The New Raemon – Tinieblas, Por Fin (2012)
Apenas un año después del magnífico «Libre Asociación», uno de mis discos favoritos de 2011, The New Raemon vuelve con un disco que refleja el oscuro momento que atraviesa nuestro país.
«Tinieblas, Por Fin» no es un álbum conceptual (aunque bien podría serlo), sino un fiel reflejo de unos tiempos inciertos, cargados de rabia y en el que los poderosos (como ha sucedido a lo largo de toda la historia) oprimen a los más débiles hasta la extenuación. De toda esa rabia contenida es una clara muestra «Risas Enlatadas», el corte que abre el disco. Suenan risas enlatadas/ al tropezar con el pesar/ de una rabia extraordinaria/ me echo a perder/ dentro de la boca del lobo… es tan sólo parte de la letra de una canción que convierte esa rabia y esa frustración en una emoción a flor de piel.
Más angustioso todavía resulta el tema que da título al álbum, «Tinieblas, Por Fin», donde de nuevo sale a relucir la crisis que no hemos provocado y por la que nos siguen haciendo pagar: Tinieblas al fin/ ya están aquí/ que carguen con ellas/ los perros en la sombra/ con su pan se las coman/ y se las traguen al fin…
No puedes ver la tele durante diez minutos sin sentirte estafado. Sentí que no era correcto cantar sobre otra cosa en este momento, ha dicho Ramón Rodríguez sobre este disco. Pero lo quería hacer con letras sutiles, no politizando. Es como cagarte en estos señores de una manera elegante. Estas declaraciones no podrían ser más acertadas. Las letras de canciones como «La Ofensa» o «Casa Abandonada» demuestran como es posible criticar una situación cada vez más insostenible sin convertirse en el cantautor de turno que llama a la gente a las barricadas.
«Galatea» o «Centinela», como todas las canciones del álbum, podrían tener varias lecturas. Tal y como ha dicho su autor, «Galatea» podría hacer referencia, obviamente, al mito de Pigmalión, pero también podría hablar de un sueño inalcanzable, un ideal que perseguimos sin éxito. «Centinela» quizás sea una de las canciones más bellas y con un tono más romántico (siempre según la forma de expresarlo de The New Raemon). Pero es, sin dudarlo, «Marathon Man», el himno más contagioso y épico de «Tinieblas, Por Fin». También el más esperanzador y positivo a su manera: …me suelen dar la espalda/ pero ya no me espanta…
«Grupo de Danza Epiléptica» habla de la posibilidad del cambio que quizás sólo podamos provocar nosotros, la sociedad. Si tan sólo un paso al frente/ cambiara nuestra suerte/ siempre fuimos cobardes al pisar este suelo/ verdades solitarias que pudren por dentro… parece una declaración conformista, pero se transforma en todo un mantra positivo: …tan sólo un paso al frente y cambiará mi suerte… El cierre lo pone «Devoción», ralentizando el ritmo del disco y con una duración que dobla a casi todas sus predecesoras (siete minutos frente a los poco más de tres, a veces menos, de la mayoría). Es también la más compleja musicalmente, con constantes cambios de ritmo y que tanto podría recordarnos a Pink Floyd como a los Neurosis de «A Sun That Never Sets» pasándose al pop, con un tic-tac de reloj que nos deja una sensación de desasosiego en el cuerpo.
«Tinieblas, Por Fin» es una nueva demostración de fuerza de The New Raemon, y la confirmación de uno de los artistas más brillantes y completos de este país. Cuando la mayoría siguen mirando hacia otro lado, Raemon hace un ejercicio de honestidad y decide hablar de nosotros, de la sociedad, de un presente oscuro y un futuro tan incierto como negro. No sé si «Tinieblas, Por Fin» es una obra maestra, y probablemente no sea a mí a quién le corresponda decirlo. Pero lo que sí puedo decir es que es, sin duda, un disco necesario.