Standstill – Adelante Bonaparte (2010)
Tarde, muy tarde llega ya esta crítica. Pero ahora que, tras agotarse la preciosa edición artesanal de «Adelante Bonaparte» de 5000 copias (el disco se sigue vendiendo, pero la nueva edición no mola tanto), Standstill se han recorrido buena parte de los festivales ibéricos a golpe de furgoneta y estrenado el original espectáculo «Rooom» que acompaña al disco, es un buen momento para hablar de su obra maestra.
Difícil decir algo nuevo a estas alturas sobre «Adelante Bonaparte». Aún más jodido si cabe añadir algo que no se haya dicho aún sobre Standstill. «Adelante Bonaparte» no es un disco fácil. Si eres de los que escuchas los discos una vez y luego otra cosa, lo siento por ti. Porque la verdad es que estarás perdiendo la oportunidad de disfrutar de uno de los álbumes más grandiosos de los últimos años.
Concebido como una historia en 3 partes y dividido en 3 EP’s (con un diseño maravilloso y totalmente artesanal), «Adelante Bonaparte» tiene más en común con «The Wall», de Pink Floyd, que con otros discos contemporáneos. La historia de B. arranca con un teléfono que suena, a horas intempestivas, para dar una mala noticia. Se trata de «Todos en Pie (Prefacio)», que habla sobre la muerte del padre de B., que no es sino el álter ego de Enric Montefusco. Partiendo de ahí, el primer EP, «Algunos Recuerdos Significativos de B.» evoca los recuerdos de la infancia. Canciones infantiles sobre superhéroes («Hombre Araña») o el recuerdo de aquella niña a la que tirábamos de las coletas («Cosquillas No (Esta Niña Me Gusta)») se mezclan con los recuerdos de los domingos en familia («La Familia Inventada») o las rutinas diarias («Vida Normal»). El cierre lo pone «Adelante, Bonaparte (I)», un himno esperanzador como rezan sus letras (Me voy a inventar un plan para escapar hacia delante…) y una de las canciones más maravillosas del año, y de la música española en general, si me apuráis.
Con «Adelante, Bonaparte (II)», la misma letra pero cantada con mucha más rabia e inmediatez, se abre el segundo EP, «B. Pasa de Querer Comerse al Mundo a Esconderse en una Pequeña Parcela». El odio a sí mismo («Cobarde Pecador») se suma al deseo de una soledad absoluta («El Resplandor») en una letra magnífica que empieza cargada de humor (Una vez al año/ algo me empuja a pensar en dejarlo todo/ otro desengaño más/ y me voy a pasar al New Age/ y a tomar por culo…) y se va poniendo dramática a medida que entona el Vuelve, vuelve, vuelve, vuelve, vuelve… Las referencias al film de Kubrick son claras (… has llamado a la casa del Resplandor/ ahora estoy durmiendo con un hacha en el pecho/ no me encuentro demasiado bien…) y, finalmente, B. se deja ayudar por los demás (… estaré entendiendo/ la suerte de poder bajar la guardia/ el arte de saber con quién…). Pero B. sigue confuso en su interior («Moriréis Todos los Jóvenes») y sigue pidiendo ayuda a gritos («Sálveme Quien Pueda»).
El tercer EP, «El Corazón de B. Despierta», cuenta ya el desenlace esperanzador de la historia de B. Cómo se enamora (la bellísima «Cuando Ella Toca el Piano» y «Ayer Soñé Contigo»), los entresijos de su relación («Hay Que Parar») o la decisión de ser padres («Elefante»). Y, tratándose de una fábula circular, el ciclo se cierra con «Canción Sin Fin», con el nacimiento de su hijo y recordándonos que la vida pasa demasiado rápido (… la vida es domingo/ canción sin fin/ noche de estrellas/ y un rato en el jardín…).
«Adelante Bonaparte» confirma a Standstill como una de las mejores bandas del país (para mí la mejor) y a Enric Montefusco como un auténtico genio con un talento musical inmenso (compone letra y música de todos los temas). Lograr una obra tan maravillosa a partir de una historia absolutamente autobiográfica (el disco está dedicado al padre de Enric, Juan Montefusco) es como para quitarse el sombrero y rendirse ante la genialidad.
Y es que observo la preciosa y artesanal caja del disco y no puedo evitar soltar un suspiro. Compro pocos discos, pero este de verdad ha valido la pena. ¿Que queréis que os diga? Yo ya me he enamorado.
Difícil decir algo nuevo a estas alturas sobre «Adelante Bonaparte». Aún más jodido si cabe añadir algo que no se haya dicho aún sobre Standstill. «Adelante Bonaparte» no es un disco fácil. Si eres de los que escuchas los discos una vez y luego otra cosa, lo siento por ti. Porque la verdad es que estarás perdiendo la oportunidad de disfrutar de uno de los álbumes más grandiosos de los últimos años.
Concebido como una historia en 3 partes y dividido en 3 EP’s (con un diseño maravilloso y totalmente artesanal), «Adelante Bonaparte» tiene más en común con «The Wall», de Pink Floyd, que con otros discos contemporáneos. La historia de B. arranca con un teléfono que suena, a horas intempestivas, para dar una mala noticia. Se trata de «Todos en Pie (Prefacio)», que habla sobre la muerte del padre de B., que no es sino el álter ego de Enric Montefusco. Partiendo de ahí, el primer EP, «Algunos Recuerdos Significativos de B.» evoca los recuerdos de la infancia. Canciones infantiles sobre superhéroes («Hombre Araña») o el recuerdo de aquella niña a la que tirábamos de las coletas («Cosquillas No (Esta Niña Me Gusta)») se mezclan con los recuerdos de los domingos en familia («La Familia Inventada») o las rutinas diarias («Vida Normal»). El cierre lo pone «Adelante, Bonaparte (I)», un himno esperanzador como rezan sus letras (Me voy a inventar un plan para escapar hacia delante…) y una de las canciones más maravillosas del año, y de la música española en general, si me apuráis.
Con «Adelante, Bonaparte (II)», la misma letra pero cantada con mucha más rabia e inmediatez, se abre el segundo EP, «B. Pasa de Querer Comerse al Mundo a Esconderse en una Pequeña Parcela». El odio a sí mismo («Cobarde Pecador») se suma al deseo de una soledad absoluta («El Resplandor») en una letra magnífica que empieza cargada de humor (Una vez al año/ algo me empuja a pensar en dejarlo todo/ otro desengaño más/ y me voy a pasar al New Age/ y a tomar por culo…) y se va poniendo dramática a medida que entona el Vuelve, vuelve, vuelve, vuelve, vuelve… Las referencias al film de Kubrick son claras (… has llamado a la casa del Resplandor/ ahora estoy durmiendo con un hacha en el pecho/ no me encuentro demasiado bien…) y, finalmente, B. se deja ayudar por los demás (… estaré entendiendo/ la suerte de poder bajar la guardia/ el arte de saber con quién…). Pero B. sigue confuso en su interior («Moriréis Todos los Jóvenes») y sigue pidiendo ayuda a gritos («Sálveme Quien Pueda»).
El tercer EP, «El Corazón de B. Despierta», cuenta ya el desenlace esperanzador de la historia de B. Cómo se enamora (la bellísima «Cuando Ella Toca el Piano» y «Ayer Soñé Contigo»), los entresijos de su relación («Hay Que Parar») o la decisión de ser padres («Elefante»). Y, tratándose de una fábula circular, el ciclo se cierra con «Canción Sin Fin», con el nacimiento de su hijo y recordándonos que la vida pasa demasiado rápido (… la vida es domingo/ canción sin fin/ noche de estrellas/ y un rato en el jardín…).
«Adelante Bonaparte» confirma a Standstill como una de las mejores bandas del país (para mí la mejor) y a Enric Montefusco como un auténtico genio con un talento musical inmenso (compone letra y música de todos los temas). Lograr una obra tan maravillosa a partir de una historia absolutamente autobiográfica (el disco está dedicado al padre de Enric, Juan Montefusco) es como para quitarse el sombrero y rendirse ante la genialidad.
Y es que observo la preciosa y artesanal caja del disco y no puedo evitar soltar un suspiro. Compro pocos discos, pero este de verdad ha valido la pena. ¿Que queréis que os diga? Yo ya me he enamorado.
Calificación: 10/10
Un 10 ¡Estamos que lo tiramos oigan! 😛
A mi estos cada vez me gustan menos. Me había gustado bastante el primer disco en español pero ahora no quiero ni comprobar si me sigue gustando porque me temo lo peor y prefiero quedarme con el recuerdo. El Vivalaguerra me pareció un rollo y este lo trago solo a ratos. En mi opinión hipersobrevaloradísisisisismos.
Desde luego tú por rajar… jejeje. A mí me parece mucho mejor que Vivalaguerra y es de lo mejorcito que he escuchado este año. Aunque para gustos, colores…
Un refrán muy sobrevalorado también jeje