duda de que «Smile like You Mean It», seguida de «For Reasons Unknown» y «Jenny Was a Friend of Mine» volvieron a levantar el espectáculo e hicieron las delicias de quienes seguimos adorando sus primeros discos.
«Runaways» daba el toque rockero antes de encadenar un trío memorable con «Read My Mind», «All These Things That I’ve Done» y «When You Were Young», que cerraba por todo lo alto antes del bis. Flowers y los suyos volverían con «The Calling», de su nuevo álbum, para poner el broche con las aclamadas «Human» y «Mr. Brightside».
Flowers ha sabido rodearse de una buena banda y sabe dar un buen espectáculo. Faltó un punto más de química con el público, pero los de Las Vegas no defraudaron en absoluto en su primer concierto en Galicia.
Para los más amantes del pop en español quedaba aún Carlos Sadness, que tocaría después de The Killers en el Escenario Galicia, y para los amantes de la electrónica vendría más tarde el dj belga Lost Frequencies, pero los que trabajábamos en apenas unas horas no pudimos ni planteárnoslo. Había que reservar energías, aún quedaba mucho festival por delante.