Después de cinco ediciones celebradas en Porto do Molle (Nigrán), el festival
PortAmérica estrenaba nuevo recinto, el de la Carballeira de Caldas de Reis. En su cartel, con grupos de todo tipo y estilos muy distintos entre sí, reunía el jueves, concretamente, públicos tan dispares como los que apostaban por el indie pop nacional con Iván Ferreiro, Niños Mutantes o Carlos Sadness, o los más oscuros, rockeros y amantes del
shoegaze, con The Horrors o Triángulo de Amor Bizarro. Quizás fue esa disparidad dentro de una misma jornada o quizás el hecho de que fuese un jueves, el que provocó que fuese la jornada con menos público de esta edición, alrededor de 4000 personas.
Aún así, y pese a que empezaba a tocar un poco antes de las 7 de la tarde (había conciertos desde las 6 aproximadamente), fueron muchos los que no quisieron perderse a
Ángel Stanich. Tanto es así que fue el artista que convocó a más gente en los tres días en esa franja horaria. Pese a contar tan sólo con un disco publicado («Camino Ácido», 2014) y un par de EP’s (el más reciente, «Siboney», publicado este año), Stanich cuenta ya con una legión de seguidores y comienza a ser un nombre habitual en todos los festivales españoles. Y eso teniendo en cuenta que algunos medios lo han bautizado como
«el gran ermitaño», dado que sólo ha concedido una entrevista en todo lo que lleva de carrera.
Su estilo se mueve entre el rock y el folk norteamericanos, en la línea de artistas como Arizona Baby (no en vano, Javier Vielba, su líder, fue quien le descubrió y produjo sus primeras canciones). Stanich se ganó al público con canciones como «Señor Tosco», «Un Día Épico» o, especialmente, «Carbura!», uno de sus temas estrella. Sus seguidores cantaban las letras de principio a fin y Stanich y su banda lo daban todo sobre el escenario. Un buen comienzo para el festival y uno de los mejores conciertos del día.
Nikki Hill tenía una deuda pendiente con PortAmérica. Iba a tocar en 2014, justo en
aquella jornada en la que tuvieron que suspenderse prácticamente todos los conciertos por la lluvia y la previsión de tormentas. La estadounidense desplegó el rock’n’roll y el soul más clásicos en PortAmérica. Actitud, soul y rock genuino sobre el escenario que nos traladaban a otro tiempo y otro lugar, con temas que ya suenan a clásicos del rock como «Struttin’ «.Dado que los conciertos se sucedían entre el escenario SON Estrella Galicia y el escenario Cultura Quente sin descanso, aprovechamos para hacer una pequeña parada y recorrer el nuevo recinto de PortAmérica. No cabe duda de que ganamos con el cambio. Los más de 10 años que la organización realizó el festival Cultura Quente en ese mismo espacio han servido como experiencia para sacarle el mayor partido posible al lugar. Dos escenarios grandes (si no son de las mismas dimensiones, casi) perfectamente integrados en la naturaleza: tanto es así, que los árboles invadían literalmente el escenario (nuestro mayor aplauso a los técnicos que lo montaron). A un lado, el habitual ShowRocking, con sus pinchos de alta cocina y sorpresas musicales, y al otro, una zona gastronómica con los habituales «food trucks» y otros puestos de comida. Además, una zona al lado del río con hamacas para descansar o para bailar con la música de La Duendeneta, que sonó en paralelo con los conciertos durante los tres días. Además de ello, también un pequeño mercadillo (sobre todo ropa), un poco más alejado de los escenarios.
Como sistema de pago, se mantienen los amaros, que por un lado es un método que funciona bien pero, por el otro, incrementa algo los precios por aquello del redondeo, que siempre suele ser al alza (1 amaro= 1 euro), por no mencionar que, una vez comprados, no se devuelve el dinero de los amaros que te queden al final del festival. Eso sí, puedes comprar amaros por el valor que necesites, como si quieres adquirirlos de uno en uno.
Justo al finalizar la actuación de Nikki Hill, aparecía en el escenario ShowRocking Iván Ferreiro. Es cierto que en esta edición tocaba horas más tarde en el escenario SON Estrella Galicia, pero también lo es que Iván ha subido a tocar en el ShowRocking en todas (o casi todas) las ediciones del festival. A veces sólo, como en esta ocasión, y otras acompañado por Xoel López, Pepe Solla o Fon Román. Que Ferreiro pise el escenario ShowRocking ya no nos pilla por sorpresa, pero los más fans agradecieron el detalle y corearon esa mezcla entre «Turnedo» e «Insurrección», de El Último de la Fila.
Una de las señas de identidad con las que nacía PortAmérica era tender puentes entre la música latinoamericana y la música española. Café Tacvba, Francisca Valenzuela, Calle 13, Julieta Venegas, Bomba Estéreo, Molotov o Zoé son algunos de los artistas latinos que han tocado en anteriores ediciones del festival. Los colombianos
Aterciopelados llegaban a PortAmérica dentro de su «Reluciente y Rechinante Tour», después de haber tocado en otros festivales españoles como el Bilbao BBK Live. Al grupo liderado por Andrea Echeverri le encantó la ubicación del festival en plena naturaleza y se sintieron cómodos desde el principio. Sus 25 años de carrera dan para mucho, así que la banda hizo repaso por sus canciones más conocidas. «Soy la Semilla Nativa», «Yo», «El Álbum», «Baracunátana» o «El Estuche» sonaron mientras Echeverri iba cambiando mostrando maracas con forma de camára de fotos, sombreros con forma de nube, rayos y lluvia o collares con corazones que se iluminaban.Derrocharon simpatía y complicidad con el público y no faltó su mítica «Bolero Falaz» que, en su día, les dio una gran popularidad. Fue otro de los grandes shows del festival.
Tras un homenaje a Germán Coppini en 2014 que una parte del público no acabó de entender,
Iván Ferreiro volvía a PortAmérica para presentar «CASA» (2016), su álbum más reciente. Con un público ya entregado de antemano, Ferreiro interpretó varios temas de su nueva entrega como «Casa, Ahora Vivo Aquí» o «El Pensamiento Circular», pero pronto comenzó a hacer repaso de su trayectoria. Desde los temas con Los Piratas («Años 80» o «El Equilibrio Es Imposible»), hasta canciones de su debut en solitario («El Viaje de Chihiro»). Sus seguidores más jóvenes disfrutaban aún más con sus éxitos más recientes: «Pájaro Azul», «Cómo Conocí a Vuestra Madre» o «El Dormilón».
Por supuesto, para acabar, «Turnedo», un karaoke multitudinario en el que ya canta más el público que el propio Iván y que, como ha hecho en anteriores ocasiones, mezcló con «Diecienueve», de Maga. Aunque personalmente no participase de ello, supongo que porque le he visto ya unas cuantas veces en directo, fue uno de los shows más aplaudidos del jueves.
En apenas cinco años y con sólo dos discos,
Carlos Sadness ha sabido ganarse a la audiencia más joven y adolescente. Con ritmos tropicales y guitarreos que recuerdan, en algunas ocasiones demasiado, a Crystal Fighters, Sadness salió dispuesto a arrastrar a un sector del público que venía, principalmente, a ver a Ferreiro y a él. El barcelonés triunfa entre los «millennials» con melodías tan pegadizas como las de «Qué Electricidad», «Miss Honolulu», «Amor Papaya» o «Perseide». Estrenó, además, «Volcanes Dormidos», como él dijo «poco antes de que se publique en Spotify» y se atrevió con una versión del «Groenlandia» de Los Zombies, una canción emblemática de La Movida.
Con millones de reproducciones en Spotify y YouTube, no cabe duda de que Sadness ha sabido canalizar y promocionar su música a través de las redes sociales y sin sonar en las radios más populares. La respuesta del público fue muy buena y se convirtió en uno de los triunfadores de la jornada.
En cualquier otro festival hubiesen sido los cabezas de cartel, pero a juzgar por la respuesta del público, en esta ocasión
The Horrors no parecían serlo. Tanto Iván Ferreiro como Carlos Sadness convocaron a una mayor audiencia que los británicos. No era su primera vez en Galicia, ya que pudimos verles hace unos años
en A Illa de Arousa en el Festival do Norte. Metidos de lleno en una gira que hacía esta vez en PortAmérica su única parada en España (estuvieron en el festival madrileño Tomavistas, pero en el mes de mayo), la banda adelantó algunos de los temas que estarán en su nuevo disco, «V», que saldrá a la luz el próximo 22 de septiembre. «Machine» o «Weighed Down» fueron algunas de esas canciones que pudimos escuchar por primera vez, y lo cierto es que el álbum promete. Faris Badwan derrochó energía y fuerza sobre las tablas en canciones como «Chasing Shadows», «I See You», la luminosa «Still Life» o «Sleepwalk», sin olvidarse de «Sea Within a Sea» o «Scarlet Fields».
El clímax final llegó con Badwan pegando el micrófono a uno de los amplificadores, en una explosión de ruido y distorsión junto al resto de la banda. Tanto es así, que podéis ver el momento en un vídeo que el grupo ha colgado en
su propia cuenta de Instagram hace unos días.
Lo cierto es que lo tenía todo para ser el pelotazo del jueves en el festival: única fecha en festivales en España y Portugal, recién llegados de tocar como estrellas invitadas en la gira europea de Depeche Mode, estreno exclusivo de las nuevas canciones que estarán en su próximo álbum… pero una parte del público no lo vio así. Para mí, en cambio, sí fue uno de los grandes conciertos del día y de esta edición del festival, aunque hubiese puesto a The Horrors y Triángulo de Amor Bizarro seguidos en los horarios.
Lo digo porque si ya el paso de Carlos Sadness a The Horrors es complicado, poner después a los
Niños Mutantes tampoco pegaba demasiado, por mucho que fuese en otro escenario. En esta gira les acompaña sobre el escenario Alonso Díaz (Napoleón Solo), formando un quinteto. Los granadinos son un grupo habitual del festival, ya que era la tercera edición en la que participaban. Venían a presentar «Diez» (2017), su último disco, y encontraron un público cómplice. Los que habían venido a ver a Iván Ferreiro y Carlos Sadness, y que, muchos de ellos, habían preferido marcarse una fiesta con la música de La Duendeneta que ver a The Horrors, no quisieron perderse a otro de los grupos que, pese a los años, sigue manteniendo el tipo dentro de la escena indie nacional. «Las Noches de Insomnio», «Hermana Mía», «No Puedo Más Contigo», «Hundir la Flota» o «Glaciares y Volcanes» hicieron botar a los más devotos. No faltó su versión del «Como Yo Te Amo», que hicieron tan popular Raphael o Rocío Jurado.Fue un buen concierto, aunque lo que más nos apetecía a algunos era ver a Triángulo de Amor Bizarro en el escenario SON Estrella Galicia.
El horario (02:45 de la mañana) no acompañaba, y muchos ya habían abandonado el recinto. Y es que siendo aún jueves (aún hay gente que tiene que ir a trabajar en España, aunque a veces nos cueste creerlo), la jornada se prolongaba demasiado. Con
Triángulo de Amor Bizarro me pasa algo curioso, y es que desde el primer concierto que vi, hace ya muchos años, en el que aborrecí su ruido, cada vez me gustan más. Su directo es enorme, y sus canciones también lo son. «Barca Quemada», «Nuestro Siglo Fnord» o «Baila Sumeria» están a la altura de sus temazos de siempre como «El Fantasma de la Transición», «Desmadre Estigio» o «De la Monarquía a la Criptocracia».Tocaban en su tierra gallega y estaban felices. Isa no podía ocultar su entusiasmo: «¡Hoy dormimos en casa!» Dieron un conciertazo que hubiese reunido mucho más público con otro horario y hubiese lucido más. Aún así, estuvo entre lo mejor de la jornada.
Con los gallegos dábamos por terminado el primer día de conciertos, que dejaba algunos grandes conciertos pero daba la sensación de una mezcla de artistas un poco irregular.