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Passion Pit – Gossamer (2012)

Pocos grupos con un sonido tan personal e intransferible como Passion Pit han surgido en los últimos años. Su magnífico álbum de debut, «Manners» (2009), recibió una excelente acogida por parte de la crítica, aunque no llegasen a las cotas de popularidad de otros grupos que debutaban por aquel entonces (The xx, sin ir más lejos).
Tres años después, despacio y con buena letra, Michael Angelakos y los suyos vuelven a entregarnos un segundo disco todavía mejor que el primero y que, sin renunciar al sonido característico de la banda, da pasos de gigante en cuanto a composición y a la grandeza y atemporalidad de sus canciones.
«Gossamer» (2012) es un disco luminoso, una joyita de ésas que da gusto escuchar una y otra vez y sigue dibujándonos una sonrisa en la cara durante 47 minutos que se nos pasan volando. Sin embargo, las letras de «Gossamer» están cargadas de dramatismo, de ahí el mérito de Angelakos (que compone música y letra) al colarnos tristes historias sobre una familia que las pasa canutas y pierde sus ahorros (de eso va «Take a Walk»), relaciones que han dejado de tener sentido («I’ll Be Alright») o de luchar y sobreponerse a las dificultades («It’s not My Fault, I’m Happy»). En este nuevo trabajo Angelakos se atreve con todo y es capaz de recordarnos a un Marvin Gaye blanco en pleno siglo 21 («Constant Conversations», elegancia y clase hecha canción), ponerse más romántico («Carried Away») o recordarnos que el amor nunca está exento de cierta maldad y egoísmo («Love Is Greed»).
Ojo que también hay visiones positivas del amor («On My Way»), ese que todo lo puede («Hideaway») y toda una promesa (I’ll found a place where we belong) que da el punto final al disco en «Where We Belong» con una frase que bien resume todos los temas que trata el disco: All I’ve ever wanted was to be happy and make you proud.
Y es que «Gossamer» está plagado de referencias sentimentales (no sé si autobiográficas o no), problemas de pareja y soledades compartidas. Sin embargo, lo que en otras manos podría haberse convertido en un disco depresivo, en manos de Michael Angelakos cobra una nueva dimensión al convertir sus dramas personales en fuente de inspiración para canciones pop mayúsculas bañadas en capas de luminosidad deslumbrante que hablan, simple y llanamente, de la búsqueda de la felicidad.
A la experimentación del sonido de aquel «Manners» y las capas de sonido de cada una de sus canciones, como hermosas muñecas rusas, se une aquí una elegancia innata a la hora de definir el sonido de la banda y crear canciones que no pasarán de moda. Detrás de la producción encontramos, además de a Angelakos, a Chris Zane, responsable también de «Manners» o de «Pala» (2011), el último trabajo de Friendly Fires.
Passion Pit han sabido ir más allá de la novedad (sin duda parte del éxito de «Manners» residía en el original sonido de la banda y la personal voz de Angelakos) y van un paso más allá en «Gossamer», marcándose un disco redondo sin renunciar en absoluto a mantener la personalidad del grupo.
¿Estará «Gossamer» entre los mejores discos del año? No lo dudéis. Y, por favor, poneos traje.

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