Vigo Transforma (viernes)
El viernes la acción se trasladaba al Muelle de Transatlánticos de Vigo y arrancaba a las 19:00 con Triángulo de Amor Bizarro. Pero no pude llegar a T.A.B. ni a Devendra Banhart (hay que coger el coche, aparcar, y además algunos trabajan por la tarde), así que aparecí directamente cuando Jeff Tweedy ya se había subido al escenario.
El Muelle de Transatlánticos estaba completamente lleno y Jeff Tweedy interpretaba canciones suyas y de Wilco acompañado únicamente de su guitarra. Luciendo gafas de sol ante la espléndida y calurosa tarde viguesa, Tweedy no pudo resistirse a lucir la bandera tricolor en estos días de pasión por La Roja. Aunque no fuese lo más animado para un festival, la hora era prudente y sus temas, en especial los de Wilco, fueron bien recibidos por el público.
The xx llegaban a Vigo como la sensación de la temporada, uno de los grupos revelación del año pasado que muchos se quedaron sin ver el pasado mes de mayo en la Casa da Música do Porto, donde ya habían colgado el cartel de «no hay entradas» meses antes. Así pues, era quizás el grupo más esperado del viernes y no defraudaron. Arrancaron con la pieza instrumental que abre su primer y único álbum e interpretaron todas o casi todas sus canciones. Las poses de Oliver Sim y su chulería de «encantado de haberse conocido» provocaron más de un grito adolescente, pero las protagonistas eran las canciones. La sensualidad de las voces de Romy Madley Croft y Oliver brillaban en «Heart Skipped a Beat», «Shelter» o «VCR». Es cierto que se traen muchas bases pre-grabadas y quizás se agradecería una batería, pero tampoco se echaba excesivamente en falta. Las habilidades de Jamie Smith en los mandos electrónicos bastaban junto con la guitarra de Romy y el bajo de Oliver, que agarraba las cuatro cuerdas con pose desafiante. Momentos estelares fueron los de «Islands», «Crystalised» o «Basic Space», que hicieron las delicias de un público que ya abarrotaba el muelle vigués. Fueron quizás lo más destacable del viernes.
Aunque hacía muy poco que habíamos podido disfrutar del directo de Fanfarlo en el Festival do Norte, nos habían dejado muy buen sabor de boca. No hubo sorpresas y los británicos, comandados por el sueco Simon Balthazar comenzaron al igual que entonces con «The Walls Are Coming Down» y repitieron casi a pies juntillas el concierto que dieron en Vilagarcía de Arousa. «Finish Line», «Ghosts», «I’m a Pilot» o «Harold T. Wilkins or How to Wait for a Very Long Time» animaron de nuevo a toda la parroquia indie a bailar y a cantar. Acabaron también esta vez con «Luna» y, aunque no nos pillaron por sorpresa, dieron un buen concierto.
Muchos son los que tachan de «populistas» los conciertos de Love of Lesbian, que tiran siempre de los mismos recursos, etc, y no les falta parte de razón. Pero lo único que sí es absolutamente cierto es que siguen llenando cada concierto y haciendo botar a todo el público. El repertorio se basó principalmente en su último trabajo, «1999», pero también hubo espacio para agradecer a los que los seguimos desde tiempo atrás con una dedicatoria especial de «Noches Reversibles» y «Los Colores de Una Sombra». «Incendios de Nieve», con su estribillo nacido para ser coreado y aparición sorpresa de Iván Ferreiro sobre el escenario, servía para poner fin a la primera parte más «seria» del concierto y pasar a la más juerguista. «Ectoplasta» o «Me Amo» (dedicada al futbolista Puyol) fueron encauzando el concierto a un final en el que sonaba «Algunas Plantas» por detrás mientras los lesbianos lucían traje primavera-verano del «Amante Guisante» y se marcaban una coreografía en plan «El Hormiguero».
Os Mutantes llegaban desde Brasil como una banda que ha sido muy influyente y que tuvo su época dorada en los 60 y 70. A veces una retirada a tiempo es una victoria, y está claro que su reunión en 2002 (se habían separado en 1978) no debió prolongarse de esta forma. Su psicodelia llevada hasta el extremo sobre el escenario hizo que ni siquiera sus más fieles seguidores reconociesen sus canciones, que no eran ni la sombra de lo que fueron, incluyendo la popular «A Minha Menina». Sus vestimentas, a medio camino entre el vestuario de «Hair» y la tuna universitaria, tampoco ayudaron mucho. Raros, raros, raros.
Tenía muchas ganas de ver a Miike Snow. Quisieron hacer una puesta en escena original y aparecieron con máscaras sobre el escenario. Empezaron con una versión bastante descafeinada de «Cult Logic» y siguieron con canciones como «Burial» o «Plastic Jungle». A mí me gustó el disco, pero en directo los temas se alargaban, sonaban distintos y perdían buena parte de su encanto. «A Horse Is Not a Home», que en el álbum suena brutal, aquí sólo tuvo fuerza en su final. No estuvieron a la altura de las circunstancias pero, aún así, el final con la fantástica «Animal» era tan esperado que lo disfrutamos como enanos.
Eran las 2 de la mañana y tocaba retirada. Cuando menos, había que reunir fuerzas para bailar con Orbital el sábado.