Optimus Alive 2011 (jueves)
Al igual que en la jornada anterior, un grupo nos daba la bienvenida desde el escenario montado en la «A», antes de entrar al recinto. Pese a que eran ya cerca de las 6 de la tarde (7 hora española), el sol seguía apretando con fuerza. Por eso nada mejor que desplazarse a uno de los escenarios cubiertos para esconderse del Lorenzo.
Los británicos Everything Everything eran de los primeros en pasarse por el escenario Super Bock el jueves por la tarde. Con un disco en el mercado, «Man Alive» (2010), estos chicos han llamado la atención del público más por sus videoclips, como los de «MY KZ, UR BF» o «Photoshop Handsome», que por su música. Canciones como estas sonaron en su directo, al que acudió bastante gente teniendo en cuenta su horario. Cumplieron y sonaron bien, aunque no emocionasen.
Tenía bastante curiosidad por ver a Jimmy Eat World. Llevan ya tocando desde mediados de los 90 y tienen 7 discos a sus espaldas, aunque los norteamericanos siguen sin ser excesivamente conocidos en Europa. Uno de los momentos más destacados del concierto fue el de la canción «The Middle», probablemente su mayor éxito hasta la fecha, que llegó al quinto puesto del Billboard Hot 100 en su día. El sol que nos pegaba de frente desde el lado del escenario nos impedía a menudo incluso mirar hacia el grupo, así que poco más podíamos hacer que escucharles.
My Chemical Romance se subieron al escenario Optimus como el primer plato fuerte del día. Desde el primer momento Gerard Way, su cantante, se volcó con el público y lo fue animando hasta tenerlo donde él quería. Las canciones de «Danger Days: The True Lives of the Fabulous Killjoys» (2010) ocuparon la mayor parte del setlist del grupo. De hecho salieron dispuestos a divertirnos con «Na Na Na (Na Na Na Na Na…)» y está claro que lo consiguieron. Combinaron canciones como «DESTROYA» o «Planetary (Go!)» con temas de su anterior disco como «Welcome to the Black Parade» o su hit «Teenagers». Gerard Way tiró también de agradecimientos a todos los grupos que iban a tocar en el escenario grande (Foo Fighters, Iggy & the Stooges) y a Jimmy Eat World, que les habían precedido. Acabó con 2 banderas portuguesas que recibió del público atadas al micrófono y muy agradecido a los presentes. Fue un concierto muy divertido y entretenido, aunque se echó en falta «Sing» o la más antigua «I Don’t Love You».
Ya habíamos visto a Primal Scream hace unos años en el Paredes de Coura, así que aprovechamos el momento para ingerir alimento. Aún así, podíamos escuchar todo lo que pasaba en el escenario Super Bock y pudimos ver la mitad del concierto. Tocaron «Screamadelica» (1991), aunque no al completo, considerado uno de sus mejores discos y que ha servido de pretexto para esta gira festivalera. En las pantallas podíamos ver las proyecciones de algunos de sus psicódelicos videoclips de los 90, que vistos ahora dan buena cuenta del paso del tiempo. Bobby Gillespie desplegó toda su energía sobre el escenario y se vino arriba cuando el grupo interpretó «Come Together», animando al público a corear su estribillo. Acto seguido desaparecieron las proyecciones y los Primal Scream decidieron regalarnos algunos de sus mayores hits, cerrando el concierto con «Country Girl», «Jailbird» y «Rocks». Fue uno de los mejores conciertos del jueves, y puso de manifiesto que, pese al paso de los años, el grupo se sigue manteniendo en forma.
El que no está tan en forma es Iggy Pop, aunque siga siendo un mito viviente. Los Stooges siguen tocando muy bien, pero está claro que la energía de Iggy no es la misma. Aún así, sigue saltando y subiendo y bajando del escenario para acercarse a sus seguidores, incluso llegó a subir a unos cuantos al escenario. Bien merecen ser escuchados en directo clásicos como «Search and Destroy», «Your Pretty Face Is Going to Hell» o «I Wanna Be Your Dog». Puede que fuese un concierto que no cambió nuestras vidas, pero sí que captó toda nuestra atención.
No cabía duda de que el jueves era la jornada rockera por excelencia del festival. Así lo demostraron los Foo Fighters, que salieron a escena pasada la medianoche con un Dave Grohl con un cuello tan grueso como el de Fernando Alonso (nada que ver con sus tiempos en Nirvana). Venían a presentar «Wasting Light» (2011), grabado en formato analógico en el garage de Grohl (algo de lo que se jactó durante el concierto en más de una ocasión) y producido por Butch Vig (productor del mítico «Nevermind» de Nirvana y batería de Garbage). Comenzaron el concierto con canciones del nuevo disco, entre ellas «Rope», aunque pronto sonó «The Pretender», muy coreada entre el público. La puesta en escena, eso sí, era demasiado sobria. Ni un solo telón con el nombre del grupo ni nada especial. Solamente luces y el grupo. Que no es que todos los conciertos tengan que ser como los de Coldplay, pero un poquito de espectáculo se agradece. Más que nada porque cuando llevas ya un rato viendo fardar a Grohl de lo bien que toca, mascando chicle (no lo dejó en las 2 horas y media que duró el concierto) o bebiéndose un botellín de cerveza de un trago, uno acaba perdiendo el interés.
Sigo pensando que lo mejor que han hecho Foo Fighters ha sido «The Colour and the Shape» (1997), así que canciones como «My Hero» o «Monkey Wrench» fueron para mí de lo mejor del concierto. También cayeron otras conocidas del grupo como «Learn to Fly», «Breakout» o «Let It Die», pero sin duda el momentazo de la noche fue el de «Best of You», una de las mejores canciones de la banda y cuyo «uoh-oh-oh» fue coreado por miles de personas allí presentes. Sus mayores seguidores seguro que se quedaron encantados de las casi 2 horas y media de concierto que dieron, pero los que no somos tan fans mirábamos ya con impaciencia el reloj. Finalmente, «Times Like These» y la archiconocida «Everlong» cerraban el bis que ponía punto y final a su concierto.
Eran ya las 3 de la mañana y no podíamos con el cuerpo. Tocaba ya retirada, que la jornada del viernes también empezaba pronto.