Paredes de Coura 2013 (17 de agosto): Todos los indies fuimos al concierto…
No sé cómo lo hacen, pero los organizadores del Paredes de Coura siempre se las arreglan para incluir en su cartel algún nombre imprescindible que hay que ver sí o sí. En 2006 fue la oportunidad única para ver a Morrissey, en 2009 la gira de despedida (en aquel momento lo era) de Nine Inch Nails o, en 2011, el regreso de Pulp a los escenarios. Este año el plato fuerte era Belle and Sebastian que, aunque también actuaban en el Sonorama unos días antes, atrajeron a miles de espectadores a la localidad portuguesa el sábado 17 de agosto.
Ya fuese porque era el último día del festival, ya fuese por la ausencia de otras bandas de importante tirón en la jornada, no muchos se acercaron temprano al festival. El panorama a eso de las 6 de la tarde (hora portuguesa), era el que se ve en la foto. Apenas un puñado de valientes que esperaban en primera fila para ver a su grupo favorito (me refiero a Belle and Sebastian) y otros pocos que tratábamos de rentabilizar al máximo posible la entrada diaria del sábado (sólo para ver a Belle and Sebastian hubo que pagar lo que costaba la mitad del abono para los cuatro días, algo más incluso debido a los gastos de gestión) viendo a algunos grupos en el escenario pequeño del festival.
Abrían en el escenario Vodafone FM el trío luso :papercutz. Una apuesta por los sonidos electrónicos y oscuros con una fuerte presencia de la percusión en todas sus canciones. Ecos de Crystal Castles, Zola Jesus o la parte más oscura de Bat for Lashes flotaban en el ambiente. El público no era demasiado numeroso y lo cierto es que la fórmula se repetía en todos y cada uno de los temas, de manera que era difícil distinguir unos de otros. Con todo, no tienen mal directo, aunque a menudo resulten repetitivos.
Excesivamente lento me pareció el directo de Ducktails. No es que fuese seguidor de la banda con anterioridad (que supongo que a sus fans si les gustaría su directo), pero por lo poco que había escuchado esperaba un concierto entretenido. Lo cierto es que tras un par de temas abandoné la carpa en la búsqueda de un café (¿cuándo habrá café en los festivales españoles?) y me acerqué a la carpa grande para ver que se cocía por allí.
Sinceramente, se echan de menos aquellos años donde uno descubría magníficas bandas en el Paredes. Grupos como Gómez, White Rose Movement o We Are Scientists que descubríamos casi por casualidad y con un directo fantástico. Claro que el Paredes ha cambiado mucho en los últimos años (especialmente desde el pasado 2012), volviendo su cartel cada vez más alternativo y buscando un público mucho más determinado.
Mientras Ducktails tocaban en la carpa, Palma Violets calentaban al público desde el escenario grande. Enésima reencarnación del espíritu autodestructivo y punk de Pete Doherty y mirándose en el reflejo de bandas como The Libertines, los británicos Palma Violets animaban a un grupo de adolescentes que se agitaban y golpeaban entre sí como si no hubiese un mañana. Muchos de ellos hacían moshing, e incluso el cantante se animó a darse un baño de masas (literalmente) arrojándose al público de las primeras filas.
Un público que, acabada su actuación, se desplazó prácticamente en masa hacía la carpa donde estaban a punto de tocar Phosphorescent. Otros (los menos) optamos por buscar una mejor posición y esperar para ver a los estadounidenses Calexico.
Calexico son una de esas bandas que se crecen en el directo. Parecía casi imposible arrebatarles protagonismo a los cabezas de cartel de la noche, pero ellos lo consiguieron. Jairo Zabala (DePedro) es ya una incorporación más que habitual cuando Calexico giran por nuestra península, y formó parte de esa gran banda que Calexico ponen en escena en sus conciertos.
Tiraron de su repertorio habitual, nos hicieron bailar y cantar muy a gusto y también nos sorprendieron. Pocos serían capaces de mezclar un tema como «Not Even Stevie Nicks…» con el mítico «Love Will Tear Us Apart» llevado a su propio terreno, o versionar el clásico de Love, «Alone Again Or». Canciones como «Güero Canelo» o «Sunken Waltz» tendieron puentes entre las culturas latinas y americanas, haciendo de la fusión y la diversión su bandera.
En un panorama en el que, cada vez más, se prima lo diferente y lo más nuevo, Calexico demostraron que la experiencia es un grado y que lo maravilloso de las buenas canciones es que no tienen fecha de caducidad. Sorprendieron, divirtieron y se ganaron el gran aplauso de los presentes, como ese actor secundario que le roba los planos al protagonista. Chapeau.
Nadie se movió tras el concierto de Calexico. Estaba más que claro que todos íbamos allí a ver a Belle and Sebastian y nadie quería perdérselos.
Con un enorme telón de fondo con una oscura imagen y el nombre del grupo (la portada de su recientemente publicada recopilación de rarezas «The Third Eye Centre»), los escoceses salieron a escena sabiéndose protagonistas de la noche de antemano. Stuart Murdoch anunció que harían un repaso a su carrera sobre el escenario, dando al público exactamente lo que esperaba de ellos.
No tardaron en sonar algunas de sus canciones más célebres, como «I’m a Cuckoo», «Another Sunny Day» o «I Want the World to Stop», haciendo las delicias de sus seguidores. Murdoch quería que bailásemos con él y no tardó en invitar a un par de fans a que bailasen con él en el escenario.
Dos chicas fueron las afortunadas elegidas para bailar sobre el escenario mientras el grupo tocaba «Sukie in the Graveyard». Una vez se hubieron bajado, los escoceses siguieron regalándonos los oídos con clásicos como «The Blues Are Still Blue», «Mayfly» o «Funny Little Frog». Todo el concierto transcurría con normalidad hasta que Murdoch decidió invitar a más gente de nuevo a subirse al escenario y la cosa se le fue un poco de las manos.
No dudo de que esas 10 ó 15 personas disfrutasen bailando «The Boy with the Arab Strap», (incluso se sumaron los miembros de Palma Violets) pero Murdoch no pensó en las consecuencias que eso nos traería a los que nos quedábamos abajo. Ahí comenzaron los empujones de quienes querían ahora colarse a las primeras filas y de algún que otro ya bastante perjudicado que hasta se atrevió a hacer moshing con Belle and Sebastian. Como lo oís. Que no es un concierto de Metallica, por el amor de Dios.
Incidentes aparte, Belle and Sebastian dieron el concierto que esperábamos de ellos, ni más ni menos. Un repaso a su trayectoria que cubrió las expectativas de todos sus seguidores, aunque no hubiese grandes sorpresas.
No quise saber ya nada del dj set de Justice (ni siquiera sé la diferencia que hay entre uno de sus conciertos y esto, ya que tampoco en el Optimus Alive les vi tocando instrumento alguno), así que di por terminada la jornada.
No podría hablar de todo el festival, ya que sólo estuve en la última jornada, pero sí puedo hablar de lo que vi aquel sábado. El cartel era mejorable (nada que decir respecto a Belle and Sebastian y Calexico, pero podría haber, al menos, un tercer grupo de renombre que mereciese tanto la pena como ellos), sobre todo teniendo en cuenta el encarecimiento que las entradas de día han experimentado en los últimos años, y la organización estuvo bien, pero fue un auténtico coladero (comentaban que el día anterior algún descerebrado sacó una bengala durante un concierto). Aún así, la ubicación natural de la playa fluvial do Tabuao sigue siendo inmejorable, y la cercanía del festival a tierras gallegas sigue atrayendo numeroso público de nuestra tierra.
Como dice la canción: no está mal, pero puede mejorar…