«Runaway», el ambicioso mediometraje de Kanye West
Kanye West quiere ser el rey del pop, de eso no cabe duda. Pero, más allá de sus canciones y sus discos, quiere también hacer historia como lo hiciera su adorado Michael Jackson con el mediometraje de «Thriller». Así que, inspirado por películas como la anteriormente mencionada, «Purple Rain» o «Pink Floyd The Wall», West ha querido dar una muestra más de su talento y ambición.
Por el camino ha cometido varios errores, el primero de ellos el más importante, convertirse en el propio director del film. Si los anteriores ejemplos hicieron historia fue porque detrás tenían directores de la talla de John Landis o Alan Parker, y porque los propios artistas confiaron y se dejaron guiar por ellos. Uno de los aciertos, sin embargo, ha sido confiar la dirección artística a Vanessa Beecroft, con una impresionante trayectoria como artista en el campo de la fotografía y la performance. Probablemente a ella se debe la belleza de la parte central de las bailarinas clásicas (con clara inspiración en la obra de Degas), que constituye también la versión corta reducida a videoclip de «Runaway».
La historia es la de una mujer-fénix que cae a la tierra y es recogida por West, que se enamora de ella. Sus problemas de adaptación a la sociedad son uno de los puntos que plantea la película. Claro que hay claros errores, el más claro que la chica-fénix baila como una jodida go-go de Pachá. Luego está la actuación de Kanye West, con sólo un par de frases pero lamentablemente interpretadas. Tampoco es que la historia siga una lógica, pero bueno.
Por el otro lado, tenemos la belleza de las localizaciones (se grabó en Praga, en la República Checa), el apabullante presupuesto, la referencia a Michael Jackson en un desfile festivo o la impresionante selección musical que acompaña el film, todas ellas canciones que probablemente formarán parte de «My Beautiful Dark Twisted Fantasy», su próximo disco.
Por el camino ha cometido varios errores, el primero de ellos el más importante, convertirse en el propio director del film. Si los anteriores ejemplos hicieron historia fue porque detrás tenían directores de la talla de John Landis o Alan Parker, y porque los propios artistas confiaron y se dejaron guiar por ellos. Uno de los aciertos, sin embargo, ha sido confiar la dirección artística a Vanessa Beecroft, con una impresionante trayectoria como artista en el campo de la fotografía y la performance. Probablemente a ella se debe la belleza de la parte central de las bailarinas clásicas (con clara inspiración en la obra de Degas), que constituye también la versión corta reducida a videoclip de «Runaway».
La historia es la de una mujer-fénix que cae a la tierra y es recogida por West, que se enamora de ella. Sus problemas de adaptación a la sociedad son uno de los puntos que plantea la película. Claro que hay claros errores, el más claro que la chica-fénix baila como una jodida go-go de Pachá. Luego está la actuación de Kanye West, con sólo un par de frases pero lamentablemente interpretadas. Tampoco es que la historia siga una lógica, pero bueno.
Por el otro lado, tenemos la belleza de las localizaciones (se grabó en Praga, en la República Checa), el apabullante presupuesto, la referencia a Michael Jackson en un desfile festivo o la impresionante selección musical que acompaña el film, todas ellas canciones que probablemente formarán parte de «My Beautiful Dark Twisted Fantasy», su próximo disco.
Cierto que unos subtítulos ayudarían mejor a comprender las letras de las canciones y quizás la película en sí, pero no se puede depender de ello. Para llegar a la altura de «Thriller» o «Pink Floyd The Wall» (en mi opinión aún a día de hoy la más sorprendente e impresionante versión en imágenes de un álbum que jamás se haya hecho) se necesita mucho más. Y un poco de humildad, también. Aún así, en apenas 3 días, entre la versión censurada y sin censurar (supongo que esto se referirá a las letras) del film suman ya 4 millones de visitas, lo cual tiene mucho mérito para un videoclip de más de media hora de duración.