Rusos Blancos – Tiempo de Nísperos (2013)
No son las únicas razones para acercarse a este «Tiempo de Nísperos». Están el que se pone muy pesado hablando sobre la chica que le ha dejado («Hogareña») o el pesimista que ha perdido la capacidad de disfrutar de las pequeñas cosas de la vida (…tengo tanto miedo a perderte que no soy feliz cuando estoy contigo… canta Manuel Rodríguez en «Oro, Disfruto»).
También hay espacio, ojo, para la sensualidad en la intimidad de la alcoba («La Playa de los Locos») y para cantarle a las desdichas de un chico enamoradizo que se siente traicionado y no sabe encajar la derrota (...escribí «puta» en tu puerta/ pero tú sabes que quería decir/ «te quiero»… dice la letra de «Bonito Cortejo»). Alguien que comienza a preguntarse, como hacía Rob, el protagonista de «Alta Fidelidad», por qué sus parejas siempre acaban dejándole en «Se Me Enamoran» (…se enamoran de mí, pero a ninguna le dura…). Una serie de defectos que uno puede querer cambiar, o no, pero los acepta, y que se resumen en «Algunas Cosas Acerca de Mí que Aprendí Estando Contigo».
Con «Tiempo de Nísperos», Rusos Blancos se convierten en trovadores del amor en tiempos de la Merkel. Recortes que se aplican no sólo sobre nuestra economía, nuestra educación o nuestro sistema sanitario, sino que hemos acabado aplicando también en nuestras relaciones sentimentales y en nuestra propia felicidad. Esperemos que no sea demasiado tarde para que el amor nos salve…