Oh Land – Oh Land (2011)
Os debo muchas reseñas, lo sé. De las 4 críticas de discos que se han publicado este año, sólo 2 eran mías y 2 de las 4 eran EP’s. Pero proponerse enmendar el error a estas alturas del año es prácticamente una tarea imposible, ¿no creéis? Por ello, quizás lo más inteligente sería, en mi opinión, dar prioridad a aquellos discos de los que se haya hablado menos (ojo que si os apetece reseña de lo último de Coldplay o de Florence + the Machine, se hace, y lo más seguro es que alguna de ellas caiga, si no las dos). Este es el caso del segundo disco de Oh Land.
Escuchar a Oh Land supone un amor a la primera escucha, ya no digamos cuando la vemos en carne y hueso. Nanna Oland Fabricius es la joven danesa (26 primaveras) que se esconde tras el nombre de Oh Land, juego de palabras con su propio apellido. Si todavía no te has enamorado de ella, aún hay más. La historia personal de Nanna, estudiante del Real Ballet Sueco, es la de una chica muy joven que tuvo que dejar la danza debido a una fractura vertebral. Por último lugar, y antes de entrar en lo puramente musical, Oh Land tiene una estética propia comparable a la de Bat For Lashes o Roisin Murphy.
«Oh Land» (2011) es el segundo disco de Nanna después de «Fauna» (2008) que, aunque en su país obtuvo cierta repercusión, no le dio la popularidad a nivel internacional que le ha dado este nuevo trabajo. En sus canciones, Oh Land se coloca más cerca de la dulzura de Bat For Lashes que de los alardes épicos de Florence and the Machine.
Nanna lo mismo se pone en la piel de la luna para contarnos su historia de amor con un lobo («Wolf & I»), que nos hipnotiza con su sensual voz («Lean») o nos cuenta el drama de la lesión que le impide bailar («Break the Chain»). Tampoco le faltan atributos para convertirse en una nueva Kylie si lo quisiese («Human», «Voodoo»), pero lo más posible es que Nanna vaya camino de convertirse en una nueva musa pop a la altura de Roisin Murphy o Emilie Simon con canciones escritas para alegrarnos el día y ponernos a bailar sin miramientos (¿puede haber alguna canción más alegre y contagiosa en este 2011 que «White Nights»?). Nanna también puede convertirse en perfecta fórmula de pop como demuestran «Sun of a Gun» o el contagioso himno «We Turn It Up», que nos incita a unirnos a su revolución optimista (… le damos la vuelta/ no nos importa lo que digáis…) y despedirse bajando progresivamente el ritmo en «Rainbow», recordándonos el bello sonido del simple chasquido de nuestros dedos.
Es cierto que apunta en muchas direcciones, pero todo los tiros son certeros. Y todo ello creado con una sensibilidad y una belleza difíciles de encontrar en la música hoy por hoy. No sé a vosotros, pero a mí ya me tiene ganado.
Escuchar a Oh Land supone un amor a la primera escucha, ya no digamos cuando la vemos en carne y hueso. Nanna Oland Fabricius es la joven danesa (26 primaveras) que se esconde tras el nombre de Oh Land, juego de palabras con su propio apellido. Si todavía no te has enamorado de ella, aún hay más. La historia personal de Nanna, estudiante del Real Ballet Sueco, es la de una chica muy joven que tuvo que dejar la danza debido a una fractura vertebral. Por último lugar, y antes de entrar en lo puramente musical, Oh Land tiene una estética propia comparable a la de Bat For Lashes o Roisin Murphy.
«Oh Land» (2011) es el segundo disco de Nanna después de «Fauna» (2008) que, aunque en su país obtuvo cierta repercusión, no le dio la popularidad a nivel internacional que le ha dado este nuevo trabajo. En sus canciones, Oh Land se coloca más cerca de la dulzura de Bat For Lashes que de los alardes épicos de Florence and the Machine.
Nanna lo mismo se pone en la piel de la luna para contarnos su historia de amor con un lobo («Wolf & I»), que nos hipnotiza con su sensual voz («Lean») o nos cuenta el drama de la lesión que le impide bailar («Break the Chain»). Tampoco le faltan atributos para convertirse en una nueva Kylie si lo quisiese («Human», «Voodoo»), pero lo más posible es que Nanna vaya camino de convertirse en una nueva musa pop a la altura de Roisin Murphy o Emilie Simon con canciones escritas para alegrarnos el día y ponernos a bailar sin miramientos (¿puede haber alguna canción más alegre y contagiosa en este 2011 que «White Nights»?). Nanna también puede convertirse en perfecta fórmula de pop como demuestran «Sun of a Gun» o el contagioso himno «We Turn It Up», que nos incita a unirnos a su revolución optimista (… le damos la vuelta/ no nos importa lo que digáis…) y despedirse bajando progresivamente el ritmo en «Rainbow», recordándonos el bello sonido del simple chasquido de nuestros dedos.
Es cierto que apunta en muchas direcciones, pero todo los tiros son certeros. Y todo ello creado con una sensibilidad y una belleza difíciles de encontrar en la música hoy por hoy. No sé a vosotros, pero a mí ya me tiene ganado.
Calificación: 8
Debajo podéis ver el espectacular videoclip de «White Nights», realizado por la productora española Canadá.
Genial! Gracias por el descubrimiento musical y gracias por el trabajo que haces. Te leo asiduamente y a parte de ponerme al dia en lo que a mi no me llega, estoy casi siempre de acuerdo con tus reseñas. Un saludo desde Murcia.(¿Al SOS 4.8 no vienes?);-)
Gracias a ti Anónimo/a. Me alegro de que te guste el blog y la maravillosa música de Oh Land. Ya me gustaría ir al SOS 4.8, pero de momento me queda lejos y este blog sigue sin ser un trabajo remunerado, jejeje. Un saludo
Pues si te decides, estas invitado. Solo te costará escribir una buena reseña al respecto…!!! Un saludo.
Muchísimas gracias. ¿No serás de la organización del festival o algo, no?, jejeje. Si es así te dejo el mail del blog, pgcwebzine@gmail.com. Y en cualquier caso puedes seguir comentando siempre y cuando quieras. Un saludo