Optimus Alive ’12 (14 de julio): Vamos, Robert, sal a bailar
Sin duda alguna, el sábado era para la mayoría el día de la decepción anunciada. La que supuso la cancelación de Florence + the Machine días antes del festival por un supuesto problema de cuerdas vocales (ya ha vuelto a cantar en directo, aunque parece que no está totalmente recuperada). Lo más feo del asunto fue el absoluto silencio de la organización al respecto (lo cual ya sucedió en 2011 con las cancelaciones de 3 conciertos y el retraso de una hora de los cabezas de cartel). Para empezar, no se ofreció la devolución del importe de la entrada a aquellos que la habían comprado para ese día y, lo que es peor, no hubo un sólo cartel (quien dice cartel dice folio escrito a mano o a ordenador) que anunciase la baja de Florence + the Machine en todo el recinto, por lo que era muy posible que muchos no supiesen a su llegada la baja de la pelirroja.
Viendo la incompatibilidad de nuestro cansancio con ver a Lisa Hannigan a las 17:00 de la tarde en el Palco Heineken, decidimos hacer acto de presencia un par de horas más tarde para ver a Noah and the Whale.
No soy un gran conocedor de su discografía. Apenas habré escuchado alguna de sus canciones más conocidas y su último albúm, «Last Night On Earth» (2011), un par de veces. Precisamente fue este disco el protagonista de su setlist, del que cayeron todos y cada uno de los singles del álbum. Esto incluyó, por supuesto, «Tonight’s the Kind of Night» o «L.I.F.E.G.O.E.S.O.N.», que cerró su concierto. Tampoco faltó «5 Years Time», otro hit de su primer disco.
Salieron a escena trajeados, aunque Charlie Fink, su cantante, pronto se quitó la chaqueta ante el persistente calor portugués. Su concierto estuvo bien, aunque no pasase del bien (bien alto como mucho). También es cierto que el horario no jugaba a su favor y que la gente estaba prácticamente llegando al festival, pero aún así reunieron un público bastante numeroso (no sé bien si por ellos o por el grupo que venía a continuación).
Mumford & Sons eran uno de los grupos que más ansiaba ver en esta edición del festival. No hace mucho que he escuchado «Sigh No More» (2009) por primera vez (un par de meses, quizás), pero ese tiempo ha bastado para ganarse mi admiración y mi curiosidad por su directo.
No defraudaron. Su concierto fue una de las grandes sorpresas del festival y uno de los mejores de los tres días. Se ganaron al público desde el primer momento con las canciones de su hasta ahora único álbum y nos hicieron vivir momentos especialmente intensos como temazos como «The Cave», «Winter Winds» o «Little Lion Man». Hubo además sorpresas como algunos temas nuevos de su próximo disco, «Babel», que se publicará a finales del próximo mes de septiembre.
Si el año pasado Fleet Foxes nos encogieron el corazón e hicieron reventar por las costuras la carpa del Palco Heineken, este año fueron Mumford & Sons los que se hicieron un hueco en nuestra alma con sus preciosas canciones. Fue de esos directos en los que uno acaba reconociéndose fan absoluto y el grupo gana miles de adeptos.
Tras el concierto aprovechamos para reunirnos con Jero y compañía y mantener una charla agradable además de reponer fuerzas en uno de los numerosos puestos de comida del recinto. Lo primero que comentamos fue la sustitución de Florence + the Machine por Morcheeba, de la cual no estaban al corriente (sólo nos enteramos quienes habíamos accedido a la web del festival o su aplicación aquel mismo día), y el genial concierto de los Mumford & Sons, además de la decepción de los Stone Roses el día anterior o los empujadores que enlataban a los campistas en los autobuses a la salida de los conciertos.
Morcheeba se subieron al escenario grande pero no les prestamos atención alguna. Tan sólo nos distrajo por un breve instante que su cantante, Skye Edwards, se atreviese a hacer un pequeño homenaje a Florence Welch cantando un trocito de «You’ve Got the Love» a capella.
Del concierto de The Cure lo sabíamos casi todo de antemano. Sabíamos que duraría unas 3 horas y tocarían cerca de 40 canciones (prácticamente todos hits), que la banda estaba en plena forma y que Robert Smith no había cambiado su peinado.
Habían pasado ya ocho años desde que les vi en el Monte do Gozo de Santiago y la banda sigue tocando igual de bien o incluso mejor. Ahora se ha sumado a la formación en esta gira el genial guitarrista Reeves Gabrels, colaborador habitual de David Bowie, que demostró sobre el escenario ser un absoluto crack de las seis cuerdas.
Los grandes éxitos del grupo se sucedieron desde el primer momento, como «Pictures of You» o «Lullaby», con un amago de baile de Robert Smith incluido. Sólo en las cerca de dos horas que nos quedamos a ver a The Cure, cayeron unas 20 canciones, todas ellas hits. «Lovesong», «A Forest» o «Friday I’m In Love», una de las más coreadas, compartieron protagonismo con otras más recientes como «The End of the World» o «Sleep When I’m Dead».
No hubo grandes sorpresas, por tanto, en la segunda jornada del Optimus Alive (aunque en esta ocasión para bien). Quedaba por delante, por tanto, la última y la más esperada de las jornadas del festival (además de la más larga). Pero esa es otra historia y mañana será otro día…
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